Entre el 23 y el 30 de septiembre se realiza en la ciudad de La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires, la undécima edición del FESAALP – Festival de cine Latinoamericano de La Plata.
Por Daniel Cholakian / NodalCultura
La película de apertura que será la excelente Lulú, del realizador Luis Ortega con las actuaciones de Daniel Melingo, Ailín Salas y Nahuel Pérez Biscayart. Lulú cuenta una historia urbana que, incluyendo esa lógica de apatía cotidiana juvenil que trae gran parte del cine latinoamericano actual, carga de sentido y movimiento esas vidas que parecen no tenerlo. Inteligente, bella, potentemente política, es una gran película para inaugurar un festival que pretende ser un espacio del presente del cine latinoamericano.
El festival cuenta con una competencia oficial de largometrajes entre los que se destacan La larga noche de Francisco Sanctis de Francisco Márquez y Andrea Testa, Los del suelo de Juan Baldana, Contra Paraguay de Federico Sosa, El cuarto de los huesos, de Marcela Zamora, Rara de Pepa San Martín y Magallanes de Salvador del Solar.
La competencia de cortometrajes estará compuesta por 50 obras provenientes de Brasil, Chile, Argentina, Ecuador, Cuba, Colombia, México, Venezuela, Uruguay, Perú y Bolivia.
“Como todos los años, los espectadores se van a encontrar con un amplio panorama del cine latinoamericano, un continente que no cesa de producir grandes películas, con esa mirada única de generar a través delas historias un debate político, social y cultural de la coyuntura actual”, detalló Lía Gómez, uno de las organizadoras del Festival.
Bolivia es el país invitado en esta edición del FESAALP y durante esta semana se podrán ver clásicos del Grupo Ukamau del realizador Jorge Sanjinés como La Nación clandestina y La sangre del cóndor, se suman a Yvy Maraey: Tierra sin mal, de Juan Carlos Valdivia, y la notable Quién mató a la llamita blanca? de Rodrigo Bellott.
Una importante novedad en esta edición es la incorporación de la sección Cine y DDHH, con el film salvadoreño Los Ofendidos, de Marcela Zamora; de Chile Quilapayún, más allá de la canción, de Jorge Leiva; y las películas argentinas Silvia de Paula Kuschnir; Todos son mis hijos, de Ricardo Soto Uribe y G. Un crimen oficial, de Daniel Otero.
Nodal Cultura dialogó con Federico Ambrosis, director del FESAALP junto a Lía Gómez.
¿Cuándo y por qué configuran el festival con una identidad latinoamericana?
El Festival en sus comienzos fue un Festival regional, gestionado de forma independiente con el sólo objetivo de darle pantalla a los realizadores / estudiantes platenses que no tenían espacios donde mostrar sus obras. Cuando empezamos a ver que la problemática local era general, que no solo estaba pasando lo mismo en todos los puntos del país, sino que tampoco había forma de mirar un cine latinoamericano, decidimos darle un carácter más amplio y bucear por todas las cinematografías del continente. Un cine que está tan cerca y tan lejos por la poca visibilidad en las carteleras comerciales y a su vez un cine fundamental para entender, comprender y reflexionar sobre los procesos culturales, sociales y políticos de Latinoamérica.
En los años que lleva el festival el cine argentino continuó su camino de búsqueda y crecimiento ¿qué observan ustedes en el resto de América Latina?
A lo largo de estos años, hemos visto un crecimiento desparejo de producciones en el continente. Aquellos países donde el fomento al cine es ley como en la Argentina, Colombia, México y Chile el crecimiento fue sostenido en el tiempo tanto en cantidad como en calidad. Lo contrario de países como Paraguay, Bolivia y Perú que tienen incipientes proyectos, y eso se nota sobre todo en las pocas producciones que logran tener estrenos internacionales. Pero más allá de las políticas públicas que son el gran sostén del cine del continente, hemos visto una continua búsqueda estética de ese cine independiente, incansable para mostrar la realidad a través de ficciones o documentales.
Tienen una competencia de cortometrajes muy importante, ¿cómo evalúan el presente del corto tanto en Argentina como en el resto de la región?
La Argentina en los últimos años vivió una situación excepcional en cuanto a la producción. Muchos realizadores y nuevas productoras que renovaron la camada de cortometrajistas tuvieron la posibilidad de volcarse a producir series de TV para la TDA (Televisión digital abierta), y eso se vio reflejado en la cantidad y calidad de historias con una mirada de cine en la pantalla chica. Hoy que esos fondos están en la cornisa y la ley de cine moribunda por decisión de las nuevas autoridades, el cortometraje vuelve a ser ese foco de resistencia y de nuevas voces para la producción nacional. Desde los inicios del Festival hemos visto como los cortometrajistas crecían y estrenaban sus primeras y segundas películas en el FESAALP.
Lo mismo pasa en el resto de la región, donde es interesante ver como los procesos políticos inciden en las historias que nos llegan, por ejemplo de México es constante documentales o ficciones con el conflicto de la frontera y el narcotráfico con EEUU, o de Brasil los conflictos sociales de la crisis política y golpe de estado contra Dilma, este año.
Además de la competencia latinoamericana, tienen una competencia de films de La Plata
La Plata Filma, es una sección especial y muy querida dentro del Festival. Es el pulmón del FESAALP. Donde los realizadores platenses tienen la oportunidad de mostrar sus primeras obras y competir. Pero el espíritu principal es que el Festival sirva para apuntalar el crecimiento sostenido de la región. Un ejemplo de ello, es que esta edición vamos a estrenar 33 películas locales, entre largos y cortos.
¿Cómo diálogan las filmografías de la patria grande y la patria chica?
El diálogo está configurado en la misma diversidad del continente. Descubrir el cine de toda la región abre la posibilidad de ver como las políticas regionales mueven la balanza para que cada pueblo pueda acceder a la cultura. Por eso el Festival apunta no sólo a disfrutar de las Competencias, sino que proponemos Conferencias / Talleres / Labex (apoyos a primeras y segundas películas) porque consideramos que el cine latinoamericano debe tener una mayor difusión, reflexión y debate.
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