EL CIVISMO dialogó con los encargados del suministro a los comedores escolares y municipales. También narraron su presente dirigentes de organizaciones que brindan ese servicio en barrios. Sostienen que la demanda se incrementó. Se organizan para no dejar días sin comedor.
Trescientas raciones diarias entre los tres comedores sociales de la Municipalidad. 1.400 raciones más que se reparten de lunes a viernes en los comedores escolares. Cerca de 8.000 “DMC”, la sigla con la que el Consejo Escolar denomina al servicio diario de Desayuno y Merienda Completa.
Algunas de las cifras oficiales de una asistencia básica: la comida. Y sobre la que se adjuntan decenas de servicios similares mantenidos por organizaciones sociales, políticas, religiosas y deportivas en todo el partido de Luján.
El Consejo Escolar tiene actualizados sus números, lo que le permite afirmar que en estos días tiene 1.170 cupos de comedor a los que logró 212 por la creación de un comedor en la Primaria 22 y un refuerzo de cupos en la Primaria 19 (San Cayetano) y Secundaria 10 (San Francisco).
En el caso de los desayunos y meriendas, la cantidad de tazas y complemento diarios es de 8.835.
Para cada plato de comida, el Consejo recibe a través del Ministerio de Desarrollo Social de Provincia 6,30 pesos, en tanto que para el DMC arrancaron el año recibiendo 2,30 pesos y ahora la cifra trepó a 3,95. “Esto sucede porque se agrega leche fortificada y una fruta, según disposición de las autoridades provinciales”, indicó Viviana Flosi, presidenta del Consejo Escolar local.
Sergio “Coco” Sequeira, subsecretario de Políticas Sociales de la Comuna, contó la realidad por la que atraviesan los tres comedores municipales y aquellos que son asistidos solo parcialmente.
“El primer comedor comunitario que tenemos comenzó en 1983 en el barrio Lanusse. Luego de diálogo con concejales y referentes barriales se acordó trasladarlo a la parroquia Sagrada Familia. Antes ahí había uno que solo funcionaba los sábados. Ahora se realizan 80 viandas por día, en el horario del almuerzo, de lunes a sábados”, detalló el funcionario. Los otros comedores municipales están en la Capilla del barrio Ameghino y en el CIC del barrio San Fermín.
“Les damos alimentos secos y frescos. Y están controlados por nutricionistas de la Municipalidad”.
Entre los tres servicios de comedor se redondean unas 300 raciones diarias. También se asiste al equivalente de otras 300 raciones y a ello se le agregan entregas directas de mercadería.
Por eso, el funcionario estimó que en total se asiste con alimentos a prácticamente unas 1.000 personas por día.
“Asistencias que no son directas o de dependencia establecida a través de las autoridades municipales, hay muchas. Un comedor está en Open Door; otro depende del Polo Obrero; otro de Aníbal Verón en el barrio Parque Lasa; otro en el Club San Lorenzo, al que se aportan raciones que se cocinan con dinero del Fondo de Fortalecimiento de Provincia. Ayudamos”, dijo Sequeira “y adjuntamos recursos de Provincia y Nación”. Y sumó “aportes que van variando” a los comedores de María Niña y La Casa del Niño.
“Yo no podría decir en cantidad exacta de raciones, pero sí tengo que admitir que en los últimos meses creció la demanda”, estimó Sequeira. Sin embargo, mira el presente con optimismo: “Que existan todos estos espacios para el Municipio es una ayuda muy grande, porque no podemos abarcar la demanda de todo Luján”.
Cuando se solicita ayuda para estos servicios a las dependencias municipales, se realiza un trámite que, según Sequeira, es necesario pero rápido. “Pedimos un listado de la cantidad de gente que asisten y las personas que trabajan en el lugar. A partir de ese control le empezamos a dar alimentos. Es un tema complejo, porque lo hacemos sumando el servicio de la nutricionista que guía a los trabajadores sociales. Y la actualización debe ser constante”, detalló el subsecretario.
Por su parte, los recursos para la mayoría de las raciones surgen del “Fondo de Fortalecimiento de Provincia” y en el caso de los productos frescos “los compra la Municipalidad con una partida presupuestaria de las arcas comunales”.
“Ahora no estamos recibiendo mucho pero es entendible porque se solicitó mucho durante las inundaciones”, se sinceró Sequeira.
A ese servicio de comedores, alimentos para cocción de raciones, viandas o merenderos, el Municipio suma entregas directas de bolsones de alimentos a un centenar de familias. A ellos se los asiste con harina, yerba, azúcar, una lata de tomate, fideos, arroz, medio litro de aceite, leche en polvo) y tarjetas para compras de productos a un centenar de personas con problemas de diabetes o por ser celíacos.
