Los desafíos en materia energética son múltiples y el descalabro macroeconómico que se heredará tornará compleja la tarea de reordenamiento.
La Administración Macri dejará una pesada mochila energética al finalizar su mandato. A consecuencia de la impericia y mala praxis de los gestores públicos del sector, el próximo gobierno deberá encarar una profunda transformación y normalización. Los desafíos en materia energética son múltiples. El descalabro macroeconómico (inflación, dólar, tarifas, riesgo país, tasa de interés) tornará compleja la tarea de reordenamiento energético. ¿Es posible comenzar la implementación de medidas en el sector sin antes ordenar la macro? La respuesta no es única. Claramente, sería deseable tener una economía normalizada, para luego ir encarando una a una las transformaciones energéticas necesarias.
Sin embargo, no será tarea sencilla conseguir éxitos macroeconómicos en al menos uno o dos años. ¿Puede el próximo gobierno esperar de brazos cruzados durante dicho lapso? De ninguna manera, es necesario ponerse manos a la obra inmediatamente. Hay una bomba tarifaria, a consecuencia del mix dolarización/inflación/diferimiento de aumentos/subsidios/otros que será muy difícil desarmar. Alberto Fernández señaló públicamente que las tarifas deben ser “desdolarizadas”, por cuanto no es justo ni equitativo que los argentinos (que reciben sus ingresos en pesos) paguen tarifas en dólares. Esto no significa bajo ningún punto de vista “congelamiento tarifario”.
Los subsidios a la energía, que nunca pudieron ser puestos en orden, son una carga insoportable para el deteriorado frente fiscal. Este aspecto tarifario será clave y determinante para el próximo gobierno. Alberto Fernández: "No hay nada más inmoral que no reaccionar ante la pobreza" Con relación a los combustibles líquidos y el reciente congelamiento de 90 días impuesto por un controvertido DNU, la próxima administración deberá ser cautelosa al momento de abordar la problemática. Tengamos presente que los bolsillos de los consumidores lucen exhaustos con tantos incrementos de precios, y que toda recomposición tensiona la tasa de inflación.
Párrafo aparte merece Vaca Muerta. Sabido es que se trata de un polo de crecimiento y desarrollo importantísimo a futuro. Para ello, es necesario generar las condiciones de infraestructura, financiamiento, marcos normativos y tributarios, que alienten las inversiones. Por ejemplo, promover la generación de clusters. El recurso de los no convencionales debe ser explotado en forma inteligente y con una mirada global. La potencialidad es enorme. Debemos actuar rápidamente para exportar los excedentes en la producción de los hidrocarburos que nos permitan generar las vitales divisas que el país necesita para atender sus compromisos internacionales. En cuanto al desarrollo de las tan esperadas energías renovables, en la actual crisis económica no parecen ser una opción de peso en la matriz energética. No obstante, deben continuar siendo alentadas por el Estado, sin que ello signifique distraer recursos presupuestarios a tal fin. El país cuenta con un potencial enorme, especialmente en eólica y solar. Macri se mostró con Vidal y prometió crecimiento para después de la elección Otro capítulo a tener en consideración será la tan mentada tarifa social, en un país que tiene alarmantes índices de pobreza. Los bienes energéticos son un derecho en los tiempos que nos tocan vivir.
El Estado federal y los estados provinciales deberán, con seriedad y responsabilidad, bregar por el acceso universal a los servicios de luz y gas. En aquellos casos donde fuese necesario, deberán acudir con una tarifa social moderna, que permita a los usuarios afrontar sus consumos. Finalmente, si la política entiende acertadamente los desafíos en materia energética para el 2020 y los sucesivos, debiéramos ser optimistas. Llegó la hora de gestionar el sector con cuadros técnicos competentes y comprometidos con una mirada moderna y racional.
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