Arrancó la batalla electoral por la provincia

Arrancó la batalla electoral por la provincia

La coyuntura política es inestable frente a un año electoral que será largo, complejo, y difícil para todos.

Por: Ricardo Salas

La coyuntura política es inestable frente a un año electoral que será largo, complejo, y difícil para todos. Acorde con los clásicos festejos de carnaval, el eje central pasa por las disputas por candidaturas tanto en el Frente de Todos como en Juntos por el Cambio. 

Claramente, la política del Gobierno está teñida por riñas internas a cielo abierto que no hacen más que aportar letra a la campaña mediática potenciada por “brigadistas” del macrismo.  

“Bajar la inflación sigue siendo el objetivo prioritario, pero eso debe ser acompañado por dejar de pegarse tiros en el pie”, sintetizan algunos portavoces del oficialismo bonaerense. La tasa inflacionaria es una variable sensible para los sectores populares, y clave del ordenamiento económico y social.

En las diagonales entienden que, independientemente de quienes sean los candidatos opositores de JxC, la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner es la dirigente política “con mayor caudal electoral”. 

Por lo tanto, cualquier “mesa estratégica” no debe permitir que el Frente de Todos, donde confluyen distintas terminales políticas del kirchnerismo puro y, en menor medida, el massismo, la liga de intendentes peronistas del Conurbano y los movimientos sociales, tenga que ir a una elección con esa “proscripción judicial”.  

“Nos quieren hacer jugar sin Cristina. Eso es como llevarnos a jugar un mundial de fútbol sin Messi”, deslizan desde la Legislatura bonaerense donde, incluso, la jefa del bloque de senadores del FdT, Teresa García, pidió que la mesa política del oficialismo discuta la “proscripción” de CFK, ya que “es inviable pensar una estrategia política-electoral sin que quede clara cuál es la situación de la dirigente con más adhesión según todas las encuestas”. 

De ese modo, la exministra se colocó en línea con el razonamiento del gobernador Axel Kicillof, cuando días atrás se sumó al “operativo clamor” por la vice. “Es, por lejos, la que mejor intención de voto tiene”, aseguró. 

La militancia kirchnerista sigue colocando pasacalles en rutas y avenidas pidiendo la reelección de Kicillof en la Provincia en las próximas elecciones. Incluso, él mismo no oculta su voluntad de ir por un nuevo período. Por eso e intentando evitar distracciones, la administración gubernamental de calle 6 funciona adaptada en una suerte de control de “velocidad crucero”.   

También habría que considerar algunas estrategias comunicacionales dentro de la Gobernación. Kicillof días atrás se desmarcó del presidente Alberto Fernández, difundiendo un “operativo rescate” de la extitular del INADI, Victoria Donda, a quién decidió incorporar como subsecretaria de “Análisis y Seguimiento Político Estratégico” de la Provincia. En este caso, el curioso interrogante que sobrevuela las diagonales: “No hay ningún funcionario en las segundas o terceras líneas ministeriales que pueda ocuparse de esa función pública en lugar de incorporar a una insignificante dirigente del ámbito porteño?”. 

Mientras tanto, los amarillos del PRO hicieron sonar la campana de largada electoral con una masiva campaña virtual con fuertes críticas a la gestión Kicillof, y con el apoyo de muchos intendentes y legisladores bonaerenses, el diputado porteño Diego Santilli -el alfil del jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta- se largó formalmente al ring como precandidato a gobernador bonaerense y puso primera en una maratónica campaña que se prevé muy competitiva, y que culminará el octubre con las elecciones generales. 

"Hoy se hacen los inmaculados prometiendo cualquier cosa y se manifiestan preocupados por redes sociales, pero se olvidan que durante los 4 años en la gobernación de María Eugenia Vidal paralizaron la obra pública y dejaron la Provincia en terapia intensiva en términos económicos”, dijeron algunos portavoces ministeriales del elenco gobernante. 

“No hemos venido a esconder los problemas debajo de la alfombra. No nos podemos dejar engañar por discursos vacíos de una oposición que ya está en campaña electoral. La inversión en obra pública es grande y no sólo incluye mejorar la infraestructura educativa sino que también crea nuevos puestos de trabajo a nivel municipal”, subrayan. 

En Juntos comienzan a despejarse algunas dudas. Al lanzamiento tempranero del radical Maxi Abad como precandidato a Gobernador, ahora se le sumó la postulación de Santilli. 

Pero más allá de ese lanzamiento, brota alguna que otra mirada crítica sobre el proceso interno que atraviesa la coalición opositora. Es más, en la Provincia parecen coincidir en la necesidad de ampliar esta base de sustentación de Juntos por el Cambio, hoy conformado por el PRO, la UCR; la CC y el Peronismo Republicano. 

En el esquema opositor casi todos coinciden en que la elección bonaerense será la más importante y difícil de todas. No sólo porque es un distrito tradicionalmente esquivo para el no peronismo, sino que además el sistema electoral sin segunda vuelta hace que quien gane lo pueda hacer por un solo voto. Y con terceras alternativas como los libertarios -Javier Milei y José Luis Espert- que crecen un poco cada día en las encuestas, los laboratorios cambiemitas trabajan a full para ver cómo pueden llegar con chances ciertas a octubre. 

Para sumarle complejidad al armado opositor, la estrategia de Cristina Kirchner parece coincidir con la mirada de la oposición, que prevé una victoria un poco más holgada a nivel nacional, sobre todo por la grave crisis económica que por ahora el Gobierno parece no poder solucionar, buscando anclar su poder territorial para resistir políticamente los próximos cuatro años en la gobernación provincial. 

En ese sentido, desde algunos sectores de Juntos, creen que hoy es más necesario que nunca, la instalación de una tercera posición peronista en la Provincia, que le quite votos al Frente de Todos. La discusión pasa por si esa opción compita con candidatos propios dentro de Juntos, o lo haga como un partido diferente. 

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