El mandatario ganó la centralidad del acto de Ensenada. Al lado del ministro candidato, posicionó a Buenos Aires como el motor de un triunfo nacional. Mensaje de unidad, gesto para los intendentes y mensaje cifrado a otros gobernadores.
Por Macarena Ramírez
“La provincia de Buenos Aires será la locomotora, el motor del triunfo en el país”. La frase de Axel Kicillof queda resonando en el estadio del club Defensores de Cambaceres, en Ensenada, donde el gobernador compartió escenario con el candidato presidencial Sergio Massa ante más de 50 mil personas. El evento fue el relanzamiento de la campaña de Unión por la Patria (UP) en el distrito que concentra el 37 por ciento del padrón electoral nacional, pero fue también la unción del gobernador como figura destacada más allá del territorio que gobierna. El mandatario pronunció un discurso enfático, regado de alusiones peronistas y sin titubeos en apoyo al ministro-candidato; destacó implícitamente su triunfo en las PASO que lo deja como favorito para octubre, pero fundamentalmente se ubicó y posicionó a los intendentes del conurbano como la llave de entrada a la Casa Rosada. Buenos Aires, la locomotora; Kicillof, el conductor de ese tren para trasladar al hincha de Tigre hasta Balcarce 50.
NOTAS RELACIONADASMINUTO A MINUTO | UP | BUENOS AIRESKicillof: "La provincia de Buenos Aires será la locomotora del triunfo en el país"Por Letra P | Periodismo Político
Fue ante un estadio desbordado de militancia y dirigentes de diversos sectores que Kicillof puso a la provincia y, por decantación, a él mismo en el centro de un oficialismo que busca la epopeya de retener el gobierno central después de cuatro años de una gestión que fracasó. “Nadie viene a atrincherarse en Buenos Aires, vamos a seguir convirtiendo a la provincia en la locomotora y en el motor de la producción y el trabajo, pero también, Sergio, en la locomotora y el motor del triunfo en las próximas elecciones, no solo en nuestra provincia sino en el país”, lanzó el gobernador apalancado en los resultados que consiguió en agosto.
Kicillof sabe que el triunfo es suyo, pero en su intención de compartirlo reafirmando su alineamiento y compromiso con la elección nacional y con Massa específicamente engrandece la victoria y con ella, su propio nombre.
“Nuestra provincia no es una isla. Decían que queríamos separarnos, aislarnos de la situación política, y acá estamos. No desdoblamos las elecciones, vamos juntos con Sergio en la boleta, con los municipios, boleta completa, porque sin la nación no hay oportunidades para una provincia que necesita más recursos”, dijo y dejó en offside al pelotón de gobernadores que decidió jugar su propio partido desdoblando elecciones, tomando una distancia que de todos modos no fue suficiente para evitar la derrota. No lo dijo, pero el mensaje de Kicillof puede leerse: no soy Omar Perotti ni Jorge Capitanich ni Sergio Uñac ni Mariano Arcioni.
Esa idea de Buenos Aires -Kicillof y sus intendentes- en el centro de la escena fue ratificada por Massa: “Quedan menos 25 días, sé del valor de los intendentes, la fortaleza del gobierno de la provincia, el talento y la capacidad militante de nuestro gobernador e intendentes”, concedió y le pidió al gobernador hacer “el máximo esfuerzo”, salir “barrio por barrio, casa por casa”, porque “la victoria está cerca si hacemos el esfuerzo”, se envalentonó.
Aunque tuvo pasajes dedicados a la grieta que separa dos modelos y a las consecuencias de la deuda tomada por el ex presidente Mauricio Macri con el Fondo Monetario Internacional (FMI), el mensaje a destacar fue el dirigido hacia adentro de su espacio, enfocado en consolidar un respaldo contundente a Massa. Fue un mensaje de unidad peronista con dedicación y reconocimiento a los intendentes que gobiernan distritos del conurbano bonaerense, corazón del poder territorial, con algunos de los cuales mantiene una relación con vaivenes y tensiones desde el inicio mismo de su gestión.
En rigor, su centralidad, ratificada en el acto de este miércoles en Ensenada, tiene el espesor que le da el calendario electoral a lo largo del año -resonantes derrotas peronistas provinciales- y las PASO puntualmente, cuando casi todo el país se pintó de violeta. Milei arrasó en casi todos lados, pero no pudo en Buenos Aires: UP ganó y le sacó ocho puntos de diferencia a LLA; Kicillof le sacó 13 puntos de distancia a Carolina Piparo, la dueña de la motosierra bonaerense.
Kicillof camina hacia octubre empoderado por el triunfo, pero también por su alianza con sectores del kirchnerismo duro y territorial, un vínculo que en el último tiempo se afianzó; marcharon detrás de su figura, aportándole la estructura que el gobernador nunca quiso construir.
Kicillof coordinó el acto de este miércoles con la denominada “Mesa de Ensenada” que comandan los intendentes Mario Secco (Ensenada) y Jorge Ferraresi (Avellaneda) y el ministro de Desarrollo para la Comunidad bonaerense, Andrés Larroque, y el empuje de Fernando Espinoza, el jefe comunal de La Matanza, sin necesidad de echar mano a la estructura del PJ bonaerense o a grandes estructuras con poder de movilización como La Cámpora, que este miércoles estuvo representada por un grupo de militantes de la zona. El estadio fue colmado centralmente por organizaciones que componen La Patria es el Otro, el espacio que conduce Larroque, lo que movilizaron los intendentes convocantes y una fuerte presencia de los gremios bonaerenses, con quien Kicillof mantiene diálogo permanente.
Comentá la nota