Puntero del campeonato. Después de 13 años, el Celeste regresó a la punta y, de paso, igualó el récord de victorias consecutivas del club en AFA.
Fecha tras fecha Belgrano va probándose otra pilcha. Como si se tratara de un “nuevo rico” descubriendo que otro vestuario es posible, aunque todavía tenga que mirar de reojo buscando aprobación en el cambio. Así es este equipo del “Ruso” Zielinski, al que le cuesta abandonar el discurso de la mesura, pero que de a poco se va soltando y despega a una altura a la que no está habituado a volar.
El Celeste volvió anoche a la punta de un torneo de Primera División después de 13 años y en la misma jornada, como para que lo de anoche cobre mayor dimensión y notoriedad, sumó su quinta victoria consecutiva, lo que le permitió igualar su récord de éxitos sucesivos, en poder de uno de los mejores cuadros de la institución: el de 1971, cuando el club comenzaba a ganarse la consideración del resto del país.
Y la llave para regresar al sitial desde el que mira a todos desde arriba la aportó nuevamente el mismo jugador: Mauro Obolo, quien había abierto el camino para el 2-1 con que los de Alberdi se treparon a la cima el 19 de febrero de 2002 para mandar en el Clausura con un inédito registro de tres victorias para igual cantidad de fechas.
El delantero nacido en Arroyito ya tiene tres goles en este campeonato y le metió la cabeza a un centro que, en realidad, querían empujar los cerca de 35 mil piratas que, en función de las oportunidades perdidas por su equipo, gritaban a modo de súplica un insistente “para ser campeón, hoy hay que ganar”.
Cambio de chip
Se sabe que este Belgrano del “Ruso” ya se ganó el bronce hace rato. El ascenso ante River es parte no sólo de la historia del club, sino del fútbol argentino. Pero no se agotó en eso. Esta camada de jugadores ha sido una máquina de batir marcas del club y ahora intenta superar una que está emparentada con uno de esos equipos que, aunque uno no haya visto jugar, sabe que existió por la trascendencia de su actuación: el Belgrano del ‘71, ese de la famosa delantera con “la Milonguita” Heredia, “el Cuchi” Cos y “Bocadito” Quiroga.
Desde su primera aparición por el círculo superior, Belgrano sólo había ganado una vez cinco partidos consecutivos. En aquel Nacional del ‘71, con el equipo luchando por la clasificación en búsqueda del título, derrotó sucesivamente a Kimberley de Mar del Plata (3-1), Central Córdoba de Santiago del Estero (4-1), Banfield (3-1), Juventud Antoniana (3-2) y Gimnasia La Plata (1-0).
Mientras los jugadores reman y reman, en un festejo interminable y que se renueva a cada fecha, la hinchada también acompaña el cambio de look que el equipo transmite desde la cancha.
Anoche, la referencia al título no fue la tibia apuesta de una barra ilusionada. Porque su gente también va despegándose, de a poco, de ese cansador y reiterado objetivo del “colchón de puntos” con el que se asoció a sus campañas desde aquel ascenso en el Monumental.
“Esta hinchada se merece, se merece ser campeón”, sonó ayer más fuerte que nunca en el Kempes. Es que como nuevo habitante de la punta y de los puestos de vanguardia, Belgrano le agarró el gustito a esto de soñar con los ojos abiertos. La punta es realidad.
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