El combustible, que es lo que pone en movimiento al transporte, paradójicamente lo está deteniendo. Es que aumentó nada menos que 88.5% en los últimos doce meses, con el inicio de la desregulación del mercado de hidrocarburos.
El combustible, que es lo que pone en movimiento al transporte, paradójicamente lo está deteniendo. Es que aumentó nada menos que 88.5% en los últimos doce meses, con el inicio de la desregulación del mercado de hidrocarburos.
Según un estudio de la Federación Argentina de Entidades Empresarias del Autotransporte de Cargas (FADEEAC), en septiembre llenar los tanques de los camiones costó casi un 23% más, y alcanzó un incremento del 64.5% al tercer trimestre del año
La suba abarca tanto al segmento minorista como mayorista del gas-oil y remarca la preocupación de los empresarios del transporte de cargas frente a costos que no dejan de crecer. Se trata del principal insumo para la actividad por lo que afecta ostensiblemente su funcionamiento en todo el territorio, a la vez que se transforma cada vez más en un problema para la economía real: el rubro Combustible y Gas duplica la altísima inflación que refleja el índice de precios mayoristas (IPIM).
Aún en este contexto crítico, se proyectan nuevos aumentos del combustible en la última parte del año dada la magnitud de la devaluación del peso y de un posible aumento de los precios de internacionales del petróleo. A septiembre de 2018 el precio promedio país del gasoil fue de $ 34,53.
La información de la suba del 22.81% que trepó el insumo en el mes pasado surge del Índice de Costos de FADEEAC que mide once rubros relacionados con el sector.
A esta preocupante situación se le suma la carga impositiva que deben soportar las empresas que se dedican a transportar mercadería por carretera, por lo que la competitividad está cada vez más comprometida.
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