El secretario de Hacienda repasó la evolución económica, desde el Estado crítico en el que asumió en diciembre hasta el actual desahogo. Para fin de año el municipio podría volver a generar ahorro e inversión financiera.
“Los datos de la situación económica no son opiniones. Arrancamos con un saldo de caja de 0. El extracto bancario de la cuenta sueldo era negativo en 16 millones de pesos. Teníamos una intimación de la AFIP por la deuda de dos años de aportes y al SOYEM le debíamos 31,6 millones de pesos. Era parecido con la ART de Río Negro. La deuda con proveedores era de 130 millones y teníamos las cuentas corrientes cortadas. A donde se mirara había compromisos millonarios. Si eso no justifica la Emergencia Económica no sé qué podría hacerlo”.
El secretario de Hacienda municipal, Ariel Gomis, muestra a ANB planillas y gráficos para informar sobre cada cifra con precisión, y como lo hacía en su primera gestión con la ex intendenta María Eugenia Martini, ofrece datos y no consideraciones subjetivas. En realidad, su rigor viene de su trabajo como auditor de partidas del gobierno nacional y también en el Tribunal de Contralor de la comuna.
Por eso no se sintió muy bien cuando días atrás un medio sacó de contexto una expresión suya y generó revuelo porque parecía que la ordenanza de Emergencia Económica se había inspirado en la sola necesidad de hacer caja con créditos y subsidios.
El $ 0,00 final del saldo bancario de todas las cuentas municipales al 9 de diciembre de 2015 habla por sí solo. El de la cuenta sueldos el 4 de diciembre era negativo en $ 16.135.538, 31 (ver extractos).
Al asumir el cargo Gomis tenía por delante una tarea casi idéntica a la asumida en 2013, cuando enfrentaba las cuentas que había dejado el ex intendente Omar Goye. Puso en orden todo, comenzó a reducir la deuda, a eficientizar el gasto, cambiar el déficit por superávit y mejorar la recaudación. Llegó incluso a poner algún dinero municipal a plazo fijo para protegerlo de la inflación.
Pero en 2014 llegó el tiempo de la política electoral y la imposibilidad de manejar la economía municipal con el mismo criterio, lo que sumado a una dolencia cardiológica, lo hizo alejarse del cargo.
Ahora reemprende el mismo camino. Asumió con el aguinaldo y el sueldo de diciembre en la nuca y cero pesos en el banco. Además las intimaciones de AFIP y ART en su escritorio, la deuda con el gremio municipal, las cuentas corrientes cortadas y sólo cuatro camiones recolectores de residuos en funcionamiento, entre los principales problemas.
Además había facturas en cajones (por lo que no figuraban en los balances) con compromisos de pago de julio a noviembre de 2015 por más de 2,2 millones de pesos; y casi mil proyectos de resolución en Despacho de Gobierno, que heredó la nueva gestión, por otros 2,5 millones de pesos.
Todos los días llegaba el parte de Tesorería a su oficina con un oneroso descubierto, que recién comenzó a revertirse en febrero (ver gráfico), lo que logró sin el desvío de partidas específicas, lo que en la gestión anterior redundó en la parálisis de obras de financiamiento nacional y el envío de fondos.
A la par, comenzó a funcionar la nueva ordenanza Fiscal y Tarifaria, volvieron los servicios y fueron mejorando, y en marzo la Municipalidad registró un récord histórico en el Pago Anual, con un aumento de recaudación del 349 por ciento. Acudieron a saldar el año en tasas 17.000 contribuyentes, contra los 10.000 de años anteriores.
La recaudación trepó 19% en enero; saltó al 54% en febrero; 349% en marzo; 51% en abril; 34% en mayo, y 60% en junio. A la par el municipio contuvo el gasto en un 26%, cumpliendo con proveedores y normalizando servicios.
Más meritorio es el esfuerzo cuando se dio en el marco de la devaluación del 60%, la inflación superior al 30% y el fuerte ajuste nacional provocado por tarifazos, lo que ocasionó una brusca retracción del consumo y gasto general de la población.
Llegado el invierno crece el gasto social, en particular en el Plan Calor y la atención a los barrios más desprotegidos, lo que la gestión enfrenta de nuevo con un equilibrio presupuestario.
La Municipalidad volvió a financiar obra pública con recursos propios y en una de las pocas novedades nacionales auspiciosas, el fondo sojero no sólo se mantiene sino que además creció un 50%, de la mano de la devaluación y el incremento de las exportaciones.
Antes de pensar en lograr el ansiado superávit, Gomis expresa su preocupación por el invierno, una temporada aún incierta y su impacto en la recaudación
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