Del riñón de Santiago Caputo, supervisó el paquete de leyes sancionado por el Congreso y está al frente de varios de los proyectos del Ejecutivo. Reorganización tras la salida de Posse. Foco sobre Justicia. La atención sobre la ex SIDE, a punto de ser reorganizada
Ley Bases, reforma electoral y reestructuración de la AFI: iniciativas y poder delegado de Ibarzabal Murphy, la consejera legal de la Casa Rosada
Por: Federico Mayol.
Desconocida para el gran público, María Ibarzabal Murphy no para de absorber funciones. Fue una decisión de su amigo Santiago Caputo, el asesor estrella de la Casa Rosada que está en boca de todos y que, después del verano, la convocó formalmente a su mesa chica y la ungió como su principal consejera legal, es decir, como una de las espadas jurídicas del gobierno.
Ibarzabal Murphy fue designada en abril como secretaria de Planeamiento Estratégico Normativo de la Secretaría General de la Presidencia, bajo el paraguas formal de Karina Milei, la hermana del presidente que integra, junto al consultor y Javier Milei, el tridente por el que pasan todas las decisiones de gobierno. Antes de ser nombrada, la abogada ya funcionaba, en los hechos, como una asesora part-time de Caputo mientras todavía formaba parte del staff del estudio Cassagne, líder en derecho público y regulación económica, uno de los bufetes que alimentó al gabinete libertario y que aún colabora informalmente con la gestión.
La abogada conoció a Caputo por su pareja, uno de los mejores amigos del consultor, de íntima vinculación, al que alguna vez invitaron a la casona familiar del country Cumelén, en Villa La Angostura, un paraíso selecto rodeado por lagos y montañas que en la temporada de verano recibe a parte de la elite empresaria y política, desde Luis y Nicolás Caputo hasta Mauricio Macri y Horacio Rodríguez Larreta.
Cuando el consultor y discípulo de Jaime Durán Barba la invitó formalmente a desembarcar en el gobierno, Ibarzabal Murphy ya lo había asesorado en algunos rubros. En particular, en el pulido de la ley bases después de la primera versión enviada al Congreso bajo el copyright de Federico Sturzenegger que fracasó en pleno verano por la complejidad de su entramado jurídico y político y la inexperiencia de La Libertad Avanza para la negociación parlamentaria. Después de eso, dejó el estudio Cassagne y se sumó a la gestión, y se convirtió en los ojos de Caputo en las tratativas con los bloques aliados del Congreso para la sanción de la mencionada ley y el paquete fiscal junto a José “Cochi” Rolandi -algunos funcionarios sugirieron que funcionó como una especie de supervisora del ahora vicejefe de Gabinete-, que sobrevivió a la salida de Nicolás Posse por la relación que llegó a trabar con el propio Milei durante la campaña.
Ibarzabal Murphy llegó al gobierno de la mano de Santiago Caputo, asesor estrella del presidente Milei
“Tiene un poder delegado”, aseguraron esta semana en Casa Rosada en alusión a Ibarzabal Murphy y a su amigo, y jefe, Caputo. La abogada pasa buena parte del tiempo en el primer piso de la Casa Rosada, en la mesa reservada para los colaboradores más cercanos del consultor, en la que también tiene lugar de manera informal su hermano Francisco.
En estos días, según fuentes oficiales, la funcionaria trabaja en tres iniciativas claves para el gobierno: la reglamentación de parte de los capítulos de la Ley Bases y del paquete fiscal -este lunes, su promulgación sería publicada en el Boletín Oficial-, la elaboración del paquete de reforma electoral que comparte con Lisandro Catalán, vicejefe de Gabinete del Interior, de extremísima confianza de Guillermo Francos -se reunieron el pasado lunes para empezar a esbozar el proyecto que el gobierno pretende enviar al Congreso después del receso invernal, un encuentro que lideró la funcionaria-, y la reestructuración de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), un rubro de especial interés para Caputo y algunos de sus socios: el estratega colocó en la intervención de la agencia a Sergio Neiffert, un dirigente del Gran Buenos Aires con buenos lazos con el sistema político y llegada a algunos sectores de la administración norteamericana.
El viernes, un borrador con la reorganización de la AFI que pretende la Casa Rosada -pasará a llamarse nuevamente Secretaría de Inteligencia (SIDE), como en los viejos tiempos- circuló por algunos despachos oficiales: la nueva estructura y sus funciones podría publicarse la semana entrante en el Boletín Oficial.
