El intendente y la directora de Anses, los principales referentes político de Mar del Plata, intentan aislar sus armados de las batallas que libran dirigentes de sus partidos en otras esferas. ¿Lo lograrán?
Por Mariano Suárez
Guillermo Montenegro comenzará este jueves atento a lo que ocurra en el operativo de desalojo del predio del barrio Las Heras, un conflicto que lleva 10 días y que se llevó buena parte de la atención en Mar del Plata. Lo hace lejos de las peleas intestinas que protagonizan los dirigentes nacionales que integran el Pro. Similar, en ese aspecto, es la visión de Fernanda Raverta, líder del Frente de Todos en Mar del Plata. En medio de tensiones –a veces muy marcadas- entre los principales referentes del espacio, la directora Ejecutiva de Anses hace esfuerzos para que eso no repercuta en su armado local.
El conflicto con los vecinos del barrio Las Heras sacó al jefe comunal de un perfil bajo que arrastra desde hace algún tiempo. En tiempos donde el humor social no es el mejor debido a la crisis económica que atraviesa el país. Con ese marco, Montenegro se aleja de los medios de comunicación y centra su “diálogo” en el cara a cara con los vecinos y las redes sociales.
Sin embargo, a partir de la toma decidió volver a los medios de comunicación con una postura dura: “Los que toman tierras son delincuentes y yo no negocio con delincuentes”, dijo. El gobierno local llevó rápidamente el conflicto al plano judicial: demandó a los ocupantes y pidió a la justicia que desaloje el predio municipal que, además, cumple una función estratégica en la zona para evitar inundaciones.
Tras un revés judicial de primera instancia, la apelación del jefe comunal y del fiscal Juan Pablo Lódola encontró en la Cámara de Apelaciones y Garantías la respuesta que buscaban desde el comienzo: ordenó al juez de Garantías Saúl Errandonea que desaloje el predio, con la utilización de la fuerza pública en caso de ser necesario.
La medida se implementará este jueves entre las 8 y las 10. Hasta allí llegarán funcionarios y trabajadores de distintas áreas del municipio (Seguridad, Emsur, Desarrollo Social y Salud). También la policía en caso de que los manifestantes se resistan a cumplir el mandato judicial.
En el municipio confían en que el desalojo se pueda concretar sin violencia. De hecho, la mitad de las familias ya abandonó el predio de la calle Fortunato de La Plaza. Los que permanecen aseguran que no se irán sin un compromiso de las autoridades de gestionar algún tipo de vivienda. El municipio mantiene, tajante, su postura: “Están cometiendo un delito y no vamos a negociar en esos términos. Si dejan el predio sin violencia el viernes abrimos una mesa de diálogo”, prometen. “Si no se van no hay diálogo posible”, insisten.
En medio del conflicto, el jefe comunal y su equipo denunciaron que el Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE), una organización liderada por Juan Grabois (integrante del FdT), lideraba la toma. El jefe de la bancada Vamos Juntos, Agustín Neme, fue más allá y compartió una nota realizada el 8 de septiembre en el que una manifestante del MTR afirmaba que el delegado del Instituto de la Vivienda de la provincia, Mariano Zurita, les había compartido un mapa con la ubicación de terrenos provinciales para que los piqueteros pudieran tomar, algo que fue desmentido por el propio funcionario.
“Está claro que la toma fue organizada. Llegaron con camionetas y logística. No tenemos elementos para afirmar que la organizó una organización social en particular”, admitió un alto funcionario municipal. Algo similar deslizan desde la justicia.
La mención es de poco peso en la investigación judicial. Es un testimonio de hace más de un mes, sin ninguna prueba concreta y habla de terrenos provinciales, no municipales como el que está tomado. Sin embargo, sí fue suficiente para el escarnio mediático: dirigentes del PRO de la provincia, encabezados por Cristian Ritondo, pidieron al gobernador Axel Kicillof que eche al funcionario. El argumento sirvió para insistir en la vinculación entre el Frente de Todos y la toma.
