Lo reveló el jefe de la policía local al detallar ayer los resultados de los operativos de saturación que se vienen realizando desde hace 20 días.
El secuestro de 124 vehículos y de una veintena de armas de fuego, entre ellas una ametralladora FMK3; pero sobre todo el descenso de las denuncias de delitos registradas en la Justicia son parte de los resultados de los operativos policiales desplegados en los últimos 20 días en cuatro barrios considerados “calientes” de las zonas norte, sur y oeste de la ciudad. El jefe del nodo Rosario de la policía provincial, José Luis Amaya, fue el encargado de presentar ayer el balance de los procedimientos realizados en Tablada, Ludueña, Empalme Graneros y Villa Banana que, indicó, tienen como objetivo la prevención del delito y la disminución de los niveles de violencia social.
“Los resultados son más que satisfactorios”, sostuvo el funcionario policial después de repasar los indicadores de la nueva modalidad de intervención que los efectivos de la policía provincial empezaron a implementar el 19 de marzo pasado en el barrio Tablada, para trasladarse después a otros territorios considerados prioritarios en función de un “mapa de calor” que reúne información relevada por el sistema de denuncia de emergencias del 911, la base de datos del Ministerio Público de la Acusación (MPA), el sistema público de salud y la generada por las áreas de investigación de la policía.
Esa particular cartografía de los barrios en función de sus índices delictivos es la base para planificar las intervenciones que diagraman las autoridades policiales y los analistas de la Central de Análisis de Procesos (Cenap), dependiente del Ministerio de Gobierno y Reforma del Estado.
Actualmente, los uniformados se instalaron en el distrito oeste, en la zona conocida como Villa Banana, jurisdicción de las seccionales policiales 13ª, 18ª y 19ª.
De acuerdo a las estadísticas de la actuación policial desplegadas por Amaya, entre el 19 de marzo y el lunes pasado, se remitieron al corralón municipal 119 motos, de las cuales cinco tenían pedido de captura, y cinco autos. Además se detuvo a 87 personas por los delitos de robo, robo calificado o tentativa y se secuestraron 9 revólveres (calibres 22 y 32), dos pistolas 9 milímetros, 1 tumbera, 1 ametralladora, armas blancas y rifles de aire comprimido y numerosos cargadores y municiones. Y se secuestraron también 55 envoltorios de cocaína y 45 de marihuana.
De todas formas, el dato que el jefe policial consideró más auspicioso fue que durante todo el período de intervención no se produjeron homicidios dolosos en ninguno de los cuatro barrios y, al mismo tiempo, descendieron las denuncias registradas en el Ministerio Público.
Pistas que, para Amaya, muestran lo oportuno de la nueva forma de planificación policial y dan una señal de que los operativos “se van a extender en el tiempo”.
Con 320 hombres. El jefe policial destacó que, a diferencia de los operativos de saturación, este tipo de intervenciones tiene como objetivo la prevención del delito y la protección social. Para esto, en períodos acotados de tiempo que oscilan entre 4 y 5 días en promedio, unos 320 uniformados se incorporan a los límites de diferentes seccionales policiales. Un número que representa un porcentaje ínfimo de los 5.370 efectivos que integran la Unidad Regional II de la policía.
Estos agentes recorren el barrio a pie, formados en tríadas, durante las 24 horas y cuentan con 16 móviles y el apoyo aéreo del helicóptero de la policía provincial.
Además, indicó Amaya, se busca establecer un contacto directo con los vecinos y relevar información relacionada con el barrio. “Mientras se realizan las tareas de patrullaje, se recoge información sensible para la prevención del delito, como por ejemplo la falta de iluminación o de poda de árboles, que se eleva a las áreas de gobierno de la provincia o del municipio para que se solucionen estos problemas” sostuvo.
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