En los años noventa vendía entradas en el teatro. Se casó con la sobrina de un multimillonario y se convirtió en empresario. El año pasado declinó su candidatura para impulsar la del ahora jefe comunal.
“Nací en la ciudad de Mar del Plata, el 9 de julio de 1974; soy el mayor de 4 hermanos, y actualmente estoy casado con Silvana, con la que formé una familia junto a nuestros dos hijos”, se presenta Emiliano Giri en su biografía de Facebook.
“En el Instituto Peralta Ramos, el colegio en el cual estudié, hice grandes amigos y recibí de mis profesores y Hermanos Maristas tres ideales inculcados por el fundador de la congregación y que se encuentran plasmados en el escudo internacional de ‘las tres violetas’, que significan humildad, sencillez y modestia”, agrega este empresario y funcionario que ayer fue detenido en una causa por corrupción.
Jura que empezó a trabajar a los 14 años y que desde entonces nunca dejó de hacerlo. A fines de los noventa se lo podía ver en la boletería del Teatro Colón, donde oficiaba de cajero junto con el hoy subsecretario de Cultura, Christian Rabe.
“Durante varios años me desempeñé en una de las cadenas de supermercados más grandes de la ciudad, pero mi desempeño y actitud me llevaron a querer siempre más y por eso en el año 2000, como miles de marplatenses, emigré a la Ciudad de Valencia, España”, cuenta.
En esa aventura fue clave su esposa, Silvana Martínez Melchor, sobrina de Francisco Roig, ex presidente del club Valencia y presidente del Roig Grupo Corporativo.
“Fueron años vibrantes, desarrollé mi carrera laboral en Roig Grupo Corporativo llegando a dirigir la compañía para toda Latinoamérica, permitiéndome incrementar mi experiencia en gestión a través de los diferentes desafíos que se presentaban dentro de la empresa”, comenta.
Según cuenta, Mar del Plata seguía siendo el horizonte donde imaginaba su crecimiento: “Así fue que decidí volver a la ciudad para aportar cada uno de los aprendizajes que recibí en mis inicios, con humildad, compromiso y la convicción de que la ciudad se merece mucho más”.
Como referente del grupo, en 2010 impulsó un proyecto para que la vieja terminal de Mar del Plata se convirtiera en un shopping a través de una obra del prestigioso arquitecto César Pelli. Pero su proyecto no prosperó.
Su regreso también requería apuntalar las empresas familiares Ripsa Pagos y el balneario Mariano, concesionado por la Municipalidad.
De la empresa a la política
Sus gestiones para que el proyecto de Pelli fuera encumbrado como iniciativa privada para transformar la vieja terminal lo hizo empezar a tejer relaciones políticas. Crítico del kirchnerismo, no tardó en mirar al PRO como su posible destino político. Llegó al partido de Mauricio Macri por contactos con el hoy presidente de Boca, Daniel Angelici, pero no pudo erigirse tan rápido como esperaba en el referente del espacio en Mar del Plata.
En 2013, Macri optó por el ex corredor de Turismo Carretera Eduardo “Lalo” Ramos para liderar el espacio y Giri emigró al partido de Francisco de Narváez: Unidos por la Libertad y el Trabajo, donde su mayor mérito fue ser primer candidato a concejal y alcanzar el 11,48% de los votos en las primarias.
En la semana previa a las generales del 27 de octubre, acompañó a De Narváez (entonces candidato a diputado nacional) y a José “Pepe” Scioli (el hermano del ex gobernador se postulaba a senador provincia) en una caravana por la costa.
La expectativa de Giri era ingresar al Concejo Deliberante, pero no lo logró: la lista que encabezaba obtuvo el 6,57% de los votos (24.641) y quedó lejos del 8,33% necesario para alcanzar el piso que se requiere para ganar una banca.
A partir de esa experiencia buscó nuevamente un lugar en el PRO, pero el sector encabezado por uno de los armadores políticos en la provincia, Emilio Monzó, pretendía cerrarle el paso a como diera lugar. La puerta se le entornó después de que a Lalo Ramos se le esfumara la ilusión de la política tras embestir con su auto, el 29 de marzo de 2014, el vehículo en que se movilizaba la familia de Thiago Joel Franco, de 5 años, que sufrió graves heridas.
Como parte de su campaña para reinsertarse en los primeros planos de la política local, Giri promovió un proyecto para trasladar la cárcel de Batán. “La cárcel lamentablemente nos ha generado una problemática de inseguridad, desarrollo urbano y desigualdad muy importante. Está enclavada en el corazón productivo de General Pueyrredon”, explicaba Giri. Pero nunca mencionó ese proyecto cuando luego fue designado funcionario.
Al margen de su interés por la política, otra de sus pasiones es el deporte. Hincha de Racing y de Peñarol, consiguió gambetear a la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) para viajar al Mundial de Brasil a ver a la Selección en 2014. Al menos así lo reconoció en un video que se propagó a través de las redes sociales.
Funcionario polémico
Iniciado 2015, no lo dudó: se postuló como candidato a intendente por el PRO. Tardó pocos meses en caer en la cuenta de que no iba a llegar y convenció a Carlos Arroyo de que formara parte de Cambiemos y compitiera con Vilma Baragiola en la interna.
Salvo por la foto que lo mostró con el dirigente ultraderechista Carlos Pampillón, por el que le achacaron vínculos con sectores neonazis, por esos días todo era alegría: tras derrotar a Baragiola en agosto, Arroyo fue elegido intendente en octubre. Y Giri se sentía su hacedor.
Cuando el 10 de diciembre Arroyo asumió la intendencia, nombró a Giri presidente del Ente Municipal de Turismo, pero a la vez le asignó la tarea de coordinar las áreas de Deporte y Cultura, lo que lo llevó a ser el funcionario más importante del gabinete. Una especie de supersecretario.
El aval a la designación no fue sencillo de conseguir. Mientras los demás presidentes de entes descentralizados lograron acuerdos unánimes del Concejo, Giri fue resistido. Sobre todo, por su doble rol de funcionario de Turismo y operador del balneario Mariano.
“Giri todavía no ha demostrado que se ha desvinculado de varias empresas que tienen relación con la Municipalidad, como por ejemplo el balneario Mariano y Ripsa, que a su vez está vinculada con Prestanet”, mencionó entonces el concejal de Acción Marplatense Héctor Rosso.
“Pedimos una documentación que respaldara su vinculación en las empresas que él es propietario y finalmente eso no pasó. Votamos en contra en su designación, para nosotros tiene manifiesta incompatibilidad para ejercer el cargo de presidente del Emtur teniendo en cuenta que es un empresario turístico. No mostró ninguna desvinculación porque tampoco figura en la página de la Municipalidad su declaración jurada”, agregó.
El nombramiento de Giri fue rechazado por toda la oposición, pero la mayoría oficialista logró imponerlo por 12 votos contra 11.
A comienzos de la temporada de verano, en momentos en que se organizaban sombrilleadas para exigir a los concesionarios más espacio de playa pública, Giri pareció irse por la tangente: dijo que la erosión costera era responsable de quitarle lugar a la playa pública, no los concesionarios. Pero siempre argumentó que ya no tenía intereses en el balneario Mariano porque había renunciado y habían quedado a cargo sus familiares. La pregunta de toda la oposición fue la misma: ¿cómo iba a controlar el titular de Turismo la concesión de su familia? El interrogante quizá hubiera tenido alguna respuesta si la causa de corrupción que lo mancha no lo empujara hacia el fin de su carrera política.
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