Boleta Única de Papel: una nueva forma de votar, 105 mil urnas nuevas y 80 millones de boletas a cargo del Estado

Boleta Única de Papel: una nueva forma de votar, 105 mil urnas nuevas y 80 millones de boletas a cargo del Estado

El Estado deberá asegurar la impresión y distribución de millones de boletas, unas 40 millones para las PASO y otras 40 para las Generales, y comprar urnas nuevas –ya que las otras quedarán obsoletas. Solamente cinco imprentas estarían en condiciones de imprimir una boleta que cumpla con el formato establecido.

 

Agustina Said

 

La aprobación de la Boleta Única Papel trae diversos desafíos de cara a las elecciones legislativas del 2025, comicios donde se implementará por primera vez la Ley aprobada el día de ayer: la impresión de unas 80 millones de boletas, rol que ahora deberá tomar el Estado –antes eran los partidos los encargados de la impresión, distribución y fiscalización–, supondrá un reto para el gobierno de Javier Milei, además de tener que asegurar de acá a menos de un año la provisión de 105 mil nuevas urnas –más pesadas que las anteriores, aseguran los especialistas– y capacitaciones tanto para las autoridades de mesa como para la ciudadanía. 

El martes 1 de octubre, la Cámara de Diputados, con 143 votos a favor, 87 en contra y 5 abstenciones, convirtió en ley la Boleta Única Papel, reforma impulsada desde el oficialismo y la llamada oposición dialoguista. Su aprobación implica que se modificará la forma de votar a partir de las elecciones del año que viene, es decir que establece un nuevo sistema de votación, dejando atrás la tradicional papeleta partidaria.

Para ex funcionarios y especialistas, la implementación de este cambio en el sistema electoral implica diversos desafíos. 

En las elecciones anteriores, con el sistema de boletas partidarias, eran los mismos partidos políticos los encargados de imprimir sus propias boletas, con financiamiento estatal. Así, eran los partidos los encargados de la impresión y distribución de boletas, y de la fiscalización para que estas estén en la sala de votación, lo que asfixiaba las arcas partidarias muchas veces y dejaba en desventaja a los agrupaciones más chicas. Tras el cambio de sistema hacia la Boleta Unica Papel, será el Estado el responsable de imprimir la boleta y el encargado de hacer que esa boleta llegue al famoso “cuarto oscuro”. 

Marcos Schiavi, quien estuvo a cargo de la Dirección Nacional Electoral –dependiente del Ministerio del Interior– durante el gobierno anterior sostiene que, apenas se apruebe la reglamentación de la Ley, el Estado deberá salir a licitar la impresión de boletas. “Van a licitar calculando que necesitan imprimir 80 millones de boletas, para las PASO y Generales. Son un montón de boletas”, agrega Schiavi. Esto implica un desafío para el Estado, que nunca tuvo a su cargo ese rol.

“Un problema extra respecto a las boletas es que hasta 60 días antes, los partidos no presentan los candidatos y las listas definitivas. Entonces, el Estado tiene poco tiempo para salir a imprimir las boletas”, agrega Gerardo Scherlis, doctor en Ciencia Política e investigador del Conicet. 

“Son solamente cinco las imprentas en el país que pueden cumplir con el diseño de boleta que se estableció en el marco legal”, sostiene Facundo Cruz, politólogo. “Una de ellas, es Casa de la Moneda, organismo público nacional que este Gobierno planteó que había que cerrarlo, pero que ahora va a necesitar”. 

Fue el vocero presidencial, Manuel Adorni, quien ayer confirmó la reestructura de la Casa de la Moneda al asegurar que “en la Argentina que ya no imprime billetes para financiar a la política poco sentido tiene seguir con este absoluto despilfarro para mantener una estructura al servicio de los degenerados fiscales”. Y agregó que “la readecuación de la Casa de la Moneda es el último clavo en el ataúd de la inflación”.

La rionegrina Mónica Silva fue la principal impulsora del modelo santafesino de boleta única, y en el recinto podría imponerse su criterio. Prensa Senadora Mónica Silva

Además de las nuevas boletas, el Estado deberá adquirir nuevas urnas. “Estas serán más pesadas, para que entre la boleta, que será más grande también. Esto genera un cambio en la logística, ”, agrega Schiavi. Cruz coincide: “Necesitas urnas donde entren estas boletas, conocidas como ‘boletas frazadas’, que tengan el tamaño para almacenar el voto de al menos 350 electores”. 

También, sostiene Schiavi, el Estado nacional deberá llevar a cabo capacitaciones tanto para las autoridades de mesa como para los ciudadanos, de cara a 2025. Sin embargo, Schiavi sostiene que, pese a las modificaciones y esfuerzos que debe hacer el Estado en menos de un año, la capacidad de llevar a cabo una buena elección legislativa dependerá también de cuán ávida esté la ciudadanía por interiorizarse en el tema y acercarse a la elección. “Pero una ciudadanía descreída y harta de la política y de las discusiones electorales, como la que estamos viendo, va a ser una ciudadanía menos receptiva a los nuevos cambios”, sostiene. 

“Por eso, es importante que el gobierno enfatice a través de los medios de comunicación como votar bajo esta nueva modalidad de voto”, agrega Juan Negri, doctor en Ciencia Política y profesor de la Universidad Torcuato di Tella. Si esto no sucede, agrega Negri, llegará mucha gente a las mesas de votación en las elecciones del próximo año sin saber como hacer, como votar. “Ahí las provincias juegan un rol fundamental también” 

La gran incógnita, sostienen los especialistas, es que hará la Provincia de Buenos Aires, quien históricamente hizo las elecciones conjuntamente con las nacionales. “Sin embargo, no veo que el gobernador Kicillof vaya a querer simultaneidad para las próximas elecciones”, sostiene Scherlis. “Hay que esperar a ver si decide hacer las elecciones provinciales con Boleta Única ese día, con otro método otro día o incluso con otro método el mismo día de las nacionales”.

“Sin embargo, pese a todos los desafíos de implementación que puedan presentarse, no hay ninguno que no pueda solucionarse para llevar a cabo una elección exitosa”, finaliza Scherlis. 

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