Caputo delegó en una funcionaria de tal confianza como Ibarzabal Murphy la reestructuración de la AFI por la extrema sensibilidad del rubro, y tras los serios trascendidos internos que contaminaron la salida de Posse y del ex titular del área, el abogado Silvestre Sívori, que llegó a ese lugar por el ex jefe de Gabinete.
Guillermo Francos sustituyó a Nicolás Posse en la Jefatura de Gabinete
Cerca de Sívori, un cuadro técnico de trayectoria en el PRO que, tras unas vacaciones, tiene previsto volver a su anterior vida como parte del estudio Izura, Seoane & Sívori, juran que fue un chivo expiatorio que pagó los platos rotos de la feroz disputa entre Posse y el “triángulo de hierro” que terminó con el ex jefe de ministros eyectado del gobierno. Cómo Sívori, Posse también prepara su nueva vida tras la salida del gabinete. El martes, el ex funcionario estuvo en el festejo del 4 de julio en la embajada de Estados Unidos. “Era mudo antes, imaginate ahora”, le dijo en broma a un periodista que lo abordó en medio de la multitud.
Sus últimos días al frente del staff de ministros fueron un calvario. Insostenibles hasta que Milei propició su renuncia. El presidente nunca terminó de explicar por qué se desprendió así de un amigo de tantos años.
La salida de Posse oxigenó el gabinete, a pesar de que todavía persisten una serie de tensiones internas. El sistema de gestión que había ideado el ex director de la Corporación América provocaba resistencia en el resto del elenco. El ascenso de Francos trajo alivio puertas adentro, y mucha menos centralización por parte de la Jefatura de Gabinete al menos en los aspectos vinculados a la gestión diaria. Por ejemplo, las reuniones formales de ministros, que tenían lugar los martes y los jueves a las 8 y media de la mañana, pasaron a ser solo los martes, y medio hora más tarde, a las 9, con mayor laxitud en cuanto a la puntualidad.
En la última, sin embargo, hubo un acalorado debate por una modificación relacionada con la Justicia. Con Caputo como uno de los focos de atención.
Es que, en paralelo a la salida de Posse y del reordenamiento del gabinete puertas adentro, el principal estratega de la Casa Rosada sumó cada vez más atribuciones. Desde la AFI y energía al resto del gabinete. Supervisa todas las áreas.
Justicia es, por caso, uno de los rubros que tiene al estratega como uno de los grandes protagonistas. Es un área que lo seduce. Era una cartera en la que, en el diseño del gobierno, el ex presidente Mauricio Macri pretendía tener injerencia: no tuvo éxito. Caputo fue, por ejemplo, quien le avisó al juez Ariel Lijo la noche anterior al anuncio del gobierno con el envío del pliego al Senado junto al de Manuel García-Mansilla. En la cartera de justicia las decisiones de mayor trascendencia pasan por Sebastián Amerio, el secretario de Justicia y consejero de la magistratura, hombre de convicciones de acero y lealtad indestructible hacia Caputo con quien tiene una antigua amistad, tanto con el consultor como con su familia. Es el vice de Mariano Cúneo Libarona, el ministro sobre el que hace rato se mencionan trascendidos sobre su permanencia. Alimentados, según aseguran, por él mismo. Arrastra además una dolencia en su rodilla que lo tiene a maltraer.
Al principio de la gestión, circuló la posibilidad de que el abogado Santiago Viola, cercano al “triángulo de hierro”, fuera el elegido para ocupar la Secretaría Legal y Técnica. No prosperó -tampoco su potencial nombramiento como auditor general en la Auditoría General de la Nación (AGN), a veces pulula por el primer piso de la Casa Rosada, y al final se designó en esa oficina de la planta baja de la Casa Rosada a Javier Herrera Bravo, un funcionario con trayectoria en la función pública, que trabajó para la campaña de Patricia Bullrich y que, en los papeles, es la instancia de revisión final de las resoluciones de gobierno. Es otra de las espadas jurídicas de la gestión, con línea directa con Milei: en su entorno dicen que es “un soldado del presidente”.
Herrera Bravo tiene un perfil estrictamente técnico. En gobierno aseguran que se complementa bien con Ibarzabal Murphy que, a diferencia del secretario Legal y Técnico, agrega una visión política a sus trabajos. Es que es bien del riñón, de extrema confianza -por eso la convocó- y conoce a la perfección cómo piensa y qué quiere el asesor más encumbrado de la Casa Rosada. Uno de los cerebros de Milei.
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