El intendente radical ventiló un entramado de proveedores y parientes en el área económica comunal.
Nedela pidió echar a tres funcionarios que heredó de la gestión Slezack pero un acuerdo entre sectores peronistas trabaron el aval del Concejo Deliberante berissense
La pelea empezó, aseguran, en la mañana del 10 de diciembre cuando Jorge Nedela envió un mismo mensaje al tesorero Héctor Benítez, al contador Rubén Fernández y a la Jefa de Compras, Nora Dvorsky: “necesito sus lugares para poner gente de mi confianza”.
El pedido apuntaba a lograr las renuncias de estos tres agentes que, por la naturaleza de sus cargos, sólo pueden ser removidos con acuerdo del Concejo Deliberante.
Se asegura que los tres dijeron que no y que querían quedarse al menos un año y medio más en sus cargos para alcanzar el tiempo de sus jubilaciones. Pero otras fuentes juran que permanecen por expreso pedido del ex intendente Enrique Slezack para cumplir con una misión puntual: “emprolijar los papeles” ante requerimientos del Tribunal de Cuentas que pudiesen resultar en cargos económicos para el jefe comunal anterior.
La primera señal de resistencia, cuentan, la dio el tesorero Héctor “Tati” Benítez cuando en un pasillo del municipio se cruzó con el titular de Economía de la nueva gestión, el empresario panaderil Alberto Amiel, una figura central del macrismo berissense.
UN PASILLO CALIENTE
Amiel le recordó a Benítez, en duros términos, el pedido del intendente. Y la respuesta de Benítez fue aún más dura: “Cuando quiera hablar con un panadero hablo con el de la vuelta de mi casa, que es mi amigo”.
En los corrillos de la política berissense aseguran que ese cruce marcó un antes y un después en las relaciones entre el nuevo gobierno de Cambiemos y los funcionarios que dejó la gestión del peronista Slezack.
Cerrados los caminos de la negociación, Nedela decidió el lunes pasado doblar la apuesta y, en un hecho inédito para la política berissense, se presentó en el Concejo Deliberante para anunciar el envío del proyecto de decreto para la destitución de los tres funcionarios “atornillados”.
Y lo hizo en medio de denuncias vinculadas al manejo de las cuentas municipales durante la gestión anterior con acusaciones como “compraban por encima de los valores de mercado; pensaban que nunca iba a cambiar el signo político del gobierno y así iban a poder seguir arreglando los números”.
EL “NEDELAZO”
La bomba política que tiró Nedela apuntó a supuestas violaciones a la Ley Orgánica de los Municipios y pegó en la jefa de Compras, Nora Dvorsky, cuando señaló que el proveedor de sonido, Florencia Victoria Donato, era su hija y que se le habían librado varios cheques por $57.081.
Nedela también cargó contra el tesorero Benítez: “Firmó cheques por valor de $22.987 a nombre del proveedor Jorge Liliana Miriam que resulta ser su esposa”, dijo.
La mujer de Benítez habría vendido al municipio unos 5.000 huevos de Pascua. Respecto del contador Rubén Fernández, se le imputó “haber firmado esos cheques”.
La bomba de Nedela, a cuyos dichos algunos ya bautizaron “el Nedelazo”, tocó con sus esquirlas a la caliente interna del peronismo berissense donde la renovación que encabeza el joven Juan Ignacio Mincarelli sigue de punta con los partidarios del ex intendente Slezack.
DECISION DOLOROSA
Tres días después de las denuncias, los “mincarellis” tuvieron que tomar una decisión que fuentes de ese espacio calificaron como “dolorosa”: respaldar a los tres funcionarios acusados votando el pase a comisión del pedido de destitución.
“Quedamos pegados con una gestión a la que Juani (por Juan Ignacio Mincarelli) siempre criticó por su falta de trasparencia”, se quejaba en voz baja una militante de ese espacio.
Fuentes del mincarellismo, por su parte, justificaron la decisión en que “haber votado por las destituciones hubiese sido profundizar la división del peronismo y dejar que Nedela nos siga llevando puestos”.
Es que para muchos peronistas berissenses, el triunfo del intendente de Cambiemos se explica en que las elecciones de octubre pasado encontraron al PJ berissense muy débil, dividido como nunca antes.
El “Nedelazo”, en tanto, sacudió la estructrura de otra fuerza política local: el massismo que lidera Angel Celi.
En la previa de la escandalosa sesión del jueves pasado, donde finalmente no se votó por las destituciones al prevalecer la postura del peronismo de enviar el proyecto a comisión de Legislación, Celi condujo al bloque FR a la abstención.
LAGRIMAS MASSISTAS
La decisión no le gustó a dos concejales Sandra Cazorlio y el pastor evangelista Miguel Yacenko que, se asegura, estaban dispuestos a bajarle el pulgar a los funcionarios denunciados.
Cuentan que el más afectado por la decisión de Celi fue el pastor y que por el lado de Cazorlio hubo lágrimas de bronca por no votar las destituciones.
La historia de “los tres atornillados” sigue y habrá nuevos capítulos.
La política berissense no habla de otra cosa. Y algunos consideran que así Nedela logró el efecto político que buscaba, aunque no pueda desatornillar a los “atornillados”
Comentá la nota