A mediados de diciembre se realizó la audiencia pública convocada por el Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible (OPDS) respecto a una nueva etapa de obras en el río Luján. En este caso los trabajos se llevarán a cabo en territorio lujanense, desde la ruta 6 hasta el final de la trama urbana de la ciudad cabecera. Cabe recordar que ya están en ejecución las tareas río abajo.

La instancia pública se llevó a cabo de manera virtual entre el viernes 17 y el miércoles 22 de diciembre. En la primera etapa, diferentes técnicos vinculados al OPDS y a otras dependencias provinciales expusieron los alcances de la iniciativa que tiene como objetivo principal atender la problemática de las inundaciones. Luego llegó el turno de diferentes vecinos, en general integrantes de organizaciones sociales diseminadas a lo largo de la cuenca, quienes expresaron diferentes críticas.

LOS DETALLES

El primero en tomar la palabra fue Gustavo Colli, director técnico de Proyectos de la Dirección de Hidráulica. Recordó que la batería de intervenciones en marcha y por concretarse se desprende del famoso estudio realizado por la consultora Serman, encarado durante la etapa final del gobierno de Daniel Scioli.

“Dentro de esas medidas se definieron algunas obras de control de inundaciones, entre las que está la adecuación del cauce en distintos tramos, como por ejemplo se ha ejecutado aguas abajo. A esto se suman obras complementarias”, describió.

Los técnicos indicaron que el objetivo de máxima es eliminar los eventos de inundaciones en áreas urbanas. Estimaron que las obras en Luján permitirían una disminución de tres metros respecto a los eventos de crecidas.

“Hay personas que piden una integralidad del proyecto, que no se vea un punto sino distintas situaciones de la cuenca. Otras pueden pensar en formas sustentables ambientalmente y que haya medidas que vayan en esa dirección. Pero lo principal desde mi punto de vista es que las obras eviten las inundaciones, más allá de todos los puntos anteriores que deben ser tratados. Se tomó la cuenca de manera integral con diferentes obras, algunas de impacto sobre el cauce, otras de retención en la cuenca alta y obras puntuales para usos turísticos o que mejoran las vías de comunicación”, contó Leandro Mugetti, otro de los integrantes del equipo técnico.

Por otra parte, indicó que “estamos proponiendo no tocar prácticamente el cauce actual sino excavar en las bermas, hacer una doble sección del canal (ensanche de los laterales). Y solo ante una crecida se produzca la afectación de esos valles. Esa zona va a tener un proceso de inundación más importante. Con esta canalización lo que estamos haciendo es respetar que funcionen los meandros, con ciertas rectificaciones, pero solo en función de las bermas”. Esto significa que los trabajos no implican cavar en los fondos del cauce principal, sino agrandar sus laterales.

Respecto a la zona urbanizada en Luján, Mugetti puntualizó que “para evitar que el cauce desborde se ha propuesto una obra más dura donde hay unos muros verticales de hormigón”. En ese sentido explicó que “no se toca el fondo, pero sí los márgenes y en algunos lugares se hacen paseos o se le dan otros usos para que sea aprovechado por la población”.

En términos paisajísticos, los expositores resaltaron que “esta obra contempla la continuidad de un paseo a lo largo de todo el curso, desde Pilar hasta la terminación, con  bici sendas y módulos de descanso”.

CUESTIONAMIENTOS

El resto de la audiencia sumó la intervención de diferentes vecinos. Desde distintas aristas cuestionaron los trabajos. En general objetaron el estudio de impacto ambiental por carecer de una mirada integral y acumulativa respecto a los efectos negativos de las intervenciones. De igual modo consideraron que las obras no contemplan una mirada ambiental sobre el río y que, a su vez, no generarán efectos positivos respecto a la mitigación de inundaciones, aduciendo ejemplos internacionales donde -dijeron- estas iniciativas ya fracasaron. Por el contrario expresaron críticas a las autoridades respecto a la preservación de los humedales, objetos de un proceso de ocupación que todavía continúa.

“Lo que se plantean son falsas soluciones y no se atacan las causas de los problemas, que son los rellenos de los humedales con countries y plantas industriales, el monocultivo de soja que compacta el suelo, los canales clandestinos que desagotan rápidamente los campos y la contaminación de residuos sólidos que se acumulan formando diques. Estamos hartos que unos pocos se apropien de los bienes comunes y los destruyan, estamos hartos de estudios de impacto ambiental poco serios, estamos hartos de talleres de participación que son una parodia”, indicó una vecina de Vicente López.

Otra de las posturas corrió por cuenta de la Red del Río Luján, integrada por organizaciones ambientalistas. Una de sus integrantes leyó un documento donde se denunció “la falta de legitimidad de las obras debido a cuestiones institucionales y legales”. Entre los puntos destacados figura la ausencia de aquellos factores que “provocan las inundaciones”, como “la ocupación de las riberas por desarrollos inmobiliarios e industriales que obstruyen el normal flujo del río”.

“Se descartó, desde sus inicios, la posibilidad de evaluar los beneficios de preservar y restaurar los humedales de la cuenca: cuando esta alternativa, ya desde hace muchos años, está siendo elegida en el mundo desarrollado por sus mayores beneficios frente a los planes exclusivamente hidráulicos. Así, se seleccionaron obras hidráulicas y se descartó la preservación de los humedales que son bienes públicos que benefician a la sociedad en forma gratuita con sus extraordinarios servicios ecosistémicos, tales como protegernos de las inundaciones, recargar los acuíferos que abastecen a millones de hogares, purificar la calidad del agua, absorber los gases responsables del cambio climático, etc.”.