Atraviesa gran parte de la Ciudad y en casi toda su extensión se observan señales de contaminación. Hay reclamos vecinales y oficiales para recuperar el extenso curso.
Como la gran mayoría de los arroyos de la Región (según se afirma, sólo El Pescado de todos los cursos hídricos locales estaría libre de contaminantes), El Gato apesta. En cualquier punto de su trayecto, muy extendido, porque atraviesa una buena parte de La Plata y llega hasta su desembocadura en Río Santiago -Ensenada-, se detectan a simple vista materias orgánicas e inorgánicas que lo degradan por completo. Debido al mal estado de sus aguas, desde el Concejo Deliberante de La Plata se renovó el pedido al gobierno municipal para que se cree un plan que apunte a sanearlo y mantenerlo en buenas condiciones.
Gastón Crespo, edil del GEN y titular de la Comisión de Medio Ambiente del cuerpo deliberativo local, instó al Ejecutivo comunal a la creación de un Programa Integral de Saneamiento y Control del “Arroyo El Gato”. De acuerdo al proyecto, lo que se solicita es la puesta en marcha de un trabajo coordinado con organismos provinciales y el municipio de Ensenada para que se releve toda la extensión de la cuenca, puedan identificarse de esa manera los puntos problemáticos y se avance hacia las medidas necesarias para frenar los vertidos ilegales.
En su largo recorrido, El Gato pasa por zonas residenciales, sectores comerciales, sedes deportivas y sociales, plantas industriales, descampados, y recibe, asimismo, al llegar al Río de la Plata, la descarga del establecimiento de Absa que trata los residuos cloacales de una gran parte de la Región y que, como es sabido, no alcanza a purificarse en su totalidad.
La corriente a cielo abierto de El Gato fue entubándose por tramos desde principios de los años 60, cuando serpenteaba la Región a la vista de los vecinos de los barrios por donde cursaba. Luego de la inundación de 2013, se inició el proyecto de ensanche, entubado y cementado de casi la totalidad del cauce. “Eso, que en un principio es una solución a la acumulación de agua, también tiene como contrapartida la pérdida de toda la capa permeable que permite parte de la recuperación del agua contaminada, el reciclado natural”, señaló el autor de la iniciativa quien, a la vez, recordó que “también se perdieron las naturales barreras de contención que hoy significa que toda la basura llegue inevitablemente al Río Santiago”.
EL DIA se ha ocupado en numerosas oportunidades de señalar las condiciones que presenta el que es, quizás, el arroyo más importante de la Ciudad. Siempre las denuncias de vecinos y ambientalistas que se preocupan por los espejos de agua de la Región indican la presencia de todo tipo de desechos “navegando” en sus aguas: bolsas de nylon, pañales, trapos, restos de calzados, botellas de pvc, esqueletos de heladeras, cocinas y otros enseres domésticos, autopartes de chatarras, restos de sustancias cloacales, y manchas grasas producto de vuelcos de actividades industriales.
Todo eso es lo que se deja ver del arroyo. Pero lo que no se descubre a simple vista también tiene un alto grado de contaminación. “Más allá de la importancia de sanear lo superficial, mucho más preocupantes son los informes que indican las posibles filtraciones de lixiviados al acuífero Puelche. En esa reserva subterránea de agua está sustentada la proliferación de vida y la sostenibilidad de muchas actividades que se realizan en la superficie”, planteó Crespo.
Lo que propone el concejal es que el Municipio, a partir de un programa de saneamiento integral, en conjunto con las autoridades provinciales, lleve a cabo el “control de todas las empresas radicadas en las orillas del arroyo, para poder establecer la calidad de las aguas que vierten al cauce”. En la opinión de Crespo, “si se suspende el vuelco de efluentes, el agua comenzará a recuperar oxígeno y aparecerán las bacterias que descomponen buena parte de los contaminantes”.
También el concejal insistió en uno de los grandes problemas centrados en el arroyo El Gato. Y es que una planta de tratamiento de aguas negras de Absa, que, como se dijo, no tiene la capacidad operativa para recibir los residuos sanitarios de un sector muy amplio de la Región, libera una buena porción de ellos sin ningún tipo de filtrado. “Más del 60 por ciento de los líquidos cloacales llegan sin ninguna restricción al Río de La Plata”, añadió Crespo. Ese establecimiento, por otra parte, se sitúa a 1.000 metros de la planta Donato Gerardi, donde se potabiliza el agua que se extrae del Río.
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