El intendente de Bariloche, Gustavo Gennuso, confirmó la propuesta y dijo que la provincia afrontará la concreción. Estiman el sitio a una distancia de unos 40 kilómetros de la ciudad andina.
El gobierno municipal está dispuesto a saldar la controversia sobre el destino final de la basura que produce Bariloche con el impulso de un vertedero regional, que estaría ubicado sobre la ruta 23, en plena zona de estepa, y cuya concreción sería responsabilidad de la provincia.
El intendente Gustavo Gennuso confirmó hoy que esa es la línea en la que trabajan y que ya tienen identificados entre 12 y 14 sitios “geológicamente aptos”, alejados de Bariloche, que servirían como reservorio final de la basura que no se pueda reutilizar. También allí depositarán su basura los municipios de Dina Huapi y Pilcaniyeu.
“Hicimos un trabajo muy serio y muy silencioso, que estuvo a cargo de un equipo transversal a distintas áreas del municipio, con asesoramiento externo”, aseguró el intendente. Dijo también que tienen avanzado el proyecto de cierre y remediación del vertedero actual (sobre la ruta 40), que es motivo de continuas quejas por los incendios y malos olores.
Hace una semana el Concejo aprobó por unanimidad una ordenanza que obliga a cerrar ese basural dentro de un año, con un plazo de 120 días para que el Ejecutivo proponga alternativas de reubicación.
Según el intendente, esperaban incluir en la misma ordenanza el llamado a licitación para el cierre “porque hay tareas que será necesario contratar”. Pero no llegaron y lo van a proponer en un proyecto separado.
El mismo Gennuso había presentado hace apenas un año un proyecto para tercerizar el tratamiento de residuos bajo un formato diferente al actual, pero sin cambiar el emplazamiento. El objetivo estaba orientarlo a la producción de energías alternativas y hasta tenía nombre. Lo llamaban “ecoparque”.
Incluso el intendente en septiembre pasado -ante una pregunta de este diario- había descartado por completo la posibilidad de embarcarse en un vertedero regional de residuos urbanos. Señaló que aquella variante (de la que fue entusiasta promotora la actual gobernadora Arabela Carreras) era imposible de implementar por razones de “logística” y por la asimetría entre las localidades involucradas. Aquella vez deslizó también una crítica a Carreras. “Cuando hizo campaña con eso le habrá parecido fácil, pero no es para nada así”, afirmó Gennuso.
Apenas algunas semanas después terminó por admitir la viabilidad del basurero alejado de Bariloche y compartido con municipios vecinos. En su viraje tuvieron mucho que ver las protestas barriales, que se suceden todos los viernes para pedir el cierre del vertedero actual; las denuncias de ambientalistas y también la decisión demostrada por los concejales opositores para impulsar esa medida y ponerle plazo máximo de un año.
Una de las dificultades apuntadas por Gennuso cuando rechazó el basurero regional fue la necesidad de duplicar la flota de camiones, porque los recorridos serían más largos. Consultado ayer sobre el punto, negó que sea un impedimento insalvable y aseguró que el municipio puede absorber esa inversión. “Cuando yo llegué al municipio teníamos cuatro camiones y ahora tenemos veintipico, eso no es un problema”, afirmó.
Sí señaló que el municipio no puede acometer en soledad el nuevo proyecto y que la provincia deberá asumir un rol protagónico en la definición del lugar y la infraestructura necesaria para el nuevo sitio de disposición final.
El rol de la provincia será clave
El subsecretario de Planeamiento y Sustentabilidad Urbana, Claudio Romero, dijo que ya trabajan en la presentación a realizar en abril ante los concejales. Señaló que “sitios hay”, aunque no tantos como los mencionados por Gennuso.
Negó que el basurero regional sea una novedad para Bariloche, porque es una alternativa “que se trabajó mucho entre 2008 y 2012”. Aun así, Gennuso la había enterrado de hecho y en los siete años que lleva de gestión nunca la había tenido como prioridad.
Romero adelantó que será necesario disponer un sitio de acopio y transferencia dentro del ejido, para propiciar allí el recupero de basura que resulte posible y trasladar luego el sobrante compactado al sitio de disposición final.
No descartó que ese centro de transferencia esté ubicado en el predio actual. Hubo en estudio otro emplazamiento cerca del predio donde la CEB deposita los lodos de la planta depuradora, al sur de la ruta de Circunvalación, pero ya fue descartado. Romero dijo que es ambientalmente inviable.
Señaló que la inversión a realizar es importante y que el paso del proyecto por el Concejo debería ser ágil y rápido para salir luego a “buscar el financiamiento”. Indicó que como en todos los sitios “girsu” regionales (por gestión integral de residuos sólidos urbanos) el papel de la provincia es clave porque “ata todo” y coordina la participación de cada uno de los actores.
No lo dijo pero se presume que en los desembolsos necesarios también la provincia tendrá especial protagonismo.
Según Romero, la distancia sería de unos 30 ó 40 kilómetros desde Bariloche (más cercano a los otros municipios participantes) y está dentro de lo “razonable”. Citó el caso de Salta, que tiene su disposición final en Campo Quijano (a casi 50 kilómetros) y San Martín de los Andes y Villa La Angostura, que llevan su basura todavía más lejos, hasta un predio en Alicurá.
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