El 14 de mayo habrá seis ofertas políticas para las elecciones generales pero este domingo sólo Cambiemos irá a las internas para definir cuál será el candidato que intentará disputar la gobernación. Se enfrentarán dos diputados, un radical y otro del macrismo, con resultado incierto.
Por: Carla Pelliza.
Este fin de semana se dará inicio formal al calendario electoral con la primera votación del 2023. Será en La Pampa, una instancia interna en la que sólo se disputarán dos boletas de Juntos por el Cambio ya que el resto de las propuestas, en manos de otras cinco fuerzas políticas, lograron lista de unidad y recién estarán en el cuarto oscuro para las generales del 14 de mayo. Este domingo, entonces, un nombre radical y otro macrista pondrán en juego el armado que intentará competir contra el actual gobernador, el peronista Sergio Ziliotto, de buena medición en las encuestas.
En total, seis fuerzas políticas se presentarán en las elecciones. El PJ, con el mencionado Ziliotto; Juntos por el Cambio que aún deberá definir al candidato; el FIT-UNIDAD, con Luciano González; el Movimiento Federalista, con Héctor Fazzini; Comunicad Organizada, con Juan Carlos Tierno, destituido de la intendencia de Santa Rosa hace 15 años; y Claudio Acosta por el espacio Desde el Pie.
De todas ellas, sólo Cambiemos no logró un acuerdo de unidad y deberá enfrentar a dos candidatos en las urnas. Los nombres en disputa serán los de Martín Berhongaray, actual diputado radical que apareció en el mapa electoral casi por sorpresa, y Martín Maquieyra, compañero de interbloque que cosechó el apoyo de todas las tribus PRO pero que aguardará los resultados sólo junto a dirigentes locales.
Maquieyra recibió a todos los referentes nacionales de su partido y, después de la votación, estará en su ciudad, General Pico, para luego trasladarse a Santa Rosa. Allí, en la sede de la Fundación Pensar ubicada en la calle Luro al 145, se armará el búnker que lo recibirá cerca de las ocho o nueve de la noche para aguardar los resultados junto a otros referentes pampeanos. Berhongaray, por su parte, votará en el Colegio Provincia y esperará los guarismos en el Comité provincial de la UCR, también en Santa Rosa, en la calle Pellegrini 534. Estarán a unas 15 cuadras de distancia uno del otro.
La interna tendrá resultados bastante inesperados. En la previa fue imposible poder predecir, con encuestas, cualquier tipo de preferencia porque el sistema sólo permitirá que puedan sufragar los afiliados a Juntos por el Cambio y los independientes. O sea, personas que no estén afiliadas a ningún otro partido político. El gran temor de la oposición es que el peronismo pueda intervenir el domingo al impulsar la participación de ciudadanos no adheridos formalmente a su espacio pero sí identificados con él.
El hecho de que puedan votar los independientes tornó el resultado bastante impredecible. Si fuera una interna cerrada, la victoria asegurada sería de la UCR, con mayor volumen de afiliados que el macrismo. Pero al poder captar otros horizontes, se pusieron en juego factores adicionales con los que el PRO sacó a relucir todo su poder de fuego, principalmente por ser dueño de los “fierros” y tener capacidad para instalar temas en los medios de comunicación.
De hecho, esa fue una de las grandes acusaciones que se hizo en la previa. La utilización del juicio por el crimen de Lucio Dupuy para instalar a Maquieyra, autor de una ley redactada para que los docentes y médicos puedan denunciar casos de maltrato infantil. Ese hecho funcionó como una gran pantalla para elevar el nivel de conocimiento y poder captar voluntades independientes.
Por supuesto, todo eso se mechó con apoyos nacionales. Todos los dirigentes de volumen pasaron por La Pampa en las últimas dos semanas para mostrar su acompañamiento. También lo hicieron, mayormente por redes sociales, los radicales en el caso de Berhongaray. Ambos candidatos se dedicaron, en paralelo, a hacer trabajo territorial para complementar lo mediático, virtual y partidario con el contacto cara a cara para intentar convencer a la gente de ir a sufragar porque los independientes no estarán obligados a hacerlo.
Martín Maquieyra con Patricia Bullrich.
Al no ser obligatorias, se esperara una participación del 10% del padrón sobre un padrón total que, de por sí, ya es acotado, en torno a los 200 mil electores. Con un universo tan pequeño, las probabilidades de inclinar la balanza hacia uno u otro lado, tanto en la gobernación como, sobre todo, en los municipios, son muy grandes. Por ejemplo, si Santa Rosa, la capital, tiene 80 mil votantes, con que sufrague el 10%, ya se sumarían ocho mil votos.
En ese juego pisarán fuerte los intendentes que podrían mandar a votar, según los análisis de la oposición, boletas invertidas para que triunfe el candidato más débil a disputar en unas generales. Con 500 sufragios obtenidos de esta manera, el resultado final podría cambiar de un momento a otro, lo que tornó imposible la predicción del conteo final.
