La inmigración en Europa. Es una iniciativa de habitantes de Pergamino, donde vive una amplia comunidad siriolibanesa. Compraron billetes de tren para los sirios que llegaron a Budapest.
Con miles de refugiados de guerra de Siria e Irak golpeando las puertas de Europa y las fronteras cerrándose una a una, una pequeña historia de solidaridad y humanidad argentina transoceánica se produjo espontáneamente. Un abrazo humanitario que unió a Ana Forte, una argentina que estaba en la estación de Budapest ayudando a los refugiados en un clima de xenofobia gubernamental, y un grupo de personas de Pergamino, donde vive una amplia comunidad siriolibanesa, descendientes de los que llegaron con la caída del Imperio Otomano.
De esta unión, cuando ninguno de los protagonistas se conocían, nació la idea. En menos de 10 horas y desde Pergamino, compraron 212 pasajes de tren húngaros, vía Internet, para conseguir que los refugiados varados sin ayuda ni dinero en la estación de Budapest pudieran viajar hasta Austria para seguir a Alemania. El único país que abrió los brazos inicialmente a 800.000 refugiados, aunque después, desbordado, cerró las fronteras. Dos tarjetas de crédito de Fernando Yarroche, un abogado de Pergamino con abuelos sirios y libaneses, sus familiares, amigos del club Sirio Libanés y más pergaminenses sin orígenes árabes se sumaron a este acto solidario. Hoy la colecta se extendió al país vía Facebook. La página “Pergamino ayuda a los refugiados sirios” ahora reúne a mucha gente que está ayudando. Una cadena que se extiende desde La Rioja a Salta, desde Chivilcoy a Bahía Blanca.
Ana cuenta este reencuentro virtual y solidario desde Hungría, un país que rechaza a los refugiados porque quiere mantener sus raíces cristianas. “Con mi marido nos mudamos a Budapest, por su trabajo, hace un mes. Vi que los refugiados estaban en la estación central de Budapest. Un día me fui para allá a ver en qué podía ayudar. No había organizaciones internacionales. No está la Cruz Roja, no está ACNUR. Sólo voluntarios húngaros queriendo ayudar porque el gobierno no llamó a ningún organismo internacional. Y a raíz de ahí me puse en contacto con familias sirias, iraníes, iraquíes. Pero, en particular, los sirios. Porque yo vengo de Pergamino, con una gran comunidad de sirioslibaneses. Empecé a hablar con ellos y les contaba de dónde era, las comidas árabes que me gustaban”, relató Ana , en una conversación con Clarin.
Así se le ocurrió llamar a Pergamino, al pueblo donde ella nació y su padre había sido médico. Quería preguntarles de dónde venían los abuelos sirios libaneses para tener un tema de conversación con los que llegaban, traumatizados de la guerra. Así supo que los sirios tomaban mate y que necesitaban pasajes de tren para seguir viaje a Alemania, Noruega, Austria, Suecia, Dinamarca, los países a donde ellos quieren llegar. Un miembro del club Sirio Libanes la contactó y se puso en marcha esta solidaridad calurosa, improvisada pero eficiente, tan argentina.
Allí apareció Fernando Yaroche, joven abogado, su mujer, su madre, sus parientes, sus amigos desde Pergamino. El tradicional e histórico Club Sirio Libanés ya se habia puesto en acción. Encontraron, a través de Ana Forte, un camino para ayudar porque habia que vencer el cepo cambiario, la imposibilidad de sacar dinero al exterior en forma rápida de Argentina. Cada pasaje costaba 12 euros.
“Juntamos una cantidad de dinero, que nos permitió comprar 218 tickets de tren. Se nos ocurrió la posibilidad de comprar los pasajes de tren húngaros online desde Argentina, utilizando tarjetas de crédito nuestras y confiando en Ana”, contó el doctor Fernando Yaroche, desde Pergamino, a Clarín. Se imaginó a sus abuelos sirios libaneses, huyendo, con el mismo sufrimiento.
“Usamos mi tarjeta de crédito para comprar 90 pasajes. Luego Ana, también en un gesto de voluntad absoluto y de confianza hacia nosotros, fue con fondos propios, sabiendo que en Pergamino estaba el dinero, a comprar el resto de los pasajes” relató.
Desde Budapest, Ana explicó mecanismo.”Entraban en la página de los ferrocarriles húngaros, se registraban, compraban el pasaje . A mí me hacían llegar un código, con el cual yo iba a la estación y los imprimía en los cajeros automáticos. Con ese ticket me acercaba a las familias, generalmente con la ayuda de un traductor árabe. Les contaba de donde venía la donación, por qué y les entregaba los pasajes. Y la gente... ¡La felicidad de esta gente era indescriptible! Saqué fotos para que la gente que donó viera a dónde fue su dinero. Fue una alegría inmensa” recordó Ana. La colecta empezó el viernes. El sábado Ana distribuyó los pasajes. Fue el día que los refugiados, ante la negativa de ayuda de Hungría, comenzaron a caminar hacia Austria. Tres de las familias que ayudaron Ana Forte y Pergamino, ya llegaron a Alemania.Y se lo avisaron.
La evolución de la crisis de refugiados es vertiginosa. Ya no se necesitan pasajes sino chartear omnibus para ayudar a los refugiados a avanzar hacia su destino, sin tener que caminar kilómetros con sus hijos a cuestas. También mantas , ropa de abrigo porque el invierno europeo se ha iniciado. Se ha abierto una cuenta en el club Sirio Libanés y se puede seguir ayudando. Ana es el puente con la crisis.
Ahora hay otro desafio. Traer a la Argentina al menos dos familias, que aún están en Siria, entre los bombardeos de una y otra parte a los civiles. Pero los trámites no son fáciles: el gobierno argentino les exige un certificado de buena conducta, que es imposible de conseguir en la fragmentada Siria en guerra.
“Yo creo que se debería modificar esta ley o hacer algo para ayudar a estas familias que se quieren ir, a poder lograr un futuro mejor. Y no nos olvidemos que la mayoría, hablo de los sirios en particular, es gente de clase media, gente profesional. He hablado con profesores universitarios que me decían: "Quiero darme una ducha, hace 7 días que no me baño. Es como si vos y yo, cae una bomba en el lugar que vivimos y tenemos que salir con lo puesto”, explicó Ana Forte desde Budapest.
Desde Pergamino, el abogado Fernando Yaroche cuenta que toda la comunidad de la ciudad está dispuesta a recibirlos con casa, trabajo, traductores, cursos de idiomas y apoyo psicológico para el trauma de la guerra.“Ojalá esto se pueda hacer desde el Poder Ejecutivo o algún proyecto legislativo, que en forma urgente, contemple la posibilidad de readecuar los requisitos para los ciudadanos sirios. O de ver cómo se puede hacer para que esta gente pueda ingresar al país rápidamente”, explicó el doctor Yaroche.
El plan existe no sólo en Pergamino sino en los diferentes lugares del país, especialmente donde viven los descendientes de esos abuelos sirio libaneses. Ahora falta destrabar la voluntad política del gobierno kirchnerista. De abrir no solo los brazos sino las puertas de Argentina a los que huyen del horror del auto proclamado Estado Islámico y del régimen sangriento de Bashar al Assad. Los civiles, víctimas inocentes de una guerra en Siria e Irak, que ha dejado 300.000 muertos, miles de desaparecidos y 11 millones de desplazados. El director de Migraciones, Martín Arias Duval, no atiende hasta ahora el teléfono.
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