El respaldo que recibió el jefe comunal de Ritondo y varios intendentes dista de la realidad que vive el PRO, enfrascado en sus peleas internas, especialmente entre sus dos principales aspirantes a la presidencia: Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich. Cerca del intendente algunos funcionarios suelen repetir que si el Frente de Todos todavía tiene alguna chance de sostenerse en el poder a partir del año próximo es justamente por las internas de la oposición.
Con esa concepción del tiempo político, el intendente de Mar del Plata intenta mantenerse al margen de las disputas. De hecho, en las últimas horas varios intendentes salieron a respaldar la candidatura de Jorge Macri como jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, luego de que Rodríguez Larreta diera signos de apoyo a la dupla Martín Lousteau y Soledad Acuña. Montenegro no habló del tema.
El jefe comunal siempre recuerda que el impulso para llegar a la intendencia de General Pueyrredon se lo dio María Eugenia Vidal (la silenciosa tercera en discordia entre Larreta Bullrich) y en los últimos tiempos exhibió una buena sintonía con Rodríguez Larreta. Sin embargo, también fue anfitrión de la presidenta del PRO cuando visitó la ciudad y convocó a cientos de militantes y dirigentes a una cena en la zona de Playa Grande.
“Recibimos a todos”, repiten cerca de Montenegro, que incluso se esfuerza por mantener sin fisuras su alianza con Maximiliano Abad, líder de la Unión Cívica Radical y principal socio político del intendente. Más allá de esos esfuerzos no ocultan su “incomodidad” con este tipo de actividades más cercanas a la campaña electoral que a la gestión local. El intendente y su equipo saben –y miden- que el humor social repele las discusiones electorales y que lo último que esperan los marplatenses es ver al intendente meterse en la interna de los precandidatos.
En el Frente de Todos local el escenario tiene varias similitudes. Las internas hoy no están tan declaradas como en Juntos por el Cambio, pero la tensión es palpable. El desembarco de Sergio Massa al frente del Ministerio de Economía trajo algo de calma a un Gabinete que se había acostumbrado a los sacudones constantes, pero todavía hay una deuda pendiente clave para cualquier aspiración: controlar la inflación.
A partir de ese logro –o no- se empezará a armar la oferta electoral para el año próximo que hoy tiene un punto de tensión evidente: gran parte del Frente de Todos plantea discutir la eliminación de las Paso, mientras que el presidente Alberto Fernández se aferra a la herramienta para no quedar fuera del tablero. Esa resistencia del presidente lo pone cada vez más lejos de la vicepresidenta Cristina Kirchner.
Fernanda Raverta, directora de Anses y dirigente de estrecho vínculo con la vicepresidenta, no desconoce esa realidad, pero trata de que Mar del Plata sea una isla ajena a esas disputas, a veces más ruidosas, otras más subterráneas. Hasta ahora consigue sostener una buena armonía en el armado local. Este sábado revalidará su liderazgo en Mar del Plata cuando sea anfitriona del Congreso del PJ provincial que se realizará en el club Once Unidos y que tendrá a Máximo Kirchner como único orador.
De hecho, en los momentos de mayor tensión a nivel nacional, cuando parecía que los bloques en el Congreso se partían, la directora de Anses ya había desplegado las herramientas necesarias para evitar la ruptura en el plano local. Y más allá de aquel cimbronazo que no llegó a un quiebre en líneas generales la bancada de concejales y el resto de los actores del Frente de Todos trabajan en la misma sintonía.
El director del Correo Argentino Rodolfo Iriart es quien se mantiene por fuera del esquema mayoritario y parece difícil que se revierta esa situación de cara a la próxima elección. Pero eso no detiene a Raverta en su intención de ampliar al máximo posible el espacio opositor en la ciudad. Uno de los objetivos es lograr que Acción Marplatense trabaje en conjunto para enfrentar a Montenegro el año próximo.
Hubo momentos en los que ese acuerdo pareció más lejano, pero en los últimos meses el partido liderado por Gustavo Pulti endureció su postura y pasó de ser considerado un aliado del oficialismo a ser nuevamente opositor.
Pese a las enormes diferencias que los separan, Montenegro y Raverta se identifican no sólo como adversarios políticos, sino como los dos principales referentes de la ciudad. Por eso cada uno se esfuerza por mantener satisfechos a los propios: “El rival está enfrente, no en casa”.
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