“Atención integral y Línea Gratuita local 24 hs p/ la lucha contra la violencia de #Género #LaPlata #FlorenciaDiputada#LaPlata #FlorenciaDiputada”, afirma un tweet de Florencia Saintout, la principal referencia del kirchnerismo y de la conducción de Cristina en la capital bonaerense, que aspira a una banca en la Legislatura.
Y el texto y el despliegue en barriadas que lo acompañan son de una oportunidad insoslayable porque La Plata es una de las ciudades bonaerenses con más femicidios visibilizados en los últimos meses, pero sin embargo el intendente macrista se niega a implementar la emergencia de esta problemática ya sancionada por el Concejo Deliberante. La militancia de cientos de mujeres que marcharon esta semana por el caso de Emma Córdoba -y por todos los que se suman- es el único reparo que tienen las víctimas, desprotegidas por un Estado cómplice.
La secretaria de Género de Periodismo (UNLP), Flavia Delmas, denunció en comunicación con AgePeBA la falta de acciones concretas del gobierno de Julio Garro en la ciudad y analizó las causas de los reiterados casos de violencia en la capital bonaerense. Además, destacó la prevención como punto de partida para dar respuesta a un flagelo, tal como propone la concejala y precandidata a diputada provincial por Unidad Ciudadana, Florencia Saintout.
El femicidio de Emma Córdoba en La Plata dejó una huella más en el dolor de todas las mujeres que militan día tras día por combatir la violencia de género en una de las ciudades más golpeadas por estos casos. El martes pasado una gran cantidad de personas marchó por el centro platense en una movilización convocada por los centros de estudiantes de las Facultades de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), luego del femicidio en Punta Lara de la joven de 26 años, estudiante de la Facultad de Ciencias Médicas.
La falta de una política sustentable contra la violencia de género y la reproducción machista acentuada durante el gobierno macrista desde los medios de comunicación sólo contribuye a camuflar cada vez más una problemática que se extiende silenciosamente por distintos puntos del país, pero que significativamente tiene altos índices en una ciudad como La Plata. Es que la ciudad que supo contar con la lucha de feministas como Julieta Lanteri y María Abella de Ramírez es hoy uno de los principales centros urbanos de concentración de la militancia feminista, duramente enfrentada con la falta de políticas activas para resignificar el rol de la mujer en tiempos de democracia. Durante el siglo XX se dieron varias batallas frente a un código civil y penal que interpretaba a la mujer como un ser inferior, pero sim embargo los avances se han visto corrompidos en distintos momentos de la historia por la intervención de la derecha neoliberal, como ocurrió durante la última dictadura, en los ’90 y nuevamente en el presente con el gobierno de Mauricio Macri.
Esta actualidad fue reafirmada por la secretaria de Género de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP, Flavia Delmas, quien en diálogo con AgePeBA alertó que en los últimos dos años “se han desarmado programas específicos y se han achicado los existentes”, y tomo como ejemplo de esto al servicio de atención telefónica para las denuncias de violencia de género en La Plata. “Antes las mujeres llamaban a la línea AVM (Atención a Mujeres Víctimas de Violencia de Género), que depende de Derechos Humanos de Provincia y que se enlazaba directamente con el 911. Hoy las víctimas llaman al 144 que tiene personal contratado por Gradicom, empresa subsidiaria de Telecom, y no te atiende nadie”, precisó.
Se confirma así que los fondos públicos municipales y provinciales en la actualidad están destinados a la lucha contra la violencia de género apuntando principalmente a la atención telefónica y el mantenimiento de los refugios de mujeres. “Es decir que todo está concentrado en la urgencia y emergencia. No hay prevención, no se aplica la ley de educación sexual integral, no hay planificación de la salida de la violencia, no hay trabajo con los medios de comunicación en torno al sexismo discursivo, no hay dispositivos para varones violentos, no hay descentralización de la atención en los barrios”, resaltó la especialista de la alta casa de estudios platense, que además subrayó la falta de articulaciones entre el Poder Ejecutivo y el Poder Judicial para dar respuestas rápidas y efectivas.
La concejala en La Plata y precandidata a diputada provincial por Unidad Ciudadana, Florencia Saintout, es una de las principales dirigentes que plantea una lucha constante por los derechos de las mujeres. Desde el Concejo Deliberante esta semana pasada sentó el pedido de aprobación de licencias para mujeres víctimas de violencia de género que trabajen en la órbita del municipio platense. De la misma manera, participó de la multitudinaria marcha por Emma Córdoba, en lo que fue un grito de lucha de toda la militancia platense que cuestiona la postura del gobierno ante la falta de respuestas institucionales por la problemática en la ciudad. Precisamente Delmas requiere como miles de mujeres platenses que se escuche los reclamos de los movimientos y colectivos feministas, lo que hoy representa para muchas mujeres la figura de Saintout, quien además de llevar adelante desde un rol político y social la causa de Emilia Uscamayta, joven que falleció en una fiesta ilegal el pasado 1 de enero, también plantea “políticas claras que dan cuenta de la prevención de la intervención y de la salida de la violencia, con formación en género de manera integral”.
