Si bien el presidente Milei insiste con la suba nominal de los salarios en dólares, lo cierto es que, con una inflación que superó el ajuste del tipo de cambio nominal, el ingreso mínimo cayó 33%, erosionando el poder adquisitivo de las familias argentinas.
Por
EUGENIA RODRÍGUEZ
El último dato de inflación mensual (+2,4% febrero) mostró una menor desaceleración de los precios respecto de los meses previos, con un impacto especial de la suba de alimentos y de los servicios y alquileres, a la par que relevamientos privados anticiparon que el consumo masivo volvió a caer (-10,2% en el primer bimestre). En paralelo, la economía argentina arrastra una significativa apreciación del tipo de cambio real que impacta directamente en el costo de vida de la población: el salario mínimo pasó de 413 dólares al inicio de la gestión de Javier Milei a 275 dólares en la actualidad (el más bajo de la región) y esto implica que las familias en enero pudieron comprar 22 kilos menos de pollo, 126 litros menos de leche, 12 kilos menos de harina de trigo común, 26 kilos menos de pan y 56 litros menos de aceite de girasol que cuando comenzó la gestión libertaria.
De esta manera, se evidencia que el atraso cambiario (el tipo de cambio real registró una contracción del 29% entre enero de 2024 y enero de 2025) impacta directamente en la canasta básica de la población, sobre todo en la de menores ingresos, y generó una pérdida acumulada del poder de compra en dólares del salario mínimo que cayó un 33% y afectó la compra de bienes esenciales y elevó el costo de vida en comparación con otros países: Mientras con un salario mínimo en España se pueden comprar 1.170 litros de leche, en Argentina alcanza para 200 litros de leche.
No es menor recordar que según fija la Ley de Contrato de Trabajo y la Constitución Nacional, el salario mínimo es justamente la remuneración de base que un trabajador debería cobrar para asegurar su alimentación, vivienda digna, educación, vestuario, salud, transporte, esparcimiento, vacaciones y previsión. Para cubrir esos gastos a finales de 2024 un trabajador debería contar, lejos de la cifra actual, con un ingreso mínimo que supere los 1.500 dólares.
Además, en este escenario de apreciación cambiaria, la apertura comercial desregulada incide también en cambios en la estructura de precios relativos de la economía en detrimento de los bienes (transables), y a favor de los servicios (no transables) que continúan avanzando por arriba del IPC que mide el INDEC.
Golpe al poder de compra familiar
Al inicio de la gestión de Milei se implementó una devaluación de más del 54% en el tipo de cambio oficial que provocó, en principio, un aumento equivalente en el tipo de cambio real. Sin embargo, debido a la inflación desencadenada sumado a la desregulación de los precios, el tipo de cambio real se apreció nuevamente en el tiempo, registrando una caída del 29% entre enero de 2024 y enero de 2025 quedando, de hecho, por debajo del nivel previo a las elecciones presidenciales del 2023.
Así, el programa económico de La Libertad Avanza no solo se sustenta en la recesión de la economía argentina, sino que provocó una profunda redistribución regresiva del ingreso, ya que, desde la mega devaluación, sumado al fuerte ajuste y la posterior política cambiaria, se desencadenó una redefinición de precios relativos que juega en contra de la producción industrial y vuelve cada vez más regresiva la distribución del ingreso. En tal coyuntura, Argentina se transformó en pocos meses en el país más caro de la región, mientras cada vez menos hogares pueden acceder a los bienes de la canasta básica y llegan a pagar servicios esenciales (el consumo se contrajo 9,8% en febrero y ya había caída 10,6% en enero, llegando a anotar 14 meses consecutivos a la baja, según la consultora Scentia).
En relación, el atraso cambiario -la moneda local no se deprecia al mismo ritmo que la inflación interna- “genera un desajuste entre el valor nominal del peso y su poder adquisitivo real" así, "si bien puede brindar una aparente estabilidad en el corto plazo, también encarece las exportaciones, incentiva las importaciones y reduce el ingreso real de los sectores más vulnerables”, señaló un informe elaborado por el Centro de Estudios para la Recuperación Argentina (Centro RA) de la Facultad de Económicas de la UBA.
