Disputa de tercios en la elección por la gobernación bonaerense. Confianza en el peronismo. Campañas nacionalizadas en bastión clave.
Por Joaquín Rodríguez Freire.
La suerte está echada. Axel Kicillof, Néstor Grindettí y Carolina Píparo cruzaron el Rubicón. Uno de ellos será el próximo gobernador de la Provincia. Ya no hay tiempo para actos masivos, caravanas ni discursos incendiarios. Desde hoy y hasta las elecciones del domingo rige la veda electoral, un bálsamo en medio de una campaña que saturó pantallas, portales y radios durante horas.
En paralelo a los comicios presidenciales, los bonaerenses acudirán a las urnas para elegir a su próximo mandatario, en una compulsa que, al igual que en Nación, anticipa un escenario de tercios entre Unión por la Patria (UP), Juntos por el Cambio (JxC) y La Libertad Avanza (LLA). Cuarto, Rubén “Pollo” Sobrero, del Frente de Izquierda y los Trabajadores Unidad (FITU), completa el menú.
Las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) locales del 13 de agosto pasado permiten imaginar un horizonte posible. Ese día Kicillof, sin interna, llevó a UP a la victoria cosechando el 36,4% de los votos. En segundo lugar se ubicó JxC, con sus dos precandidatos, Grindetti y Diego Santilli, que sumaron el 32,9%. Tercera a nivel fuerzas, LLA ostentó un 23,7% pero Píparo venció a nivel candidatos al referente cambiemita.
Por la reelección
Así las cosas, el gobernador quedó bien posicionado de cara al 22-O, en una pulseada que será seguida de cerca por los presidenciales Sergio Massa, Patricia Bullrich y Javier Milei. Con más de 13 millones de electores, la Provincia representa el 37% del padrón electoral nacional y es la madre de las batallas para los aspirantes al sillón de Rivadavia.
En la última semana previa a las elecciones los tres postulantes optaron por mostrarse junto a sus referentes nacionales. Axel Kicillof inauguró el martes el raid de cierres de campaña con un masivo acto en el estadio de Arsenal de Sarandí junto a Sergio Massa. Allí, con motivo del Día de la Lealtad peronista, arengó a votar la boleta completa de Unión por la Patria, en un intento generoso por compartir con Massa su bonanza en el distrito.
Aunque las PASO son un buen augurio para Kicillof, de agosto hasta hoy pasaron cosas. El mandatario debió lidiar con el escándalo protagonizado por Martín Insaurralde en Marbella -hecho que le valió su eyección del Gobierno, su renuncia a una candidatura y la disolución de la Jefatura de Gabinete bonaerense- y la investigación judicial en curso por el caso del puntero Julio “Chocolate” Rigau, además de las esquirlas de una economía siempre al filo. Resta saber si tales asuntos impactaron en la línea de flotación del oficialismo o si quedaron como meras anécdotas del andamiaje mediático.
Como sea, el exministro de Economía sabe que el próximo escenario será complejo en todas sus variables. Y a la inversa, también prestará especial atención a lo que ocurra en Nación, con la expectativa de que Massa pueda meterse en el ansiado balotaje para definir el comicio con Javier Milei, el preferido de la Casa Rosada para enfrentar en un mano a mano. Además, en caso de ganar, Kicillof se probará el traje de jefe del peronismo bonaerense.
Cóctel opositor
“Estamos a tres puntos de ganar la Provincia”. Del otro lado del ring, JxC repite la tesitura que, creen, acaparará el voto útil para llevar a Néstor Grindetti a La Plata. En las últimas semanas el candidato amarillo agitó una frenética agenda que incluyó visitas a la capital provincial, La Matanza, Roque Pérez, Bahía Blanca, Pergamino, Mar del Plata, Junín y su pago chico, Lanús, entre otras localidades. Ayer Grindetti clausuró su campaña junto a Patricia Bullrich, Mauricio Macri y Rodríguez Larreta en Lomas de Zamora, en un evento de fuerte carga simbólica apuntado a usufructuar el Insaurralde gate.
En medio de las recorridas, el postulante opositor se centró en mostrar una serie de propuestas de gobierno que incluyen una reforma del Estado con achicamiento de ministerios, recorte de cargos públicos y la modificación de la Legislatura bonaerense para transformarla en un organismo unicameral, una iniciativa de los legisladores cambiemitas que el propio Kicillof aceptó discutir.
A lo largo de la campaña, la diatriba del intendente de Lanús -actualmente de licencia- tuvo como terminal al peronismo, con quien intentó abrir su principal frente. “Veo cada vez más bonaerenses cansados de esta forma de gobernar que tiene el kirchnerismo, alejado totalmente de la gente y de sus problemas. Tenemos la gran oportunidad el próximo 22 de octubre de cambiar la provincia y el país para siempre con un cambio responsable y con los pies sobre la tierra”, disparó en una visita a San Martín.
Grindetti no solo necesita contener los votos de su rival interno, Diego Santilli, sino que además debe crecer si quiere disputar la gobernación. La Provincia no tiene balotaje: se gana por un voto.
Al acecho, Carolina Píparo intentará dar el golpe y plegarse al fenómeno Milei. La candidata no tuvo cierre de campaña local, pero compartió el miércoles el del economista en el Movistar Arena de Villa Crespo. Previamente fue respaldada por el fundador de la LLA, quien la acompañó en dos caravanas por Mar del Plata y Lomas de Zamora.
El rompecabezas se completa con las disputas en los municipios, las batallas subterráneas de la elección. Como es habitual, en las últimas semanas afloraron las mañanas de algunos intendentes que impulsaron sigilosamente el corte de boleta. Menos prudente fue Diego Valenzuela, alcalde cambiemita de Tres de Febrero, quien llamó a votar “sin condicionamientos partidarios”, desatando la furia de Bullrich. La suerte está echada. Pase lo que pase, los bonaerenses amanecerán el lunes con un nuevo mapa político.
Morón será uno de los municipios que tendrán disputas reñidas. Allí el actual intendente Lucas Ghi (UP) buscará la reelección. No le será fácil.
Similar escenario se plantea en el vecino partido de Ituzaingó. Gobernado por el peronista Alberto Descalzo desde 1995, cuando se escindió de Morón, la pulseada quedará entre el candidato de UP e hijo del intendente, Pablo Descalzo, y el cambiemita Gastón Di Castelnuovo.
A la inversa pasa en Lanús. Con el intendente Diego Kravetz a la cabeza -reemplaza a Néstor Grindetti-, la coalición amarilla tiene chances de perder.
La Matanza, bastión de peso incluso en el ámbito nacional, se encamina a reelegir a Fernando Espinoza, mientras que en Lomas de Zamora, otro distrito clave, el peronista Federico Otermín tenía el camino pavimentado para ganar. Al menos hasta antes de que estalle el escándalo Insaurralde, quien bajó su candidatura a concejal en ese partido. En La Plata y Tres de Febrero, JxC quedó bien posicionado para retener el poder con Julio Garro y Diego Valenzuela, sus actuales intendentes, como candidatos a la reelección.
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