Como contracara de esta lucha, en abril pasado el intendente Julio Garro inauguró un hogar para la atención de casos de violencia de género, pero sin embargo el jefe comunal PRO se niega rotundamente a implementar la emergencia de género votada por los ediles platenses, como así también destinar fondos a la prevención, el gran pedido de los colectivos feministas para afrontar a la violencia de los varones sobre la mujer. Para la foto, Garro inaugura hogares de protección, pero en la realidad su historial cuenta con casos de discriminación posteriores a la violencia machista, como el que sufrió Melisa De Benedetti, una cooperativista que estuvo desaparecida entre el 3 y 5 de junio, que fue violada en uno de los galpones de calle 32 entre 17 y 18, y que luego recibió nada menos que el despido de su trabajo sin justificativo.
Los antecedentes de Cambiemos en La Plata dan cuenta no sólo de una problemática social y cultural que se reproduce con crudeza por una posición patriarcal que ubica a las mujeres en una posición subordinada en la sociedad, sino que también pone en evidencia la complicidad del gobierno ante los reiterados casos. Delmas sostuvo que el gobierno municipal platense “no tiene lectura de género, muestra reacciones políticas misóginas y áreas donde se revictimiza a las mujeres. Esto fue quedando en evidencia desde la muerte de Emilia Uscamayta en una mega fiesta en la que si hubiese habido control estatal no hubiese sucedido, hasta la represión a cooperativistas en diferentes movilizaciones al inicio del mandato del intendente. No reconocen a la violencia como un grave problema social de derechos humanos y eso se traduce en un desastre de gestión que deja sin respuesta a miles de mujeres”, sentenció.
Con respecto a las estadísticas de la provincia de Buenos Aires, este año la Procuración General bonaerense presentó un informe en el que se detalla el registro de 95.557 causas de violencia de género o violencia familiar durante el 2016, casi un 40% más de las que se habían realizado el año anterior, según especificó el 9 de marzo pasado la agencia Télam, en base al Registro Penal de Violencia Familiar y de Género del Sistema Informático del Ministerio Público (SIMP) de la Provincia. Además, de estos casos 90 correspondieron a femicidios, lo que desprende que al menos 93 hijos perdieron a sus madres (sobre los datos obtenidos de 61 casos del total). Los datos confirman también que el Departamento Judicial que registró el mayor índice de femicidios fue Quilmes con 14 procesos, seguido por Lomas de Zamora (9), Moreno y La Matanza (8) y La Plata, San Martín, San Isidro y Mar del Plata (7).
Tomando en cuenta estas estadísticas oficiales y sumado a los nuevos casos detectados este año, el Gran La Plata aparece como uno de los lugares con más casos al menos visibilizados y con un fuerte rechazo posterior de los movimientos activos de mujeres y los Derechos Humanos. Lucía Ríos fue asesinada por un tiro en la espalda en septiembre de 2016 en el barrio de Melchor Romero, hecho por el cual se encuentra detenido su exnovio. También en enero fueron asesinadas Maruja Chacón Pérez y su hija, Shirley Cielo Barrientos, en Punta Lara. Por este caso se encuentra en prisión Hugo Orlando Hidalgo, quien intentó escapar del país pero fue interceptado en Misiones. El mismo mes el exteniente de la Comisaría Décima, José Tappa, le disparó en el pecho a su pareja Giselle Ramírez Astrid, y luego se suicidó. Ya en marzo, un expolicía de 36 años mató de un disparo en la cabeza a Mariquena Badell, de 22 años, en la intersección de las calles 96 y 127, en el barrio El Carmen de Berisso.
¿Será que los gobiernos PRO de Macri, Vidal y Garro piensan como el arzobispo de esa ciudad, Héctor Aguer? El sacerdote aseguró a principio de este año que los femicidios son producto de la falta de matrimonios porque “el matrimonio dignificaba a la mujer, la ponía en un pie de igualdad con el hombre”, e increíblemente remató con un análisis en el que sostuvo que “la perdurabilidad del vínculo es importante porque para eso están hechos el varón y la mujer”. Para lo que seguro no está hecho el varón es para golpear hasta la muerte. Ese es el rol al que quiere volver a llevar a la mujer el macrismo en La Plata, la Provincia y el país en su conjunto. Y esa es la misma lucha que grita cada año con más fuerza en las movilizaciones “Ni Una Menos” con las que millones de mujeres lograron identificarse a nivel nacional.
Así como el terror de la dictadura cívico-militar lograba hacer cotidiana la muerte, Delmas analizó que “como sociedad todavía nos horrorizamos ante los femicidios pero no podemos aún despejar los mitos prejuicios y estereotipos que sostienen la violencia”. Esto ocurre justamente porque el patriarcado actúa como “un sistema flexible que se adapta y tiene mecanismos poderosos que deben reconocerse para poder desarticularlos. Así surge el conocido y terrible ‘no te metas’, porque se considera que estamos ante cuestiones de la vida privada. Si a eso le sumamos la impunidad del Estado, nos encontramos con una trama que sostiene la violencia y la recrea. La lucha está presente en la sociedad: o somos autónomas o aceptamos la dependencia que nos condena a la sumisión”, finalizó.
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