La bibliomóvil "El Principito" recorre comedores barriales, parroquias, escuelas rurales y plazas de la zona.
“Vamos con los libros a donde estés vos”, dice un pequeño folleto que distribuyen las integrantes de una biblioteca móvil infantil que surgió desde el dolor de una familia y un grupo de amigas y hoy lleva fantasía y cuentos a niños de la región. Con la premisa de difundir la importancia de los libros y promover el interés por ellos, una vez por semana el grupo de mujeres parte a algún destino con cuentos, juegos y souvenirs.
Son todas mujeres, la mayoría jubiladas, pero todas vinculadas de alguna manera a la docencia o la educación. El año pasado un hecho doloroso para las integrantes, motivó el origen de lo que hoy es la bibliomóvil “El Principito”, y está en camino a consolidarse como una asociación civil sin fines de lucro.
“A raíz de la dolorosa muerte de mi esposo, que era director del colegio técnico 'Agustín Mercau', decidimos homenajearlo creando esta iniciativa. Siempre en la familia tuvimos buena predisposición para hacer cosas solidarias por los demás y que sobre todo tengan que ver con la educación”, explicó Myriam Bocco, la mujer que está al frente de la bibliomóvil.
“Nos juntamos con mis hijas y con el grupo que integra la asociación y decidimos hacer la biblioteca ambulante con literatura infantil y juvenil para llegar a los lugares donde normalmente los niños no tienen acceso a la lectura; por eso vamos a los comedores, a las escuelas rurales, a los barrios, plazas, iglesias; donde nos inviten llegamos con los libros hasta allí”, aseguró la mujer que aún está al frente de la secretaría del Colegio Nº 15 y espera jubilarse.
Con naturalidad, Myriam, relató cómo fue el inicio de una acción desinteresada que persigue un fin multiplicador, pero cuyo origen no fue nada grato. La hija de ella es psicóloga, también integra la flamante asociación y explica de manera científica cómo pudieron convertir algo triste en una acción transformadora.
“Se llama ‘resiliencia’ a la capacidad de poder salir de la adversidad y transformar el dolor en acción para no quedarse paralizado o pegado ante el duelo. En la familia somos todos lectores, la lectura nos ha salvado en momentos muy importantes, nos ha ayudado. Considero que esto es poner el dolor en acción, en vez de paralizarnos, el dolor nos motoriza para salir afuera y brindar lo que podemos”, expresó Julieta Gómez, hija de Myriam y de padre fallecido Mario Gómez.
Luego de los primeros diálogos entre la familia y con el apoyo incondicional de otras amigas comenzaron a pensar en cómo implementar este proyecto solidario y cultural. Así fue como María Noelia, otra de las hijas de Myriam, que vive en San Luis y es docente aportó una buena cantidad de libros infantiles que formaron parte de un proyecto en la capital provincial y permitieron el inicio de la nueva asociación.
“La idea nuestra no es didáctica, o sea no vamos a dar clases ni vamos a enseñar nada, la idea es que el chico disfrute del libro. Tenemos una cantidad de libros para que los niños lo puedan tocar, lo puedan leer y les leemos nosotros, en general la idea es promover el disfrute del libro”, dijo Cristina Bazla, una de las docentes jubiladas que integra el grupo.
Una vez por semana, Myriam carga su vehículo particular con los 50 libros con los que cuenta y parte rumbo a alguna escuela rural, comedor infantil, parroquia o plaza de Villa Mercedes o algún poblado cercano para llevar la magia de los libros. La primera experiencia la vivieron hace varios meses cuando la bibliomóvil hizo su debut en la escuela rural de Río Quinto, que es multigrado y tiene una sola docente a cargo.
“Primero hacemos un juego que nos sirve de presentación para contarles quienes somos, luego ponemos mantitas en el suelo y sacamos los libros de las cajas. Allí alguna de nosotras comienza a leer uno de los cuentos. Los chicos empiezan a revolver los libros, hacen preguntas y nos piden que les leamos; es increíble pero nosotras vamos a dar y nos volvemos con mucho más de lo que fuimos”, contó Cristina, quien fue profesora de letras.
Las visitas a cada lugar, también dejan un pequeño souvenir, un presente, un “mimo” para los chicos. “Hemos inventado juegos como era antes el ponerle la cola al chancho hicimos algo similar, y proponemos que los chicos le pongan la corona al principito, y a los niños les encanta ese espacio lúdico. Además repartimos souvenirs, porque no es sólo darle un paquete de galletitas o un cuaderno, sino que yo trato de personalizarlo y ponerle alguna imagen del Principito, que se note que hubo una dedicación especial para ellos, porque eso lo perciben”, aseguró Julieta.
El grupo que compone la asociación está integrado además por Marina Bazla (hija de Cristina), Jorge Leguizamón, Estela Benítez, Liliana Olivieri y Belén Bardeci. En la agenda tienen visitas futuras a la escuela de El Morro (el próximo jueves), después al comedor de la parroquia San José, más adelante Juan Llerena, Lavaisse y otros destinos.
“Mi sueño es algún día poder contar con una combi o Trafic ploteada con la imagen de “El Principito”, que tenga anaqueles y estantes llenos de libros para poder salir y recorrer varias localidades de la provincia, llegar a alguna plaza o comedor y poder desplegar toda la magia de los libros y cuentos para los más chicos”, señaló Myriam Bocco, la mujer que está al frente de una asociación civil que ya comenzó a transmitir magia y fantasía para los más chicos.
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