El miércoles se definirá todo. En 90', o más para pesadilla de los hinchas cardíacos, todas las palabras quedarán de lado y lo único que contará será levantar la tan bien llamada "obsesión", la Copa Libertadores.

Hasta ese día, Arévalo Ríos disfruta con picantes declaraciones contra el rival que les obstruye la consagración continental: "Esperemos darle una alegría a Boca".

Los mexicanos, para colmo, no entrenan en cualquier cancha de Buenos Aires: Tigres se prepara para la final en el predio de entrenamiento xeneize. "Es buenísimo entrenar en Boca, es un gran club. Me encantaría jugar en Boca", confesó el volante.

Además, para cerrar expresiones que apuntan con el principal objetivo de quebrar la moral millonaria, Arévalo Ríos aseguró con picardía: "Imaginate si van al Mundial de Clubes sin ser campeones... eso sería algo insólito".