La política se sorprendió por la estrategia política del libertario. Encuestas y veranito económico. La incomodidad de Mauricio Macri y el diálogo con CFK.
Por Gabriela Pepe.
Castigó y no retrocedió. Hegemonizó la agenda, ignoró al Congreso. Usó y marginó a Mauricio Macri. Polarizó con Cristina Fernández de Kirchner, pero la eligió para cerrar acuerdos. En su primer año de gobierno, trepado a una popularidad envidiable, el outsider Javier Milei, descolocó a la política tradicional y la obligó a recalcular sus estrategias para no desvanecerse en el mapa electoral.
La crisis que vaticinaron los jugadores más experimentados de la política nunca estalló. No sucedió en marzo, cuando la ciudadanía solo había recibido noticias de aumentos de tarifas, con una inflación galopante. Tampoco en octubre, después del deterioro que mostraron las encuestas, cosechado a fuerza de vetos. Fue el momento de mayor fragilidad del Presidente, pero también del inicio del repunte en la popularidad.
"Los dos factores que lo sostienen son la estabilidad económica y el orden", dice el consultor Raúl Timerman. A caballo de esos dos pilares, el Presidente desafió a la clase política. Destrató a los gobernadores y los obligó a renunciar a la lógica tradicional de negociación. Rompió todos los manuales y los desorientó. No aplicó la lógica de látigo y chequera: fue látigo y látigo, a espaldas de la Constitución Nacional.
Después de un inicio complicado, con la ley Bases, impuso sus propias reglas. Para eso, fue clave el resultado del blanqueo de capitales, que superó cualquier vaticinio y cambió la ecuación que tradicionalmente indica que el segundo semestre marca la pérdida acelerada de reservas.
El blanqueo fue un éxito rotundo. Ahora hay que hacer dos cosas:
Profundizarlo con una nueva etapa
Desde bancos y agentes de bolsa divulgar e incentivar la inversión en proyectos productivos o activos financieros
Esto no puede quedar acá nada más. pic.twitter.com/L0vy6oEaiz
— Agustin Pistone (@agustin_pistone) November 29, 2024
La inyección de casi u$s 24 mil millones mantuvo a raya la inflación y empujó la sensación de estabilidad. Pero Milei también desplegó estrategia política. Rompió bloques parlamentarios, tejió acuerdos y consolidó una minoría intensa con capacidad de bloqueo de cualquier iniciativa opositora.
El ejercicio descarnado del poder
“Cuando ganás las elecciones tenés un poder enorme y Milei lo está usando. Lo hace con mucha decisión, canta falta envido en todas las manos”, dice el senador Mariano Recalde, referente de La Cámpora y hombre leal a CFK, que le reconoce al libertario el despliegue de una estrategia exitosa para su primer año de gestión. “A diferencia del macrismo, Milei no tiene miedo de ejercer el poder descarnadamente”, agrega un dirigente que funciona como correa de transmisión entre los libertarios y el PRO.
La expresidenta lo vaticinó en privado en los primeros días de gestión, cuando el libertario plantó bandera con el DNU 70/2023 y con la ley ómnibus, dos normas que se convirtieron una declaración fundacional. “No tiene tradición política, anclaje territorial ni un partido que lo respalde. "No tiene nada que perder”, advertía Cristina a quienes la visitaban en el Instituto Patria apenas comenzado el gobierno, en pleno verano.
Nada nuevo. Siempre que se compran voluntades es para cagar a la gente. pic.twitter.com/BfDx3KAfDw
— Mariano Recalde (@marianorecalde) December 5, 2024
Por entonces, en el peronismo circulaban pronósticos de catástrofe que quedaron retratados en el video en el que el publicista Pepe Albistur aparecía comiendo pochoclos en la playa. “Esto es Semana Santa, no sabemos si cae en marzo o en abril”, decía. El exsecretario de Medios no estaba solo: puertas adentro, la mayoría de la dirigencia pensaba igual. El último candidato presidencial del peronismo, Sergio Massa, vislumbraba un escenario de caos, empujado por la falta de dólares.
Otros dirigentes del peronismo ponían un manto de duda. Cristina aseguraba que Milei iba a sostenerse en el poder hasta 2027, pero que llegaría a esa instancia “muy deteriorado”. Con el tiempo, Massa y el resto del peronismo se convencieron de lo mismo. “No se va a caer porque está sostenido por el poder económico que está sacando rédito de esta política”, dicen cerca de Axel Kicillof.
En el resto de la oposición también hubo cambios de lectura. Los gobernadores que asomaron la cabeza como contracara del Presidente tuvieron que silenciarse cuando vieron que caían en las encuestas en sus propios distritos. Los ejemplos más resonantes fueron los Martín Llaryora (Córdoba) y Maximiliano Pullaro (Santa Fe). Vieron que “más que una primaverita, lo de Milei con la sociedad era un verano largo”, cuenta un operador de la región Centro. Tuvieron que postergar la rebelión hasta nuevo aviso.
El “rebote” de Milei en las encuestas llegó, a contramano de lo que indicaría el sentido común, después de tocar el piso con los vetos más polémicos, al aumento de las jubilaciones y a la ley de financiamiento universitario. “Hay que pensar si, lo que parecía que iba a ser un costo, no terminó mostrando fortaleza y si no fue eso lo que le dio aire a la remontada en las encuestas y al veranito económico”, analiza un dirigente sindical de primera línea.
