En los almacenes de muchos barrios, el pan se consigue por menos que los $ 20 y 22 que cuesta en las grandes panaderías, aunque la harina bajó.
En pocos productos la amplitud de precios es tan marcada como en el pan. Mientras en la gran mayoría de las panaderías de Córdoba, el kilo de francés cuesta entre 18 y 22 pesos, en las despensas de barrio y en los comercios chicos, se consigue por muchos menos. En algunos casos, sin exagerar, está a la mitad.
A las razones hay que buscarlas en una suba fuerte de la harina en septiembre y octubre del año pasado que impulsó el precio en los mostradores. Luego, cuando la materia prima bajó, eso no se vio reflejado en los precios de las grandes panaderías, pero sí en las despensas.
En efecto, el kilo de pan aumentó considerablemente entre septiembre y octubre del año pasado cuando la bolsa de 50 kilos de la harina 000 trepó desde 200 pesos hasta los 380. Así, de 12 pesos que costaba el pan francés, pasó a venderse entre 20 y 22. Esto generó una importante baja en las ventas del orden del 30 por ciento, según denunciaron desde el Centro de Industriales Panaderos.
Sube y no baja. Una vez que la cosecha de trigo llegó a los molinos, el valor de las bolsas de harina empezó a bajar. Sin embargo, esa disminución no tuvo su correlato en las panaderías.
Las despensas de los barrios, por el contrario, sí reflejaron estos nuevos números. “En la mayoría de los almacenes, el kilo de pan francés nunca superó los 14 pesos y en algunas, ahora, está mucho más barato de lo que se venden en las panaderías del Centro”, dijo a Día a Día Germán Romero, gerente del Centro de Industriales Panaderos de Córdoba.
“En algunos lugares, se consigue entre 11 y 13 pesos”, agregó.
El razonamiento es simple: si las despensas se aprovisionan de los panaderos, que lo venden a valores más bajos a nivel mayorista, “¿no podrían vender al público, al mismo precio?”, se preguntó Romero.
La explicación de la tan amplia brecha en los valores, según los grandes panaderos, no se encuentra en el costo de la bolsa de harina, sino en los costos fijos, como luz, gas y empleados. Además, hablan de que se trata de todo pan elaborado ‘en negro’, en condiciones mínimas de higiene.
Para ellos, en muchos casos, ante la falta trabajo, numerosas personas se ponen de manera particular a fabricar pan y a venderlo. No pagan impuestos, ni cargas sociales de empleados, ni alquiler y, en muchos casos, están colgados de la luz, aseguran. Según los panaderos, los que fabrican en este “mercado paralelo” ahorran un 47 por ciento de costos.
El pan francés varía entre 9 y 22 pesos. En las panaderías de barrio, se consigue, en general, entre 11 y 13 pesos. Incluso, en algunos lugares muy puntuales, se puede comprar a 10 pesos. El valor más bajo también se refleja en el resto de los productos, como criollos, por ejemplo. El kilo, que cuesta entre 30 y 33 en las grandes panaderías, se puede comprar a 20 en despensas.
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