La acción diplomática fue acordada por Alberto Fernández y Andrés Manuel López Obrador, tras la abstención de ambos países en la condena formulada por la OEA a raíz de las violaciones a los derechos humanos.
Alberto Fernández y Andrés Manuel López Obrador (AMLO) anunciaron que Argentina y México llamaron a consulta a sus embajadores en Nicaragua en repudio a las violaciones a los derechos humanos cometidos por la dictadura sandinista que lidera Daniel Ortega.
El presidente argentino dialogó ayer con el canciller de México, Marcelo Ebrard, quien le comentó que AMLO pensaba llamar a consulta a su embajador en Managua, Gustavo Alonso Cabrera Rodríguez, frente a la sistemáticas violaciones a los derechos humanos ejecutados por el régimen nicaraguense.
Alberto Fernández estuvo de acuerdo con la propuesta trasmitida por Ebrard y ordenó a Felipe Solá que hiciera lo mismo con Daniel Capitanich, que representa los intereses diplomáticos de la Argentina en Managua.
De esta manera, Argentina y México acordaron emitir un comunicado oficial a la misma hora anunciando que Capitanich y Cabrera Rodríguez abandonaban Nicaragua hasta nuevo aviso. Se trata de un gesto diplomático que exhibe el malestar por la situación política que protagoniza Daniel Ortega a pocos meses de los comicios que pueden extender su dictadura por cinco años más.
“Con el objetivo de realizar consultas sobre las preocupantes acciones políticas-legales realizadas por el gobierno nicaragüense en los últimos días que han puesto en riesgo la integridad y libertad de diversas figuras de la oposición (incluidos precandidatos presidenciales), activistas y empresarios nicaragüenses”, sostiene el comunicado que informa el traslado a Buenos Aires y Ciudad de México de los embajadores asignados por Alberto Fernández y AMLO.
La decisión de llamar a consulta al embajador Capitanich es el epílogo de una sucesión de hechos diplomáticos ordenados por Alberto Fernández que Daniel Ortega rechazó sin atenuantes. El presidente instruyó a Capitanich para que visitara a los presos políticos de la dictadura nicaraguense y a continuación Felipe Solá solicitó la inmediata libertad de esos presos políticos al régimen sandinista.
Denís Moncada, el canciller de Nicaragua, rechazó la solicitud del embajador Capitanich. Un posición de política exterior que fue cuestionada por Alberto Fernández y que preparó el terreno para llamar a consulta al representante de la Argentina en Managua.
Antes de la decisión común que el presidente asumió con AMLO, Felipe Solá dialogó dos veces con Antony Blinken para lograr una estrategia conjunta con la Casa Blanca. El canciller explicó al secretario de Estado de Joseph Biden que Argentina apoyaba una investigación sobre derechos humanos en Nicaragua, pero que rechazaba la participación directa de Luis Almagro, secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA).
Alberto Fernández desconfía de Almagro -tras su papel en los comicios en Bolivia- y propuso a Estados Unidos que sea la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que se hiciera cargo de investigar a la dictadura de Nicaragua. Blinken descartó la propuesta de Balcarce 50, y Argentina se abstuvo de votar la condena que impulsaba la Casa Blanca.
La iniciativa presentada por Estados Unidos fue apoyada por 26 votos. Argentina y México fueron con su propia resolución, que quitaba protagonismo a Almagro y valorizaba el rol de la CIDH.
En este contexto histórico, Alberto Fernández y López Obrador llaman a consulta a sus embajadores en Managua. El régimen sandinista profundiza su aislamiento y sólo cuenta con el respaldo explícito de Bolivia y San Vicente y las Granadinas. Muy poco para un régimen dictatorial que persigue a los opositores y viola todos los derechos humanos.
El comunicado oficial sobre la acción diplomática común dice lo siguiente:
“Los gobiernos de la República Argentina y México informan que el día de hoy instruyeron a sus embajadores en la República de Nicaragua, Mateo Daniel Capitanich y Gustavo Alonso Cabrera Rodríguez, respectivamente, a trasladarse a sus respectivas capitales, con el objetivo de realizar consultas sobre las preocupantes acciones políticas-legales realizadas por el gobierno nicaragüense en los últimos días que han puesto en riesgo la integridad y libertad de diversas figuras de la oposición (incluidos precandidatos presidenciales), activistas y empresarios nicaragüenses.
Argentina y México se mantendrán atentos a la evolución de los acontecimientos relacionados con la hermana República de Nicaragua y seguirán promoviendo inequívocamente el pleno respeto y promoción de los derechos humanos, las libertades civiles, políticas y de expresión de toda persona, con independencia de su nacionalidad y/o profesión.
Reiteran asimismo, su disposición plena para colaborar constructivamente en la promoción del diálogo para que sean las y los propios nicaragüenses, quienes superen esta situación por la vía pacífica, respetando la división de poderes, el respeto a las minorías, las garantías constitucionales y, en general, el pleno respeto al estado de Derecho y todos los derechos humanos”.
Por Román Lejtman
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