Con el ordenamiento, puesta en valor del predio y varios proyectos, desde la Comuna buscan avanzar en la manipulación cada vez más responsable de los desechos. “Tenemos que encontrar estrategias para regionalizar la problemática”, sostuvo una de las asesoras de la planta.
En una recorrida que se concretó días atrás, el intendente de Curuzú Cuatiá, José Irigoyen, visitó la Planta de Manejo de Residuos (Plamares) de esa ciudad y destacó la labor que vienen realizando quienes se encargan de la coordinación de lugar. A su vez, desde la Comuna insistieron en la separación domiciliaria de los residuos, como tarea fundamental para la “optimización de los trabajos que allí se realizan”. Cabe destacar que la planta se creó en 2005, pero recién en los últimos años comenzó a realizar un trabajo más amplio e integral que, además de la separación de deshechos, incluye la concientización de la población sobre la importancia de clasificar los residuos.
Al respecto El Litoral dialogó con una de las asesoras de la planta, Estela Güenaga, quien relató que “hasta el 2017 la ciudad tenía un basurero a cielo abierto ubicado a unos 100 metros del ingreso. Ese tema se judicializó y cuando asumió la nueva gestión fue intimada para que en 48 horas presentara un plan de manejo. De esa manera fue como surgió el tema del relleno sanitario que tenemos ahora”. Al respecto, expresó que este tipo de disposición final de la basura requiere de importantes condiciones e infraestructura para su correcta aplicación. “En un principio hay cosas que no estaban bien hechas, por eso se trabajó en la recuperación y puesta en valor del predio. En 2018 se cubrió con la membrana que canaliza los lixiviados -líquido que genera la descomposición de la basura-, trabajamos en el drenaje y, como al principio no se realizaron las celdas que protegen el suelo mediante la membrana, se instalaron bombas para drenar el agua de la lluvia. Hoy contamos con una cargadora oruga para compactar el material y estamos haciendo un sistema de terraplenes alrededor del relleno”, detalló.
Por otra parte, relató que la Comuna firmó un convenio con la Municipalidad de Rafaela (Santa Fe). Una ciudad que se encuentra muy avanzada en esta temática. “Ahora vamos a comenzar a realizar un trabajo fuerte en las redes sociales; es fundamental concientizar sobre la separación domiciliaria. En las ciudades que se logra la clasificación hay familias que viven de esto, y no como vulgarmente se dice “cirujeando”, sino que forman cooperativas que tienen buenos ingresos, que viven dignamente", expresó.
Luego, recordó que “en julio vendimos material por más de $80.000 y la chatarra de la campaña 2020 también ya está vendida a Entre Ríos”, sostuvo. A esto agregó que con Plamares apuntan a algunas estrategias para regionalizar la problemática. “Desde Rafaela, por ejemplo, nos motivan a que generemos nuestro propio negocio, es como darle un valor agregado al material reciclado. Por ejemplo, un molino para procesar las gomas de vehículos cuesta desde 20.000 dólares en adelante. Eso es mucho dinero para un municipio, pero si varias comunas se juntan, ese proyecto puede ser una realidad. Hay que tener en cuenta que ese material -al igual que el plástico y el cartón- si se lo recicla para darle un nuevo uso, tiene mucho más valor que si se lo vendiera así nomás como un desecho”, subrayó.
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