Las organizaciones K se concentrarán hoy a las 16 en la 9 de Julio y marcharán a la plaza Lavalle. Las críticas estarán centradas en la Corte Suprema y el gobernador bonaerense será el principal orador. “Wado” de Pedro y Máximo Kirchner estarán lejos del centro porteño, con actividades en el interior.
Por: Brenda Struminger.
El escenario del acto que montará el kirchnerismo esta tarde frente a los Tribunales estará ubicado de manera poco ortodoxa. En lugar de enfrentar a los militantes, estará ubicado de cara al Palacio, como una forma de reforzar, desde la puesta en escena, el mensaje contra la Corte Suprema, que se reúne en el cuarto piso del edificio, y que será la principal apuntada de la jornada política.
La columna vertebral del acto quedó de manifiesto ayer, en un documento que hicieron circular desde la mesa de Ensenada, donde equiparan el “partido militar” de los golpes de Estado con el “partido judicial”, un concepto harto repetido por el kirchnerismo, que apunta engloba a jueces y a la oposición de Juntos por el Cambio. En el texto mencionan directamente al máximo tribunal. “Pretende imponerse, con sentencias facciosas y traficadas, sobre los poderes que emanan de la voluntad popular”, dicen.
El principal objetivo del encuentro será defender a Cristina Kirchner, sobre todo después de la condena en la causa Vialidad, que consideran una forma de “proscripción” antes de las elecciones presidenciales, y pedir por su candidatura. Con Máximo Kirchner y Wado de Pedro ausentes, el principal orador será Axel Kicillof, que levanta el perfil en su búsqueda del visto bueno de “la jefa” para jugarse por la reelección bajo el sello del Frente de Todos y evitar que lo “manden” a competir por la Presidencia. Con ese objetivo en la mira, hoy le dará apoyo total al operativo CFK 2023, que esta vez se exhibe bajo la consigna “Democracia o mafias”.
Axel Kicillof será el orador principal del acto
Las organizaciones k -La Cámpora, Kolina, Nuevo Encuentro, la Corriente Federal, La Patria es el Otro, entre otras- se concentrarán a lo largo de la 9 de Julio entre las 15 y las 16, para marchar a las 17 hacia la plaza Lavalle. Como en la primera edición de la serie del operativo clamor, en Avellaneda, se aglutinarán en el escenario todos los dirigentes de relativo peso que asistan, para exhibir volumen político a pesar de la ausencia de los dos líderes principales. Estarán Martín Sabbatella, Carlos Castagneto, Andrés “Cuervo” Larroque, Walter Correa, y Roberto Baradel, entre otros.
Sin explicitar los motivos de sus respectivas ausencias, el jefe de La Cámpora y el ministro del Interior programaron para hoy actividades al margen del acto, en el interior. El primero estará en Chubut; el segundo, en Catamarca. Y aunque en el resto de las organizaciones no lo consideraron un hecho casual, sino político, y sintieron una cuota de rechazo, también argumentaron, conscientes de la llegada que tienen ambos a la vicepresidenta, que “entienden” los faltazos en un sentido estratégico. “Con estos actos tan seguidos corremos el riesgo de no representar cabalmente lo que significa Cristina. Si vienen Máximo y Wado, y el acto no es un actazo, como el de Avellaneda, quizá termina restando. En algún modo es mejor que se preserven”, dijo un dirigente de peso del espacio kirchnerista, adelantándose al caudal relativo de la convocatoria.
El encuentro de hoy, como el anterior, en Chaco, y el primero, en Avellaneda, se gestaron en la “Mesa de Ensenada”, el grupo de dirigentes cristinistas con base bonaerense, muy críticos de Alberto Fernández, que se reúne semanal o quincenalmente en la localidad que conduce Mario Secco hace más de un año, y del que participaron, en ocasiones Máximo Kirchner y Kicillof. Algunos son intendentes; otros, funcionarios nacionales; todos tienen en común la denuncia del “lawfare” y la candidatura de Cristina Kirchner como “plan A y B”.
Máximo Kirchner no estará presente
Lo más probable, indicaron los organizadores, es que esta tarde haya tres oradores. Abrirán el encuentro los sindicalistas Hugo Yasky (CTA de los Trabajadores), y Vanesa Siley (Judiciales), que también es diputada nacional, y cerrará Kicillof, alrededor de las 19. Ayer se distribuyó un documento para resumir los reclamos de la jornada, que se había redactado ante la posibilidad de que no hubiera discursos. Cuando se confirmó la presencia de Kicillof, se decidió difundirlo de antemano y dejar que las palabras de los dirigentes marquen el ritmo y el contenido del acto. En los discursos no se descartan cuestionamientos públicos al sector del Gobierno encabezado por el Presidente, así como al acuerdo con el FMI que está intentando cumpliendo Sergio Massa, aunque el kirchnerismo aún sostiene el respaldo al ministro de Hacienda.
La centralidad de Kicillof será una señal en el espacio, donde se viene discutiendo con cada vez mayor efervescencia sobre el rol que debería tener en el esquema electoral del Frente de Todos. Él avisa hace largos meses que está decidido a correr por un segundo mandato, con argumentos basados principalmente en las encuestas, que lo muestran como el candidato con mayor intención de voto en el territorio bonaerense. Y y tiene el apoyo de la mayor parte de las organizaciones, que lo consideran el postulante “natural”.
Sin embargo, desde un sector de La Cámpora que se identifica con Máximo Kirchner no descartan que Cristina Kirchner le pida que compita por la Nación, una posibilidad que el gobernador, a priori, rechaza pero que, si se concretara, no podría eludir. La pregunta, en ese caso, es sobre la figura que podría reemplazarlo. Sonaba como opción el jefe de Gabinete provincial, Martín Insaurralde, pero esa hipótesis perdió peso en las últimas semanas, indicaron al unísono distintos funcionarios nacionales, bonaerenses y municipales.
La discusión sobre “Axel”, que está convencido que puede repetir el éxito de la campaña del Clio en 2019, genera tensión en las filas de los duros. Pero más allá de las discusiones internas, todos tienen una certeza: la decisión final estará en manos la vicepresidenta, que aún no dejó ver sus cartas para el armado hacia las PASO y hace meses evita brindar señales claras a sus propios dirigentes. Su última definición fue hace cuatro meses, cuando les pidió que “tomen el bastón de mariscal”. Y algunos, incluido Kicillof, así lo hicieron, pero al final, necesitarán su aprobación.
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