Los Esmeralda comandan la negociación por cargos con el Gobierno y hablan de renovación sin CFK. Los ultra k del Fénix cuestionan esto. Mientras, Insaurralde y Espinoza siguen su histórica pelea.
La semana pasada, los intendentes peronistas de la primera sección electoral de la provincia de Buenos Aires, sin distinción de grupos entre Esmeralda y Fénix, se reunieron en Ituzaingó.Intentaron esbozar el inicio de la unidad y plantearon, como idea embrionaria, la conformación de una mesa chica, con jefes comunales encargados de representar a cada sección. Aunque tuvo buena recepción, la idea está aún muy lejos de poder concretarse. Sucede que existen en ambos sectores, uno con mayor base en la tercera y el otro en la primera, un conjunto de diferencias y reproches sin saldar.
El primer punto es el salvataje de los “compañeros” que quedaron heridos tras la derrota electoral de 2015.
Los jefes comunales que integran el Grupo Esmeralda, con Martín Insaurralde(Lomas de Zamora), Mariano Cascallares (Almirante Brown), Fernando Gray(Echeverría), Gabriel Katopodis (San Martín), Juan Zabaleta(Hurlingham), Eduardo “Bali” Bucca (Bolívar) y Juan De Jesús (La Costa), son los primeros que armaron la mesa de acuerdos con el gobierno de María Eugenia Vidal.
Fue a comienzos de año, cuando se instalaron en La Plata para discutir con el ministro de Gobierno, Federico Salvai, y el titular de Economía, Hernán Lacunza, las reformas a la ley de Presupuesto.
Vidal tuvo la norma que requería y los jefes comunales se llevaron un fondo especial para seguridad y obras públicas.
Por esas horas, y sin fuerzas para reordenar la interna, el FpV en la Legislatura se dividió en tres bloques en cada cámara.
Los Esmeralda, que condensan además al dominguismo (los dirigentes referenciados en el ex presidente de la Cámara de Diputados y ex precandidato a gobernador Julián Dominguez) y al randazzismo se quedaron con bloque propio en el Senado y en Diputados y, desde allí, abrieron otra instancia de negociación con el gobierno bonaerense.
El Grupo Fénix, en cambio, surgió con alguna demora y se nutre, en parte, de jefaturas comunales nuevas, que buscan equilibrar su procedencia ultra K con las necesidades de gestiones muy complejas, como es el caso de Juan Ustarroz (Mercedes), Walter Festa (Moreno), Leo Nardini (Malvinas Argentinas), Ariel Sujarchuk (Escobar), Santiago Maggiotti (Navarro) y Francisco Echarren (Castelli).
También hay ex massistas, como Gustavo Menéndez (Merlo), que durante años peleó con el ex caudillo peronista Raúl Otacehé. Y figuras de experiencia, pero sin mucho consenso, como el titular del PJ bonaerense, Fernando Espinoza, y la intendenta de La Matanza, Verónica Magario, que hasta la fecha no logra independizarse de su jefe político.
Este grupo reclama por cargos que, se supone, prometió el vidalismo, pero que hasta la fecha no fueron saldados.
Y contraponen el avance de los Esmeralda en puestos clave, como el directorio del Banco Provincia, donde ubicaron al randazzista y ex ministro de Justicia bonaerense Eduardo Di Rocco, y a la ex diputada nacional y ex jefa comunal de Ameghino Andrea García, del dominguismo. También, el ex candidato a intendente de Berisso Juan Ignacio Mincarelli (randazzista), que integra el directorio del Organismo de Control de Aguas de Buenos Aires (OCABA); el ex jefe comunal de Quilmes Francisco “Barba” Gutiérrez, que se integró al Grupo Bapro, y el ex intendente de Madariaga Cristian Popovich, que tiene asiento en el directorio de Centrales de la Costa.
Cuentan que existe una lista en manos de uno de los intendentes del Grupo Esmeralda (de la tercera sección), y que fue visada por el ministro Salvai, donde figuran, con un orden acordado, ex intendentes y ex funcionarios bonaerenses que tendrán un cargo futuro.
Sin embargo, para muchos de los Fénix, estas designaciones “nunca llegan”.
Desde el entorno de los intendentes “renovadores”, señalan que los ultra K “reclaman puestos, pero no votan nada”.
Sucede que los bloques del FpV, tanto del Senado como de Diputados, no apoyaron ninguna de las leyes requeridas por la gobernadora, normas que formaban parte de la mesa de negociación.
RANCHO APARTE. En la última sesión de Diputados, el bloque del FpV, integrado en su mayoría por dirigentes de La Cámpora, no votó la designación de cuatro nuevos consejeros de Educación.
En el reparto, se había adjudicado uno para el Pro, otro para el GEN, uno para el Frente Renovador y uno para el PJ.
La ex diputada provincial María del Carmen “Pupy” Pan Rivas fue la elegida por el peronismo para ese puesto, pero el bloque camporista no apoyó su designación.
La futura elección del Defensor del Pueblo, que, reforma mediante, se dividirá en tres, ya que se crearán dos secretarías adjuntas, se suma al conflicto interno del PJ.
Existe un pre acuerdo con Vidal por el cual el peronismo se queda con la Defensoría, el massismo con un adjunto y el pro con el otro.
En este proceso, que todavía no tiene fecha de resolución, ya se comienzan a sentir los reclamos de los ultra K.
Otro de los puntos en los cuales no convergen estos dos grupos de intendentes peronistas es la posición que adoptan respecto a la ex presidenta Cristina Fernández.
Mientras los Esmeralda apuestan a comandar la renovación y a dejar en un lugar reservado a la ex mandataria, los Fénix reivindican su figura y miran con atención los pasos de CFK, que el mjiércoles de esta semana, en La Plata,pidió por la unidad del peronismo.
Aunque no llegan a la posición de sus pares del denominado Grupo Patria,Mario Secco (Ensenada), Jorge Ferraresi (Avellaneda) y Paco Durañona(Areco) que apuestan a la vuelta electoral electoral de Cristina.
Existe, además, una vieja pelea entre Insaurralde y Espinoza que se ve reflejada en los dos grupos de intendentes.
Mientras los Esmeralda esperan que Espinoza dé un paso al costado y lo señalan como promotor de las peleas internas, los Fénix cuestionan el “personalismo” del lomense.
El proyecto de presupuesto 2017 y el endeudamiento que pedirá Vidal en breve será, sin duda, un marco adecuado para ver hasta qué punto ambos grupos pueden sostener esta delicada situación. Sin perder aún más que en 2015.
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