La premisa de "abrir la economía al mundo" acompañará el gobierno libertario. El futuro de las relaciones con China y Brasil, hermetismo sobre Rusia y las implicancias del alineamiento con Estados Unidos.
Cecilia Degl'Innocenti
Javier Milei dio su primer discurso como presidente electo en un escenario que emuló a la oficina de prensa de la Casa Blanca, todo un símbolo de lo que se viene en política exterior, siendo éste uno de los ejes de los cambios radicales que el flamante mandatario promete implementar durante su gestión.
El desafío de Javier Milei presidente, en tanto, será moverse con cuidado en el concierto internacional, dejando atrás declaraciones que alteraron los canales diplomáticos con socios importantes de Argentina, como la potencial ruptura de relaciones con China y Brasil.
"Nuestra alineación geopolítica es con Estados Unidos e Israel. Esa es nuestra política internacional. No nos vamos a alinear con los comunistas", había anticipado Milei después de su triunfo arrasador en las elecciones primarias de agosto.
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Sus declaraciones ocurrieron poco después de que se anunciara la adhesión de Argentina al grupo BRICS junto con otros países como Irán, un detalle que toma otro color después de la masacre de ciudadanos israelíes en manos de Hamas del 7 de octubre.
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En otro momento de la campaña, Milei acusó a China de "asesina", mientras que Beijing se limitó a "invitar" al entonces candidato presidencial a visitar el país. En todo momento figuras del entorno de Milei fueron bajando el tono de sus declaraciones, en especial respecto a China, un país con el que Argentina tiene vigentes proyectos de inversión directa además de los 19.000 millones de dólares comprometidos en el swap.
Entre ellos Diana Mondino, la economista que estuvo encargada de transmitir los principales lineamientos en materia de política exterior durante la campaña. "Milei ha sido malinterpretado múltiples veces", apuntó Mondino, quien suena como futura canciller, en el podcast del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI).
En esa línea, aclaró que la postura de Milei es que "todo ese comercio va a seguir", pero que las relaciones las van a establecer "los privados". "De ninguna manera se cerrará el comercio con China o con Brasil", indicó, y agregó que el cambio va a ser que "no habrá contratos secretos" entre los dos gobiernos, "del estilo que tenemos ahora", incluida la base de observación espacial en Neuquén.
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Otro tema central será un Brasil bajo el mando de un gobierno que no solo está en las antípodas del pensamiento de Milei sino que participó activamente del armado de campaña de su competidor, Sergio Massa. Dejando de lado los aspectos ideológicos, incluido la amistad de Milei con el clan Bolsonaro, el desafío estará en el futuro del Mercosur, actualmente trabado.
"Lo que ha terminado sucediendo es que hay desviación de comercio", señaló Mondino sobre el bloque regional que atraviesa un momento clave por las negociaciones con la Unión Europea. Un detalle no menor es que el primer mandatario en llamar a Milei para felicitarlo fue el uruguayo Luis Lacalle Pou, el mismo que hizo tambalear al bloque al intentar negociar tratados por fuera. "Tenemos mucha afinidad", dijo Milei sobre esa charla.
La postura frente a Rusia, en tanto, permanece como incógnita. Más allá de la condena a la invasión de Ucrania, Milei todavía no dio definiciones respecto a las relaciones bilaterales con el país gobernado por Vladimir Putin, un aliado histórico del kirchnerismo. Si bien el presidente ruso felicitó a Milei y le deseó "éxito", según un comunicado oficial, desde el Kremlin mantienen la cautela.
"Tomamos nota de una serie de declaraciones que el señor Milei hizo durante la campaña electoral, pero nos centraremos y le juzgaremos principalmente por las declaraciones que haga después de la toma de posesión", indicó a la prensa el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, después de que se conociera el resultado electoral.
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Otro de los puntos que todavía no quedaron claros es la postura frente a los gobiernos autoritarios en Venezuela, Cuba y Nicaragua, aunque con base en la retórica de Milei, todo indica que no tendrá una posición ambivalente en los organismos internacionales como tuvo el gobierno de Alberto Fernández en las votaciones sobre temas por ejemplo de derechos humanos.
La única certeza, en tanto, es el alineamiento estratégico con Estados Unidos e Israel, tanto que el propio Milei anunció que viajará en la previa a la investidura presidencial. Un alineamiento que tendrá eco en otras áreas, como Economía, por las negociaciones con los acreedores por la deuda externa y nuevas fuentes de financiamiento; y Defensa, en el marco de los compromisos de compra para modernizar de las Fuerzas Armadas que encaró el gobierno saliente de Alberto Fernández.
Con respecto a Malvinas, el gobierno libertario apuntará a una "relación fraternal" pero se aferrará a la constitución nacional. Además, Mondino anticipó que "los deseos de los isleños" no serán tenidos en cuenta en una eventual mesa de negociación con el Reino Unido, pero que como "son argentinos" deben tener "igualdad ante la ley".
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Apertura comercial
En términos de comercio, idea de La Libertad Avanza es abrir la "protegida" economía argentina, para que los privados compitan en las grandes ligas sin ningún tipo de trabas. Esto implica la eliminación del SIRA, el sistema que implementó el gobierno para las importaciones y que, según la visión del nuevo gobierno, "la gente cree que es un problema de divisas pero consiste en que el gobierno decide quién y qué cosas se puede importar".
"La relación comercial de cualquier particular o de cualquier empresa sigue con la total libertad que tienen ahora y que van a seguir teniendo. Al contrario, van a tener mucha más libertad porque no van a tener la interferencia actual de los intermediarios", aclaró Mondino en la previa a las elecciones generales.
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