Después de años de una fuerte lucha estudiantil, el boleto que habilita el pase libre para trasladarse en distintos medios de transporte (excepto, por el momento, en los trenes) se hace realidad para los estudiantes que cursan en instituciones públicas y privadas totalmente subvencionadas, que funcionan dentro de la Capital. Alcanza a los alumnos que asisten a los niveles inicial, primario y secundario, a establecimientos de educación especial y centros de formación profesional.

A fines de septiembre se abrió el trámite para acceder al beneficio: desde entonces, 273.000 alumnos tienen la posibilidad de inscribirse en la página web del gobierno porteño para dar inicio con los pasos requeridos.

Una vez que el sistema corrobora que el interesado asiste de manera regular a una institución educativa con domicilio en la ciudad, sin importar si se trata de un vecino local o de algún distrito del conurbano, el aspirante es derivado a la sede comunal más próxima al inmueble escolar.

Allí, se le otorga una credencial que lo identifica como estudiante y que, para que el beneficio se efectivice, debe ser exhibida al chofer del colectivo o al personal que controla los molinetes de ingreso a las estaciones de subte. El carnet tendrá vigencia hasta que finalice el ciclo lectivo.

Hasta ayer a la tarde 32.250 niños y adolescentes habían obtenido la credencial que hoy podrán estrenar para movilizarse a sus lugares de estudio. La mayoría de los primeros beneficiarios son estudiantes secundarios y del nivel primario.

Este sistema se modificará el próximo año, cuando el carnet sea reemplazado por el uso de la tarjeta SUBE. Se prevé que, en ese caso, el abono del viaje de cada alumno se imputará de manera similar a como ocurre con quienes hoy gozan de descuentos sociales, mediante información previamente registrada en el software.

Las autoridades esperan, además, que se convierta en una metodología de control de presentismo que servirá para confeccionar alertas ante algún problema que puedan sufrir los alumnos, confiaron a La Nación desde el Ministerio de Educación porteño.

“La instrumentación del boleto estudiantil constituye una herramienta más para que los chicos tengan todas las facilidades para llegar a la escuela“, dijo Soledad Acuña, responsable de la cartera educativa.

Hasta ahora, los alumnos que asistían a escuelas secundarias porteñas abonaban $ 0,55 por cada viaje si realizaban un trámite en la línea de colectivos que utilizan para ir a estudiar y podían acceder a un abono especial en el subte; el monto era de $ 0,05 para los chicos de primaria, que para viajar en subte no abonaban.

La ley que autorizó el lanzamiento de un boleto estudiantil fue aprobada en la Legislatura dos semanas atrás, con el respaldo de todo el arco político, aunque tanto la oposición como distintos movimientos estudiantiles cuestionaron que el beneficio imponga un límite máximo de 50 viajes mensuales, con un tope diario de cuatro pases, que deben realizarse de lunes a viernes en horario de cursada.

También hubo voces en contra porque no alcanza a estudiantes y docentes universitarios y terciarios. Adrián Lutvak, presidente de la Federación Universitaria de Buenos Aires (FUBA), había adelantado que el objetivo es poner en agenda una ley nacional que dé marco a un boleto que incluya a todos los sectores educativos para contrarrestar la deserción.

La inscripción

En la página www.buenosaires.gob.ar/boletoestudiantil, donde se certifica la regularidad del alumno y la escuela a la que asiste.

La credencial

El sistema asigna una sede comunal en la que se retira el carnet para presentar en los molinetes del subte o al chofer del colectivo.