Sin embargo, aunque todos los ediles acompañaron el proyecto de la intendente Victoria Borrego, hubo cuestionamientos por la extemporaneidad de su aplicación, la readecuación de las partidas de donde prevén obtenerse los recursos y el “bajo índice” de incremento gestionado por el Sindicato de Trabajadores Municipales.

El radical Diego Canullán consideró que los aumentos “son a largo plazo” y cuando se concrete el 28 por ciento “ya estaremos en octubre”. Luis Jury, del Frente para la Victoria, expuso que se pagará readecuándose partidas ya asignadas, por lo que “serán menguadas” las inversiones en combustibles y lubricantes, alumbrado y conservación de la vía pública, entre otras.

La bancada más crítica fue la del Frente Renovador. Silvio Almirón afirmó que la suba “está licuada”, y que “el aumento negociado entre el STM y el Municipio da vergüenza, pero lo voy a votar porque es un incremento salarial para los trabajadores”, dijo. Y Diego Di Salvo enfatizó que “el aumento real que se negoció es de 221 pesos”. Marcos Ibarra Davel, de la Coalición Cívica, advirtió que “la existencia de un representación gremial y de una patronal es algo que resuelve el tema de incremento salariales. No somos aquí quienes representamos a los trabajadores”. A lo que Di Salvo agregó: “la legítima representación de los trabajadores, como dice Ibarra Davel, arregló por muy poquito”.