De esta manera, el ancla cambiaria al que el gobierno parece aferrada con tal de mantener el proceso de desinflación, no es "gratuita" ya que tiene entre sus costos principales un fuerte deterioro en las condiciones de vida de la población. “El deterioro de los salarios medidos en dólares y el aumento de los precios en esa moneda, impulsado por una inflación que superó el ajuste del tipo de cambio nominal, han erosionado significativamente el poder adquisitivo de las familias argentinas, sobre todo de las de menores ingresos”, destacaron desde el centro de economía.
Para entender mejor cómo afecta el costo de vida de la población y sus posibilidades de compra de bienes esenciales hay que mirar, a diferencia de lo que plantea usualmente el jefe de Estado, no el valor nominal sino el poder real de compra de esos ingresos, es decir incluyendo el impacto de la inflación.
Así, si se toma un salario mínimo -remuneración debajo de la cual ningún trabajador debería cobrar- se observa que “tras la devaluación inicial del gobierno de Milei, el salario mínimo en dólares cayó más de un 40%. Esta reducción se profundizó en los meses siguientes debido a que la inflación local superó tanto la variación de los precios internacionales como la del tipo de cambio nominal”, analizaron. Como resultado la caída acumulada en dólares sigue siendo significativa: 33%. En detalle, el salario mínimo pasó de 413 dólares al inicio de la gestión a 275 dólares en la actualidad.
A modo de ejemplos concretos, tomando productos de primera necesidad, un salario mínimo permitió a una familia, en enero de 2025, adquirir 305 kilos de harina de trigo común esto es 102 kilos menos que en noviembre de 2023; además pueden comprar 193 litros de leche entera en sachet, una caída de 126 litros con respecto al inicio de la gestión libertaria. La compra de pollo entero con dicho ingreso, pasó de 115 kilos a fines del 2023 a 93 kilos en la actualidad (-22 kilos), a la vez que solo se pueden adquirir 91 kilos de pan francés (nov/24 117 kilos; -26 kilos) y el poder de compra en el caso del aceite de girasol se acotó a 56 litros (pasó de 172 a 116 litros).
“La apreciación del tipo de cambio real impactó significativamente el poder adquisitivo, especialmente en los sectores más vulnerables. A pesar de la devaluación inicial, la inflación y la desregulación de precios revirtieron gran parte del ajuste, reduciendo la competitividad económica”, agregó el documento al que accedió este medio.
A pérdida frente al resto del mundo
El atraso cambiario elevó significativamente el costo de vida en Argentina en comparación con otros países y esto se evidencia al comparar el poder de compra de productos de la canasta básica.
En concreto, mientras que con un salario mínimo en España se pueden comprar aproximadamente 1170 litros de leche, en países vecinos en promedio se adquiere casi 430 litros y en Argentina se cubren apenas 200 litros de leche. Otro ejemplo, en el caso de los huevos, el salario mínimo de nuestro país permite comprar, en promedio, un 78% menos que en otros países de la región y un 418% menos en comparación con España, según el informe del centro R.A. de la Universidad de Buenos Aires.
Otro caso es el de la vestimenta, ya que “Argentina tiene uno de los costos más altos del mundo en este rubro, lo que hace que vestirse sea un verdadero desafío”, apuntaron. Por ejemplo, si se compara la cantidad de jeans Levi 's para mujer que se pueden comprar con un salario mínimo, en los países europeos relevados es posible adquirir alrededor de 19 jeans, mientras que en la región el promedio ronda los 8 y en Argentina, en cambio, esa cifra no llega a 2.
De esa manera, Argentina quedó en el último puesto de un total de 12 países comparados, detrás de Alemania, Francia, España, Chile, Portugal, Bolivia, Ecuador, Brasil, Perú, Colombia y Uruguay. Esto se debe a que “el salario mínimo en dólares es extremadamente bajo y el precio de los jeans casi duplica el de los países analizados”, concluyeron.
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