La rectora de la UNT valoró la existencia de espacios para debatir y fijar posturas políticas. Según la funcionaria, el paro de tres meses durante 2014 impactará en la educación. “La clave es el trabajo y el consenso”, dijo.
Durante el primer trimestre del año inicial de su gestión, la rectora de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT), Alicia Bardón, gobernó con la actividad académica fuertemente resentida, debido a una huelga docente que se extendió por 89 días, entre el 23 de mayo y el 20 de agosto del año pasado. El dato hace que tal situación ocupe una parte importante del balance que realizó durante una entrevista que concedió a LA GACETA el viernes en su despacho, en el Rectorado. Más allá de esa circunstancia, la ex vicerrectora de Juan Alberto Cerisola rescató lo que consideró como puntos favorables de su labor al frente de la casa de altos estudios.
“Hemos logrado mejorar fuertemente la gestión; se la nota. Se nota el involucramiento del personal en los proyectos de las autoridades. En este momento no hay nada que reemplace al trabajo y a gestión diaria: educativa, administrativa, científica, de servicios, de vínculos con la sociedad. Sobre esto conversamos permanentemente en el gabinete, con los decanos y con los directores de las escuelas. Y hay un trabajo de mucha comunicación y de permanente búsqueda de consensos. En cada rincón de la universidad hay una gestión para hacer, y la estamos haciendo. En cada facultad, el ordenamiento administrativo y de los recursos humanos; en la parte cultural, interactuar con la sociedad para detectar qué quiere de nosotros; trabajar permanentemente con el campus virtual para conocer qué quiere el estudiante; trabajar en la acreditación de las carreras, en la validación de los títulos, en los posgrados. La clave es el trabajo y el consenso”, afirmó la titular de la UNT a este diario.
Bardón, por otra parte, consideró que los dirigentes de la Asociación de Docentes e Investigadores de la UNT (Adiunt) fueron inflexibles, que desoyeron las soluciones que se les ofreció.
“El año pasado teníamos acordado con el Ministerio de Educación de la Nación mejorar la situación de los docentes del ciclo básico, que tienen justificada la ampliación de su dedicación porque tienen muchos alumnos. Incluso, se conseguían fondos para que los docentes que llevaban muchos años en una categoría -sobre todo, en las bajas- puedan ascender y, luego, rendir el concurso. Eso no se aceptó; había una inflexibilidad. La cosa era: ‘o ponen dinero a todos por igual o no se acepta ningún trato’. Y es imposible que el Ministerio nos ayude con eso; porque sale de todos los acuerdos paritarios”, dijo Bardón. Y trascartón sugirió que en la férrea medida de fuerza se colaron otros intereses: “el año pasado vimos una situación compleja, que iba más allá de lo gremial; veníamos de una elección muy competitiva, porque no sé hace cuánto tiempo no había cuatro candidatos”, indicó, en referencia a la elección de rector, que se realizó el 16 de mayo del año pasado. Aquel paro se levantó cuando el Rectorado se comprometió a abonar un adicional mensual de $ 1.000 a cada docente. Entre los reclamos de este año de Adiunt figura el mantenimiento de ese pago y la actualización del monto.
- ¿Esto es factible?
- Le explicamos a Adiunt que toda mejora por fuera del acuerdo paritario nacional debemos presentarla como proyectos al Ministerio. Los acuerdos nacionales que tenemos como universidad nacional pública entre el Consejo Interuniversitario Nacional y los gremios docentes deben respetarse. Es importante ver que el 27% o 28% de aumento (que eventualmente conceda la Nación) es mucho más de $ 1.000 para muchos de nuestros docentes; y es menos para otros. Ese porcentaje sobre un sueldo de $ 30.000 son como $ 10.000. Para otros, un 28% implicará $ 1.000 o menos; ahí se impone que trabajemos para mejorar la situación de esos docentes de bajos recursos. Y esa era la propuesta que hicimos el año pasado.
- ¿Se recuperó el cronograma académico?
- No hay manera de que una parálisis por tres meses no impacte en la educación. Se recuperó parcialmente el cronograma; pero la educación y el tiempo que perdimos del proceso de enseñanza-aprendizaje se pierde. Pero además de esto, otro de los efectos del paro fue que familias tucumanas y del NOA no elijan la UNT para mandar a sus hijos. Bajó la matrícula en la mayoría de las facultades; y en algunas escuelas.
- ¿Teme que este año se repita un paro “duro”?
- En febrero me visitaron padres, de alumnos del NOA sobre todo; me preguntaban si los dejaban en la UNT o no; y les dije que este año no sería como el anterior. Vinimos gestionando con las autoridades de las facultades, con los docentes; los decanos mejoraron la comunicación con sus docentes; para que se reclamen mejoras salariales, pero siempre sin poner en peligro el ciclo académico. Y eso dio resultado: la dirigencia sostiene la actividad gremial, pero no vemos el acompañamiento de la gente.
- La niña mimada de su Gobierno es la Asamblea Universitaria. ¿Cómo ve el proceso de reforma del estatuto?
- En el cambio de modelo de las universidades públicas de Latinoamérica se pasa concepto de universidad que da servicio -incluso, que cobra por esto- a universidad que considera la educación como derecho humano y bien público, con compromiso del Estado de sostenerla. Con ello cambia nuestra responsabilidad como institución estatal. Pero ese cambio no ha merecido en la comunidad universitaria los debates libres que se deben tener. Y el debate más importante y más amplio debemos darlo dentro de la propia universidad. Esos debates son fundamentales, pero deben serlo desde la honestidad y el respeto; no se puede abuchear, ni criticar, ni estigmatizar. No nos habíamos dado esos debates con el respeto, la libertad y el tiempo con el que se están dando en la Asamblea. Y es muy importante que nunca critiquemos la opinión de los asambleístas; la debemos escuchar, y el consenso dirá cuál posición predomina. Quiero que la Asamblea Universitaria siga siendo el centro del debate honesto.
- Pero se están dando algunos problemas…
- Hasta aquí no fue fácil, pero hemos logrado muchas cosas buenas; por ejemplo, que un profesor titular, asociado o adjunto debe tener formación de posgrado, es muy importante. Pero es un desafío; por ejemplo, incorporar la plena ciudadanía para la población de las escuelas experimentales; esa gente no votaba, y en lo pragmático, cambiará el mapa político-electoral de la universidad. No es casual que haya tantas opiniones. Pero hay que ejercitar el debate para que se construyan informes y dictámenes; si somos capaces de sostener con honestidad un argumento, debemos debatirlo. ¿Por qué los anteriores rectores no se animaban a abrir la Asamblea Universitaria? Por los temores; porque en los ámbitos de debate se fijan posiciones, y son ámbitos de uso político.
- ¿Cómo ve los casos judiciales que importan a la UNT?
- Soy una gran respetuosa de la Justicia, pero entiendo que tiene sus plazos. Espero que los juicios con las denuncias por el uso de los recursos de la minería se vayan resolviendo, pero para hacer un trabajo prolijo la Justicia debe tomarse su tiempo, y la UNT debe tener respeto por la Justicia. También respeto la opinión del Consejo Superior, que considera que no se están resolviendo las denuncias de la Sigen y de particulares, que considera que va muy lento. En ese sentido, el cuerpo me pidió que evaluara la posibilidad de constituirme en querellante en la “Causa Sigen”. Pedí a Asuntos Jurídicos un dictamen sobre esa causa y que se comunicara con estudios penalistas de Buenos Aires para que hicieran un análisis de la situación.
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