En total, el domingo habrá internas a concejales sólo en siete municipios y, de esos, nada más en dos habrá competencia por la intendencia. Justamente en el par de ciudades más populosas que concentran alrededor del 55% del padrón, Santa Rosa y General Pico. Por lo tanto, incluso podría darse un cruce: que el candidato radical gane la provincial y que el macrista triunfe en la capital pampeana o viceversa.
A nivel gobernación, se señaló a Berhongaray como el nombre más débil para enfrentar a Zillioto. Tanto desde el peronismo como desde el macrismo se difundió que, en el cierre de listas, hubo un llamado telefónico tardío para que se baje el candidato natural para disputar esa batalla, Daniel Kronenberger, un histórico para estos trotes. Esto fue desmentido desde las filas de la UCR y adjudicado a una operación amarilla al asegurar que este dirigente estuvo y está en la construcción del elegido para ir a la carrera electoral.
Berhongaray se empezó a preparar, hace mucho tiempo, para gobernar La Pampa, el lugar en el que vive. Según su postura, mantuvo una línea coherente, al igual que su partido, comprometida y honesta que lo posicionó para liderar el proyecto provincial. En base a eso, el radicalismo lo habría elegido para asumir el desafío que, para él, es un sueño personal que buscará transformar en un objetivo colectivo.
De todos modos, en la previa se definió la misión como difícil, con chances de un posible “batacazo” en el resultado, dando a entender que una victoria podría ser una sorpresa. Pero, una vez más, la modalidad de votación hará lo suyo para tornar al domingo en una jornada impredecible. Así como Maquieyra recibió a la plana mayor del PRO, el radical hizo lo propio el jueves con las visitas de Gerardo Morales, presidente del partido, y de Martín Lousteau, vice segundo del espacio.
Martín Berhongaray con Gerardo Morales y Martín Lousteau.
Estuvieron en Santa Rosa para arengar un “cambio” de la mano de un “radicalismo unido y renovado”, preparado para ganar las internas a la gobernación para impulsar un “Juntos por el Cambio mejor, con dirigentes e ideas nuevas”, según manifestó el senador y precandidato a jefe de Gobierno porteño. Por supuesto, también hubo palabras contra el kirchnerismo, descrito como un espacio que terminó un clico, y críticas al proceso de juicio político contra la Corte Suprema.
De la comitiva formaron parte varios diputados y senadores nacionales de la UCR como Rodrigo De Loredo, Flavio Fama, Emiliano Yacobitti, Eduardo Costa y el Presidente de la UCR bonaerense, Maxi Abad, entre otros. Todos se habían expresado a favor de Berhongaray en redes sociales y se hicieron presente para sumar volumen político en la previa.
El caso de La Pampa, comparado a otras discusiones, mostró que en algunos distritos Juntos por el Cambio pudo lograr disputar internas sin inconvenientes. La gran diferencia es que en esta provincia las primarias se tienen que realizar, con participación no obligatoria. Pero eso no garantiza la unidad de la alianza. Por ejemplo, en Mendoza habrá PASO pero todavía está latente la chance de ruptura.
Donde se rompió y se complicó el panorama fue en Neuquén. Con las alianzas cerradas el 3 de febrero y la posibilidad de impugnar nombres porque aún la Justicia electoral no los avaló, un sector de Cambiemos quiso prohibirle a Pablo Cervi, el candidato del radicalismo y del ARI, el uso del sello de la coalición. El diputado nacional y hombre para disputar la gobernación, tuvo un traspié esta semana cuando un dirigente del espacio de Miguel Ángel Pichetto le retiró su apoyo y anunció que buscaría evitar la utilización de la marca.
Cervi apelará a cada una de las impugnaciones porque ya fueron cerrados los Frentes y él inscribió el suyo bajo el nombre de JxC. Además, según su argumentación, él nunca rompió la alianza porque siempre se mantuvo atado al plan original. Los que se fueron, en todo caso, fueron los macristas que optaron por acompañar a Rolando Figueroa, un ex Movimiento Popular Neuquino.
Desde el macrismo se desmintió que ellos hayan roto la coalición en la provincia, acusaron que eso fue una mentira de Cervi y lo señalaron como una especie de títere del Movimiento Popular Neuquino. Además, alegaron que su espacio le hizo una suerte de golpe de Estado al presidente de la UCR local, Juan Peláez, que renunció a su puesto el mes pasado y se convirtió en el candidato del PRO para la ciudad capital.
En esa división, los partidos de Cambiemos quedaron divididos en dos partes iguales. Por un lado, el PRO con Nuevo Compromiso Neuquino y, por el otro, la UCR y el ARI. Al no haber PASO, indefectiblemente tendrán que ir por caminos separados dado que no lograron llegar a un acuerdo para hacer internas partidarias. Entonces, la pregunta pasó a ser ¿Quién representa, realmente, a JxC?
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