Lo aseguró tras el acto de transmisión del mando. También cuestionó su lugar en la alianza Cambiemos. "Vuelvo otra vez a la tranquilidad", dijo aliviado.
“La decepción más grande me la produjeron las internas. Y lamentablemente las provenientes de mi mismo partido”, dijo Carlos Arroyo este martes después del acto de transmisión del gobierno municipal. “Vuelvo otra vez a la tranquilidad. Ahora me voy a poder a dedicar a dar clases. Arranco tomando exámenes”, contó.
El intendente saliente llegó a la municipalidad antes de las 8. Su sucesor, Guillermo Montenegro, lo hizo en punto. Y mantuvieron una reunión de 15 minutos. Cerca de Montenegro remarcaron un dato: es la primera vez en 28 años que se hace este acto de traspaso simbólico de mando antes de la asunción. También hubo otro símbolo de cambio: se abrieron las puertas de la Municipalidad que dan a la calle Hipólito Yrigoyen, las que permanecieron cerradas en buena parte de la gestión de Arroyo.
Estuvieron presentes el contador municipal, Guillermo Costanzo; el tesorero, Mauricio Mingo; los secretarios de Gobierno y de Economía y Hacienda entrantes y salientes; los subsecretarios de Legal y Técnica y los presidentes de los entes. Montenegro recibió las actas correspondientes a la administración central, el Emder, el Emsur y el Emvial. La información incluye el estado financiero de la comuna y un informe patrimonial.
Al salir, Arroyo pareció aliviado. Comentó que tiene pensado brindar un ciclo de conferencias y ratificó que quiere escribir un libro “sobre la historia reciente de Mar del Plata”. Casi que comenzó a promocionarlo: “Va a ser muy importante dado que yo conozco a todos los personajes y he vivido mucho dentro de lo que es la actividad política y económica. Voy a poder informar o abrir los ojos a la población respecto a una enorme cantidad de cosas”.
Le ofreció su colaboración a Montenegro. “Le deseé lo mejor y calculo que cuando él necesite alguna información crítica me va a llamar y podremos hablar”, mencionó.
Calificó a su sucesor como “un hombre muy inteligente, que tiene equilibrio en las cosas, cómo las piensa y demás”. Incluso auguró que “va a tener una buena gestión”. “Yo por lo menos voy a colaborar todo lo que pueda”, apuntó.
Arroyo se emocionó y lloró al hablar del personal municipal que lo acompañó durante la gestión. Aunque dijo que quiere “descansar un poco” de la política, después aseguró que buscará “seguir reactivando” su partido, la Agrupación Atlántica. “Lo voy a tratar de provincializar, para ello cuento con Patricia Leniz, que es mi mano derecha, con Guillermo (Arroyo), con el concejal que queda (Mauricoio Loria)”.
Además de lamentar las internas en su partido, que lo llevó por ejemplo a distanciarse de Guillermo Sáenz Saralegui, anticipó que nunca más armará un frente electoral en el que su partido resulte perjudicado. “Alianza como la que tuve ya nunca más. Eso seguro que no. Porque éramos prácticamente los convidados. No teníamos apoderado, no podíamos tomar ninguna definición y en definitiva lo resolvió todo entre el PRO y el radicalismo. Y Agrupación Atlántica perdió por ejemplo posibilidades enormes en la elección de 2017, cuando siendo yo el intendente de una de las ciudades más importantes me pusieron un solo candidato (a concejal) en sexto lugar, que entró de casualidad. Una vergüenza”, recordó. “Priorizaron candidatos como los de la Corriente Civica (sic) o del radicalismo. Eso para mi fue imperdonable. La verdad, en esas condiciones no participo más”.
No descartó, sin embargo, integrar otra alianza. “Yo pagué el precio a la boleta corta. De acá a cuatro años qué puede pasar, no sé. La idea es seguir con la individualidad de Agrupación Atlántica. Nosotros somos distintos al resto: tenemos otras reglas de juego, somos más familiar, nos manejamos de otra manera. Pero más allá de eso si es necesario voy a recurrir a extender el campo a otros partidos. Según la alianza que te propongan y en qué condiciones”, aclaró.
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