“No nos alcanza”
Andrea es la encargada del comedor que el MTC-Patria Grande tiene hace 13 años en el barrio San Fermín. Los sábados dan de comer y los martes, jueves y viernes funciona como merendero.
En la actualidad, se entregan 467 viandas por día. “El número aumentó en los últimos meses. Y la mayoría son cartoneros que trabajan en La Quema”, dijo Andrea, quien definió al servicio que dan como “un complemento”.
Con similares características, la organización política y social tiene otros comedores en los barrios Ameghino, Villa del Parque y Lezica y Torrezuri. “Con lo que recibimos de ayuda oficial la verdad que no nos alcanza”, aseguró.
“Hay sectores excluidos de todo”
Juan Acotto, del CTD Aníbal Verón, es uno de los referentes del comedor en el barrio Americano. Funciona los martes y jueves al mediodía y dan asistencia a 40 personas de 10 familias.
“Si bien han decrecidos las necesidades más urgentes en los barrios, sigue habiendo necesidades. De hecho, nosotros estamos pensando en abrir algo de ayuda alimentaria en el barrio Luchetti de Open Door”, explicó Acotto.
“Hay sectores que están excluidos de todo porque no ingresan a ninguno de los programas de gobierno. En general ese núcleo no se tocó. A la vez, hay un montón de gente que ingresó a las políticas públicas y han podido sobrellevar mejor la situación. De todas maneras, ninguna de las políticas públicas que se perciben alcanzan para vivir bien, son paliativos”, opinó el dirigente.
Sobre la demanda que ellos atienden, dijo que se trata de “familias numerosas, con muchos pibes. En el Americano hay familias nuevas. Después hay varios pibes que andan en la calle y a esos pibes se los asiste”.
El comedor del Aníbal Verón utiliza un sistema de viandas por dos cuestiones: “una, por la dificultad de encontrar espacios físicos. La otra, se trata de evitar que se rompa el almuerzo o la cena en familia. Los que van a buscar la comida son mayormente chicos”.
El servicio recibe alimentos de Nación y Provincia mediante acuerdos que tiene la organización. Los productos frescos (carne, verduras y frutas) lo reciben del Municipio que también aporta una parte del alimento seco. “También recibimos del Municipio gas envasado”.
“La necesidad está”
Viviana Figueroa, del Polo Obrero, agregó otra visión a partir de los comedores y merenderos que su agrupación política sostiene en Villa del Parque, San Jorge (Palo Borracho y Flor de Loto) y el barrio Lanusse.
“Desde 2001 que laburamos en estos temas. A mediados de año pasado venían menos personas, pero en los últimos meses creció de nuevo el número. En total atendemos a unas 300 personas”, calculó Figueroa.
“Son vecinos que recurren a varios comedores –dijo-. En Villa del Parque está el comedor nuestro, el del Frente Darío Santillán y el de la Iglesia. Por eso nos organizamos en distintos días para que todos estén cubiertos y nos podamos complementar. Porque la necesidad está”.
Según Figueroa “en estos últimos tiempos estos servicios crecieron. En 2001 existía una necesidad extrema y había que organizarse para armar un comedor. Ahora, además del comedor buscamos que los espacios sirvan para trabajar con los pibes en el sentido de dictar cursos y sacarlos de la calle”.
“El Municipio nos ayuda con la verdura básica: papas, zanahoria y carne picada. Es muy poco y por eso tenemos que hacer rifas o bingos para juntar plata. Nación nos brinda los secos pero hay que ir a buscarlo a Valentín Alsina”.
Como en los casos anteriores, también el Polo Obrero observa que “en general recibimos a familias numerosas, que tienen de cinco a ocho chicos. Cuando empezamos, hace 14 años, venían nenes de dos o tres años, y hoy siguen viniendo con 18 años. Esos pibes están sin laburo o viven de changas, carboneando. Y un comedor no es la solución, es apenas una ayuda y por eso creemos que abrir un comedor no es motivo de alegría sino de tristeza”.
8.835
desayunos y meriendas completas se reparten a través de comedores escolares.
1.400
platos de comida se sirven en esos mismos espacios.
40.000
pesos se estima que es el gasto diario en el servicio alimentario escolar de Luján.
300
raciones se dan por día en tres comedores sociales de la Municipalidad.
300
raciones más se elaboran con productos que el Municipio da a comedores que no son oficiales.
80
bolsones de alimentos entrega directamente la Subsecretaría de Políticas Sociales.
90
personas reciben tarjetas para compras especiales por ser celíacos o tener diabetes.
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