El presidente del PJ bonaerense dejó heridos en la Provincia, incluso en la tropa propia; la Legislatura podría ser su bastión; buscó candidatos con adscripción ideológica que no se despeguen en el futuro
Maia Jastreblansky
“Por mucho menos que esto (Alberto) Balestrini hubiera hecho un escándalo”. Un intendente de la tercera sección electoral de la Provincia -el bastión peronista más populoso del país- despotricaba en los últimos días contra Máximo Kirchner. Traía a la memoria al otrora barón de La Matanza para quejarse por la pasividad de los jefes comunales ante el avance del fundador de La Cámpora en las listas legislativas en Buenos Aires. “Acá todos permitieron que no haya correlación entre el territorio y las listas”, se quejaba.
La nómina para la Legislatura bonaerense que diagramó Máximo Kirchner, presidente del PJ bonaerense, no respetó lugares que los intendentes se atribuyen por uso y costumbre. En el caso de la tercera sección electoral, que elige a 9 senadores provinciales, no hubo casilleros para el matancero Fernando Espinoza. Tampoco para otros intendentes de sangre ultrakirchnerista como Jorge Ferraresi (Avellaneda) o Mario Secco (Ensenada).
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Esa lista quedó encabezada por el camporista Emmanuel González Santalla -el cuadro de La Cámpora que le hace sombra a Ferraresi en Avellaneda-. En los siguientes casilleros también hay ADN K: segunda está Amira Curi (secretaria de la juventud del PJ bonaerense y muy cercana a Máximo), Adrián Santarelli (ligado a Martín Insaurralde, el más importante aliado del líder de La Cámpora en el conurbano) y María Rosa Martínez, de la agrupación Kolina.
Las candidaturas a la Legislatura bonaerense, pero también las nóminas de candidatos a diputados y senadores nacionales, exhibieron el plan de repliegue y resistencia que tiene Máximo Kirchner para los próximos cuatro años, gane quien gane en los Ejecutivos.
“Se armó el Arca de Noé para refundar el kirchnerismo y ejercer la resistencia de las cámaras legislativas porque lo que viene es ajuste, incluso si gana (Sergio) Massa ¿Quién determinó quién merecía subir al barco? Eso lo decidió Máximo, que puso en las listas a nombres que le van a responder directamente a él”, dijo a LA NACION un colaborador del kirchnerismo que conoce al dedillo a la rosca bonaerense.
Jorge Ferraresi de Avellaneda sale de la reunión de coordinación de campaña electoralEVA CABRERA - Télam
En La Cámpora minimizan los ruidos. “Siempre hay heridos, siempre los espacios son cortos”, argumentan. Reconocen, no obstante, el objetivo que tuvo el diagrama de las candidaturas. “Si hay una inclinación hacia el kirchnerismo en las listas es para dar las batallas necesarias a futuro, seamos oficialismo u oposición. Tienen que haber figuras con adscripción ideológica, que tengan pertenencia a una organización política o gremial, que no actúen a título individual y que no se den vuelta más adelante”, dijo a LA NACION un importante colaborador del camporismo.
El recuerdo de Diego Bossio, que pasó de reconocido cuadro K a abandonar el bloque del Frente para la Victoria junto a 17 legisladores en febrero de 2016, todavía está fresco para muchos camporistas.
Heridos propiosAxel Kicillof y Julio Alak en el lanzamiento de la Lista 2 de Unión por la Patria, en La PlataPrensa UP
Pese a la narrativa purista de La Cámpora para justificar el armado, los intendentes del PJ no fueron los únicos heridos. También hubo dirigentes kirchneristas a los que les costó digerir lo que pasó aquel sábado del cierre de listas en La Plata, cuando Máximo Kirchner se apostó en las oficinas platenses de Insaurralde y Axel Kicillof permaneció en la gobernación. El armado también le “pagó” bien a Massa, que tendrá prácticamente a un candidato por sección electoral con expectativa de ingresar en la Legislatura.
Kicillof, que aspira a su segundo mandato, no obtuvo casilleros en las listas legislativas nacionales y bonaerenses, pese a ser el gobernador del distrito más importante del país. En su entorno aseguran que jamás reclamó cargos legislativos. “No pedimos lugares. Si perdemos la provincia nos vamos a nuestras casas”, dicen en el gabinete de la provincial. En La Cámpora entienden que el plan de reelección del gobernador es premio suficiente para Kicillof, sobre todo -dicen en la “orga”- cuando se barajó subirlo al paño presidencial de la boleta y él se resistió.
En las listas tampoco hubo lugares para la llamada “mesa de Ensenada”, integrada por los dirigentes ultra K que pujaron hasta el final por una candidatura de Cristina Kirchner. Además de Secco y Ferraresi, en ese grupo tenía la voz cantante Andrés “Cuervo” Larroque, que en este turno electoral no será candidato a nada. Pese a que todos esperaban verlo en La Plata, nunca lo llamaron aquel sábado del cierre. En el armado talló fuerte Facundo Tignanelli, que tiene asperezas de larga data con Larroque. El “Cuervo” también tiene diferencias conceptuales con Máximo, pese a que ayer aseguró que no están peleados “para nada” y que son amigos.
Asuntos locales
Un cacique del conurbano que tiene voz en las mesas políticas apuntó: “Está claro que (en La Cámpora) hicieron un esquema muy propio. Por un lado, para rearmarse desde las cámaras legislativas. Por el otro, para resolver sus asuntos en distintos municipios, para disciplinar y para ordenar”.
En la quinta sección electoral, por caso, el kirchnerismo le entregó el primer lugar de la nómina al exintendente de General Pueyrredón, Gustavo Pulti, en un acuerdo que colabora con la carrera de la titular de la Anses, Fernanda Raverta para darle pelea a Guillermo Montenegro en Mar del Plata. En la sexta sección, en la zona sur de la provincia, el armado le otorgó los primeros tres lugares a referentes de Bahía Blanca, un distrito que le interesa especialmente al camporismo. Varios intendentes de municipios vecinos hicieron trascender su malestar.
Máximo Kirchner junto a Julián Álvarez en Lanús
“Muchos supusimos que había malestar de Máximo Kirchner con la definición abrupta de la fórmula presidencial, que llevó ese sábado a hacer un cierre de listas muy desprolijo, con mucha crueldad porque ni siquiera nos avisaron a muchos que no podíamos renovar nuestra banca”, dijo a la nacion un legislador bonaerense que no podrá reelegir.
Para reparar las fisuras del cierre, Kicillof contuvo a varios de los heridos en su “mesa de campaña bonaerense”, que hizo su debut el miércoles por la noche en la residencia del gobernador. Allí convocó, entre otros, a Espinoza, Ferraresi, Secco y Larroque, además de Máximo Kirchner. Cuando todos se vieron las caras, no hubo reproches. De acá hasta los comicios la prioridad es juntar votos para retener la provincia más poblada del país.
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