Una de las empleadas domésticas del matrimonio presenció cuando el empresario le pegó a su mujer; dijo que fue más de una vez y que uno de los chicos le pidió que dejara de golpearla
"Basta papá. No le pegues más a mamá." Ésta fue la súplica que uno de los hijos de Claudia Schaefer le hizo a su padre, mientras el empresario Fernando Farré le apoyaba una rodilla en la base del cuello a su madre. Se trató de una de las agresiones de parte del empresario a su esposa que presenció María, la empleada doméstica que trabajaba en la casa del matrimonio Schaefer-Farré. Este ataque fue anterior al que denunció Schaefer el 2 de agosto pasado en la Oficina de Violencia de Género de la Corte de Suprema de Justicia (OVD).
Según expresaron en la fiscalía de Pilar, María y Mónica, las dos empleadas que trabajaron para la familia, Farré era un persona violenta, que siempre las trataba mal; que esos maltratos incluían a la esposa. Ellas presenciaron varias discusiones, algunas incluyeron agresiones de parte de Farré a su esposa. Esto significa que, el ataque denunciado por Schaefer el 2 de agosto pasado en la OVD no fue la única agresión que sufrió, sino que hubo más.
A partir de la reconstrucción de cómo era la convivencia del matrimonio que hicieron las empleadas domésticas, la Justicia habría determinado que Schaefer era una mujer golpeada. Esa sucesión de ataques terminó con Schaefer asesinada de doce puñaladas en una del country Martindale y con su esposo detenido y acusado por el homicidio ocurrido el 21 de agosto pasado.
En el relato de ambas empleadas, de 18 y 32 años, quedó al descubierto cómo era la vida de Schaefer en el departamento de Libertador 1750 donde vivía con Farré y con sus tres hijos, todos menores.
Una de ellas recordó que Schaefer y Farré no compartían el dormitorio. Expresó que la mujer dormía en la cama que está debajo de la de su hija. Pero los viernes, cuando la visitaban las amigas del joven, Schaefer tiraba un colchón y no tenía problemas en dormir sobre el piso.
María llegó a la casa en febrero de este año, tiene 18 años y es de nacionalidad paraguaya. Ganaba $ 4000 y trabajaba de lunes a sábado con cama adentro. La joven, que tiene un hermano que vive en el Gran Buenos Aires, manifestó que Farré era muy celoso de su esposa, que tenía miedo de que le pegara y cada vez que entraba en alguna de las habitaciones de la casa porque Schaefer le pedía ayuda, el empresario le gritaba que se fuera, que no se involucrara porque era su vida.
Con respecto al motivo de por qué comenzó la discusión entre Farré y su esposa que derivó en la agresión que presenciaron los hijos, una de las empleadas afirmó que fue un día de semana. Recordó que Claudia tenía que ir a trabajar y Farré le quitó el celular, la mujer lo quiso recuperar y Farré la empujó contra un sillón y le puso la rodilla en la base del cuello.
En ese momento, Schaefer le pidió a la empleada que llamara por el intercomunicador a Horacio, el portero, para pedirle ayuda. Todo ocurrió frente a los hijos y en medio de los gritos de los menores que le pedían al padre que dejara de pegarle a la mamá. La pelea terminó cuando Schaefer logró incorporarse.
Luego de esa discusión y antes de ir a trabajar, Claudia le pidió a su empleada que le revisara el cuello para verificar si tenía alguna marca. Otra de las empleadas recordó que Schaefer la despertó una noche para pedirle que la ayudara a curarse los ojos porque su esposo le había tirado perfume en la cara.
Tanto Mónica y, especialmente María, afirmaron que varias que las discusiones, algunas con violencia física, ocurrieron en presencia de los hijos del matrimonio.
Por tal motivo, los investigadores judiciales no descartan la posibilidad de que los menores sean convocados a declarar como testigos en una cámara Gesell.
La fiscal de Pilar Carolina Carballido abonó la hipótesis de que Farré tuvo una conducta dolosa y que el caso se trataría de un femicidio, que tiene una pena de reclusión perpetua.
Hasta el momento, los investigadores no lograron determinar el móvil del asesinato. Schaefer había sido alertada de que su esposo habría cobrado una indemnización de $ 5.900.000 cuando lo despidieron de la empresa de cosmética en la que trabajó hasta diciembre pasado.
Se trata de un monto mucho mayor del que se había documentado. Los investigadores creen que, posiblemente, Farré no habría querido compartir esa millonaria indemnización ni el dinero que pensaba cobrar por la venta de la costosa camioneta Audi Q7. Mientras que la defensa de Farré intentará demostrar que el empresario no tenía control de sus acciones cuando apuñaló a su mujer..
Comentá la nota