El cierre de listas del Frente de Todos parecía una pintura inmejorable, hasta que el volantazo de Agustín Rossi en Santa Fe hizo desteñir el lienzo.
Quizá el frente santafesino sea un talle muy chico para que entren todos en una boleta o el peronismo provincial un talle muy grande para ajustarse a un listado que parece apretar demasiado. Ni si quiera aflojando un poco los cordones de los egos y bajando las pretensiones se logró, en la provincia de bota corta, acordar una lista que potencie las pretensiones del oficialismo nacional para las cámaras alta y baja del Congreso.
Es que el armado en todo el país fue casi perfecto desde el epicentro de la Rosada y sus alrededores con excepción de las provincias de Córdoba y Santa Fe. El primero de los casos no sorprende por las diferencias de antaño del partido provincial con el peronismo nacional; el segundo, a simple vista, podría haberse evitado. Más aún, cuando el viernes previo al cierre de listas el gobernador Omar Perotti habría acordado, nada más ni nada menos que con Cristina Fernández, una lista encabezada por Marcelo Lewandowski y María de los Ángeles Sacnún para el Senado, y Roberto Mirabella y Magalí Mastaler para Diputados.
Eso sí. Quién no entraba, ni a fuerza de un calzador, era el hoy ministro de Defensa en retirada, Agustín Rossi, figura importante de la política santafesina. Él lo sabía y se anticipó. No por nada le dicen “chivo”: saltó de ese zapato y diseñó otro de su talle, al que se llevó a la actual vicegobernadora de la provincia, Alejandra Rodenas, para que lo acompañe en la dupla con miras a la Cámara alta y a Eduardo Tognoli y María Luz Rioja para que sueñen con la Cámara baja.
Así, la vidriera santafesina quedó clara: Por un lado, la lista del actual gobernador y un sector del bielsismo (en otras oportunidades fueron separados) y, por otro, la lista delineada por Agustín Rossi y la vicegobernadora de Santa Fe.
De allí en más, un ida y vuelta de declaraciones y recorridas por los medios de comunicación de alcance local y nacional. Desde un sector se encendía la llama, desde el otro, se intentaba apagarla. Marcelo Lewandowsky fue de los que intentó apaciguar el fuego asegurando que las tenciones dentro del peronismo “solo van a favorecer a la oposición” y que las energías hay que ponerlas en resolver los problemas de la gente. Alejado de esa línea, Agustín Rossi continuaba oxigenando el fuego mediático: “Cuando haya que defender a Cristina voy a estar yo ¿O creen que Perotti la va a defender?”.
La “oficial” y los aliados
Si se tiene en cuenta el primer acuerdo entre la vicepresidenta de la Nación y el gobernador de Santa Fe no quedarían dudas, el apoyo -por el momento implícito- de la máxima referente del kirchnerismo sería hacia la lista “Celeste y Blanca”. Los propios precandidatos se encargaron de dejarlo en claro desde el primer día del acuerdo: Lewandowski y Sacnún, en sus redes sociales, hicieron explícitos los apoyos que hasta el momento tenían sujeto tácito.
Por su parte, Agustín Rossi, se encargó de poner en duda la jugada. “No me consta que Cristina haya acordado con Perotti”, repetía y de inmediato aprovechaba para asegurar que si así fuera nada le haría cambiar su pensamiento y fidelidad hacia la vicepresidenta. Es que, por sobre todo, esa es su línea argumentativa: perjura que la creación de esta lista para participar de las PASO es la herramienta que encontró para mantener al peronismo provincial dentro del Frente de Todos. Rossi asegura que Perotti quiere hacer “la gran Schiaretti” y romper el frente nacional.
Más allá de los nombres que se imprimirán en las boletas, hay acompañamientos territoriales y militantes indispensables para llevar adelante una extensa campaña y que, además, puede ayudar a completar la lectura sobre los acuerdos. En este caso, dos espacios que indiscutiblemente ponen el pie en los barrios son La Cámpora y el Movimiento Evita ¿Qué papel están jugando?
El espacio que lidera Emilio Pérsico a nivel federal cerró filas en Córdoba con la lista de Schiaretti y en Santa Fe con la de Agustín Rossi. Por su parte, la organización vinculada a Máximo Kirchner se encuadró de lleno en la lista oficial del Frente de Todos en la provincia de Córdoba, encabezada por Carlos Caserio y Martín Gill para la Cámara alta y baja respectivamente; y plasmó un acuerdo con la lista de Omar Perotti en Santa Fe, logrando acceder al segundo lugar en la nómina de precandidatos a diputados. Esta lectura, La Cámpora apoyando a las listas “oficiales” del Frente de Todos y el “Evita” coqueteando con las paralelas, es otro análisis que se escucha fuerte en la provincia.
Por todo esto, lejos parece haber quedado ese “nos pusimos de acuerdo y ganamos todos” que pronunció Alberto Fernández en C5N, dos días después del cierre formal de las listas. Aunque siempre parecía que había tiempo para ajustar los cordones y que todos queden dentro del mismo calzado, no fue así. Ni el pedido “ético” de renuncias a funcionarios candidatos (diseñado casi a medida para Agustín Rossi), logró el deseo de unidad en las boletas. El “chivo” prefirió dejar el Ministerio, antes que bajar su candidatura. Quizá fue Wado de Pedro, en declaraciones con Cenital, quien mejor sintetizó los sentimientos en la Rosada: “Lamento que el ejemplo de Cristina de priorizar el interés colectivo por sobre los individuales no haya llegado a todos los dirigentes”.
A esta altura, imposible volver sobre los pasos dados. Quedarán más de cuarenta días en los que los pies de los referentes santafesinos gastarán la suela haciendo campaña por separado y dividiendo recursos. Dando por hecho la interna entre “Celeste y Blanca” y “La Santa Fe que queremos”, solo resta esperar que en las generales de noviembre los calzados marchen juntos y que, en el mejor de los casos, estas dos botas sean un par.
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