Las movilizaciones del sábado por el día de San Cayetano tuvieron como eje dos mensajes por parte de las organizaciones sociales: reafirmar el apoyo al FdT y expresar el descontento social al nuevo ministro.
En su última columna en el Diario Ar, Juan Grabois aseguró que “la paz social está en peligro”. Fue un aviso para el Gobierno de un dirigente que si de algo carece es de condescendencia al Frente de Todos, espacio político que apoyó en 2019.
El mensaje de Grabois se materializó el sábado con una multitudinaria marcha de las organizaciones sociales y políticas que componen la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (UTEP), que avanzó desde la Iglesia de San Cayetano, en Liniers, hasta Plaza de Mayo. El fin fue no solo reafirma el apoyo al Gobierno sino, dejar un mensaje concreto del descontento social generalizado que existe por la situación económica que desató Mauricio Macri y profundizó la pandemia.
El Estado, a través del ministerio de Desarrollo Social, hizo un significativo esfuerzo para contener a los más desprotegidos, ejemplificados en el IFE y ATP en 2020 y la ampliación de la tarjeta alimentar en 2021. Los números son contundentes: esa cartera comenzó el año pasado con 84 mil millones de pesos y este año terminará ejecutando cerca de 500 mil millones de pesos.
En este contexto, con un malestar social creciente y una jugosa caja que no alcanza, el actual intendente de Hurlingham, Juan Zabaleta asumirá mañana (martes) como nuevo ministro de Desarrollo Social. ¿Qué hará juanchi? es el mayor interrogante que se plantea desde las organizaciones sociales hasta la Cámpora. “Va a desembarcar tranquilo, la intención es no romper ni cambiar ninguna estructura”, comentan cerca del hombre que se ganó la confianza del presidente Alberto Fernández y reemplazará a Daniel Arroyo.
En principio, mantendrá los puestos de suma importancia: Emilio Pérsico seguirá a cargo de la Secretaría de Economía Social y Laura Alonso como la secretaria de Inclusión Social. Mientras el primero es encargado de manejar el Potencial Trabajo, la segunda administra las tarjetas Alimentar. Los dos planes más ambiciosos y de mayor gasto en Desarrollo.
En la diferencia conceptuales de los planes se plantea la discusión más fuerte de cómo debe gastarse los recursos: mientras las organizaciones sociales exigen que haya una transformación de los planes en trabajo genuino (potenciar trabajo), la Cámpora y el kirchnerismo más duro piensan más en lo electoral y pretenden robustecer las políticas “generales” de ayuda social (AUH y la Tarjeta Alimentar).
Zabaleta deberá lidiar con esta discusión y con las organizaciones sociales que ejercerán presión en el momento que más efecto tiene como en las antesala de las elecciones. Quien asumirá como ministro mañana es un intendente con larga experiencia en resolución de conflictos en un territorio complejo del conurbano bonaerense como Hurlingham, del que es todavía intendente. Conflictos que incluyeron una frontal disputa con La Cámpora por las listas de concejales en su propio territorio, saldada con su designación como ministro.
A priori, tiene las aptitudes y herramientas para manejar una cartera que será clave para que el Frente de todos pueda «manejar la calle». No obstante, no deja de ser un fierro caliente: una olla a presión que viene en ebullición desde el 2015.
Los resultados están por verse. El tiempo apremia y Zabaleta lo sabe. Veremos qué resultado se cosecha con el cambio de aire desde el miércoles en el edificio ubicado en avenida de 9 julio, donde se concentran las movilizaciones.
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