Denuncian la presencia de ratas y una gran acumulación de residuos, que pone en un gran peligro a los vecinos.
"Las ratas son enormes, es imposible vivir”, señaló una vecina en referencia al basural que se asienta en el Barrio Udaondo, en la localidad bonaerense de José C. Paz, que no reúne las condiciones ambientales para acumular residuos, y por ende, es centro de una causa judicial impulsada por los propios habitantes de la zona.
Sin embargo, dicho foco contaminante sigue desarrollándose, reflejando el desamparo y el peligro al que están inmersos los vecinos. Las alimañas y los roedores esquivan el transitar constante de los camiones municipales que ingresan y egresan de la Planta de Tránsito de Basura, que los moradores del Barrio Udaondo aseguran que no es tal.
En este sentido, Lorena dejó en claro que “no tendría que estar habilitado, porque no reúne las condiciones para ser una planta de tránsito. Para empezar, no es techado, y la cantidad de camiones no es la necesaria, ni siquiera tienen la carga tapada”.
Dicha problemática comenzó hace una década, cuando los desechos comenzaron a ser arrojados al predio ubicado en la calle Handel 7700. En 2013, luego de una primera denuncia en la Defensoría del Pueblo de La Plata, los vecinos denunciantes acudieron a la Justicia, iniciándose un expediente en el Juzgado en lo Contencioso y Administrativo Nº 1 de San Martín.
Al respecto, la mencionada mujer reveló que “logramos la clausura, pero al otro día la violaron”. No obstante, casi diez años después, desde la querella reconocieron que “está todo parado. Por eso necesitamos una mayor intervención del Juzgado, porque, apenas empezó la causa, habían arrancado a limpiar el basural. Pero ahora está hecho un desastre”. En base al testimonio de los habitantes, las montañas de basura alcanzan 4 metros de altura y 400 metros de largo. Residuos que luego se entierran en los pozos cavados por maquinarias. El riesgo de ello radica en que dicha zona no cuenta con agua potable, por lo tanto, los moradores están expuestos a beber agua contaminada.
Por si fuera poco, debido a la gran acumulación, las afecciones respiratorias están a la orden del día. Un infierno que le adjudican al municipio: “Los camiones corresponden a la municipalidad”. Por dicha razón, los vecinos consideran que “es pedirle al lobo que deje de comer”. Sin embargo, como enfatizó Lorena, seguirán insistiendo por la vía judicial, puesto que “queremos que al menos se respeten los requerimientos”.
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