AySA y FAUBA pusieron en marcha la primera planta de tratamiento de líquidos cloacales con microalgas del país. Este proyecto busca reducir el impacto ambiental y, a partir de la biomasa obtenida del líquido cloacal al tratarla con microalgas, producir biofertilizantes.
El objetivo es estudiar la posibilidad de valorizar la biomasa algal que se cultiva en los reactores de la planta piloto usando como insumo los efluentes cloacales que llegan a la Planta Depuradora Sudoeste de AySA generando beneficios económicos y ambientales. Adicionalmente, se busca corroborar una reducción del costo económico y energético en el tratamiento de aguas residuales con microalgas.
“Este proyecto tiene como enfoque la economía circular. Nosotros estamos revalorizando este producto, porque logramos bajar la carga de nutrientes que tienen los efluentes que ingresan desde la planta a partir de la alimentación de estos microorganismos (microalgas) para que luego puedan ser usados como biofertilizantes. Esto es tanto una innovación como un aporte al cuidado del medioambiente y la economía circular”, sostuvo la bióloga Carolina González, miembro del Centro de Investigaciones de AySA (CIAySA).
Por su parte, Agustín Rearte, jefe e investigador de la Cátedra de Química Inorgánica y Analítica de la Facultad de Agronomía, investigador CONICET y director del proyecto aseguró que “Tratar aguas con microalgas básicamente es utilizar organismos fotosintéticos para remover los nutrientes, nitrógeno y fósforo, y así bajar además la carga orgánica de las aguas residuales, tratar el agua y en ese proceso producir una biomasa que puede ser utilizada como biofertilizante”.
El proyecto inició en 2021 y la construcción de la planta a escala piloto finalizó en septiembre de 2022 y a partir de esta fecha ya se encuentra en funcionamiento en el predio de la Planta Depuradora Sudoeste de AySA, donde se realiza el tratamiento de líquidos cloacales provenientes del partido de La Matanza.
“Venimos investigando el tratamiento de agua con microalgas desde hace alrededor de unos 10 años y haciendo muchos estudios a escala laboratorio. La idea era salir a hacer experiencias de campo con reactores industriales y tener un escenario más real”, señala Rearte.
Esta planta es operada en conjunto por AySA y la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires y el programa cuenta con el financiamiento del Ministerio de Ciencia y Tecnología. “Es un piloto que en el futuro vamos a escalar para aplicar en algún área territorial donde pueda ser útil desde el punto de vista social con la presencia de AySA y su vinculación con los ámbitos académicos”, agregó González.
«Desde AySA trabajamos para continuar desarrollando soluciones innovadoras para mejorar la calidad de vida de las vecinas y vecinos. Creemos que apostar a la investigación científica y a la cooperación entre instituciones es el camino para logar un impacto real en los servicios básicos y esenciales que acercamos para el cuidado de la salud», concluyó Malena Galmarini, presidenta de AySA.
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