Un estudio revela cómo varió el consumo tras la llegada de Javier Milei a la Presidencia. Los productos masivos en picada y los bienes suntuarios suben.
Por
ALAN LONGY
El termómetro del consumo da cuenta de una creciente desigualdad entre los argentinos. Pese al fastidio que Javier Milei expresó por el índice de GINI, que mide oficialmente la distancia entre el 10% más rico y el más pobre, los datos de ventas interanuales ratifican una brecha cada vez mayor: crecen las ventas de bienes de lujo en shoppings mientras caen los de consumo masivo como alimentos en supermercados.
El dato fue analizado en el décimo informe del observatorio IPA a cargo de los economistas Martín Kalós y Pablo Bercovich. Para los analistas, la foto en lo que va del año da cuenta de “nichos” de consumo por las mejoras en los ingresos reales de las clases más acomodadas a costa de los bienes y servicios de consumo masivo que acumulan caídas y rompen barreras de piso histórico. Además de los cambios en qué se vende, el contraste se evidencia en dónde se vende: “los mayoristas y supermercados muestran hasta julio de 2024 niveles de crisis y los shopping son los lugares de venta masiva que menos están sufriendo del mercado interno”, detalla el estudio.
Entre los mayores consumos de la clase alta argentina en la era libertaria se observa un crecimiento del 42% interanual en el patentamiento de autos, predominantemente importados. La misma línea se profundiza en electrodomésticos: se incrementó en gran medida la proporción de compras de televisores, celulares, y fotografía en lo que va del 2024 en detrimento de heladeras, freezers, pequeños electrodomésticos y línea blanca. La venta de pantallas pasó de ocupar el 9% del total del gasto en diciembre al 22% en junio de 2024.
“En mueblerías vemos reactivación porque pasaron de no vender nada a remontar algo. Estamos consumiendo más autos importados y se ve muy clara la diferencia de ingresos entre familias”, dice ante El Destape Bercovich. En enero, Milei elevói el monto mínimo para no pagar impuesto a los autos de lujo a un monto cercano a los $25 millones, mientras que los autos con un valor mayor a ese tope y menor a $36 millones más impuestos (unos $43 millones) pagarán el 20% de arancel. En tanto, los que superen ese cifra tributan el 35% de impuesto.
El contraste es fuerte y marcado en los rubros de consumo de las grandes masas populares. “Durante el gobierno de Milei la caída es continuada. En los mayoristas, la baja acumulada en todo el año es de 13,3% hasta julio. Lo mismo ocurre en los supermercados, las compras cayeron 11,7% en comparación con diciembre de 2023”, especifica el informe. Las ventas en esas cadenas están en mínimos históricos desde enero de 2017. “Es decir es más bajo que en la crisis de finales del macrismo y que en la pandemia”, indican Kalós y Bercovich. Cayó fuertemente también el consumo de lácteos (-17,6% en el primer semestre) y 2024 apunta a ser el año con el peor registro histórico. Lo mismo anticipan pra el consumo de carne vacuna.
Quienes siguen comprando en supermercados, lo hacen endeudándose. Desde noviembre de 2023 ha aumentado marcadamente la proporción del volumen de compra con tarjeta de crédito en relación con otros medios de pago y batió récord histórico. Superó el 42% en julio cuando nunca antes había roto la barrera del 40. El año pasado estaba en torno al 35%.
Los shoppings no son ajenos a la crisis pero son los lugares de venta masiva que menos sufrieron el embate libertario. “Venden productos que no son de primera necesidad, y por tanto de los que se puede desistir ante caída en los ingresos pero no están en niveles mínimos históricos de ventas. No han parado de incrementarse desde enero”, analizan los autores. Allí sí hay rebote sostenido intermensual. Los niveles actuales de ventas están por encima de los de otros momentos históricos de crisis como la del segundo tramo del macrismo y la pandemia.
Aclaran además que “gran parte del consumo de los sectores más acomodados está destinado a indumentaria importada y hay una mayor proporción dedicado a la diversión y esparcimiento, patio de comidas, indumentaria deportiva y a productos tecnológicos (de computación, electrodomésticos, entre otros; aunque en este caso menos la proporción es similar a la de 2023). Todo esto da cuenta de un proceso de sofisticación del consumo mayormente volcado a shoppings y a productos tecnológicos y relacionados con el uso del tiempo libre. Desde luego, accesible mayormente para los sectores de mayores ingresos”, describieron los analistas.
Los datos dan cuenta de una tendencia que se consolida: mientras los sectores altos consumen lo mismo o más, las clases populares ajustan como nunca en lo más elemental. Este señalamiento fue particularmente irritante para Milei. Ante empresarios cargó contra “los zurdos de mierda que dicen que la ganancia extraordinaria está mal. Al empresario que está consiguiendo un beneficio extraordinario, en lugar de perseguirlo, tenemos que darle un premio. Ellos, que se basan en la envidia, el odio y el resentimiento, van a hinchar las pelotas con el Coeficiente de Gini, la desigualdad”. Sólo en el primer trimestre, la desigualdad aumentó a niveles no vistos desde 2008.
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