Causa o no, en el peronismo no kirchnerista también hay quienes señalan que el repunte de Milei en las encuestas también coincidió con el mayor momento de tensión interna en el PJ y con la reaparición de CFK, a quien el Presidente eligió para polarizar.
La negociación política, una sorpresa
“Lo que más sorprende de Milei es su faceta pragmática de negociación”, dice un dirigente que se inscribe en la cada vez más angosta avenida del medio. Mientras disparaba contra la casta política en público, el Presidente aprendió a pactar en privado y buscó aliados circunstanciales de acuerdo a su conveniencia.
Para la sanción de leyes o el sostenimiento de vetos, Milei consiguió el apoyo del PRO, de un sector mayoritario de la UCR y de una parte del peronismo, a la que cooptó vía negociación con gobernadores – como en el caso de Osvaldo Jaldo, de Tucumán – o por cuenta propia, como sucedió con el senador entrerriano Edgardo Kueider, detenido en Paraguay con más de 200 mil dólares.
Si hubiera sido mío no votaba la Ley de Bases querido Javier.
Te gusta el durazno pero no te bancás la pelusa.
Besis. https://t.co/o1rvQCq3N0
— Cristina Kirchner (@CFKArgentina) December 5, 2024
Según el caso, los aliados acompañaron por interés, convicción o porque así lo demandaron sus electorados, como le pasó al PRO. También, por el terror de los escraches, a los carpetazos o por el control hábil de la agenda pública por parte del Gobierno, que bombardea con debates sobre temas que a veces se desvanecen en el aire. En el el caos planificado, el oficialismo se mueve con comodidad. “Su forma de acordar fue fomentar la división y regalar cargos al PRO y la UCR. Pero además gobierna bajo la lógica de la pelea, la confrontación. Busca generar confusión”, agrega el senador Daniel Bensusán, del peronismo pampeano.
A pesar del apoyo, los acuerdistas del PRO y la UCR también sufrieron desplantes. Milei no tuvo pruritos a la hora de traicionar su confianza cuando mostró su capacidad para sellar acuerdos con el peronismo. Los diálogos quedaron en evidencia con la caída de las sesiones por las leyes de Ficha Limpia y de “democratización sindical”, además de las conversaciones abiertas por la eliminación de las PASO o de los nombramientos en la Corte Suprema.
En las negociaciones se consolidaron como factores clave la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, y el asesor estrella, Santiago Caputo, los dueños de la última palabra. Karina se apoyó en Lule y Martín Menem. El consultor actúa en tándem con Guillermo Francos. Son los señalados por todos los interlocutores como quienes convencieron a Milei de que “hay cuestiones que hay que negociar políticamente”, a la vieja usanza.
Karina fue la primera en abrir el diálogo por la Corte frente a un enviado de Cristina. Las conversaciones con el Instituto Patria están ahora en manos de Caputo. El asesor también se erigió en interlocutor de la CGT y negoció hasta dónde tirar de la cuerda en la relación con los sindicatos.
Esos diálogos con el peronismo terminaron de detonar la relación entre Milei y Macri, que no se ven desde fines de agosto. “Es bueno que quede en evidencia que Milei transa con la casta”, dicen cerca del expresidente, que vivió con cierta sorna el episodio de Kueider desde Abu Dabi, donde viajó para ver la carrera e Fórmula 1. “Kueider es mitad de Cristina y mitad de Caputo”, apuntan en la mesa chica de Macri.
El desafío de la casta
El peronismo y el resto de las fuerzas opositoras parecen haber aceptado el momento que les toca transitar. “Son ciclos. Hay que entenderlo así y tener una estrategia a futuro”, dice un referente del sindicalismo. A pesar de las tensiones internas, Cristina y el resto de la dirigencia del PJ comparten la misma lectura: el peronismo tiene que sostener la unidad, aggiornar el discurso y prepararse para el futuro.
“Este programa económico nos lleva a una situación de mucha pobreza y desigualdad y la clase media argentina no se banca eso. Tarde o temprano el malestar de la gente se va a sentir. Nosotros tenemos que estar listos para ofrecer una alternativa”, agrega Recalde. En las otras tribus peronistas coinciden en que "la foto de la desigualdad no se sostiene en la Argentina".
CHUMPITAZ CONFIRÓ QUE DEJAR SIN QUORUM FUE UNA DECISIÓN POLÍTICA COORDINADA
SUS MENTIRAS; que victimizábamos a Cristina Kirchner, la presidencia de la Cámara, etc
LA VERDAD; quieren polarizar con ella, invisibilizar a los demás partidos, garantizarle fueros y negociar jueces. pic.twitter.com/PlMHd18HmQ
— Juan Manuel López (@JuanmaLopezAR) December 6, 2024
En el campamento macrista reina la incomodidad. La Libertad Avanza quiere quedarse con el electorado y con algunos dirigentes del PRO, pero no quiere sellar un acuerdo de cúpulas. Los libertarios que responden a Karina ni siquiera acompañarán el presupuesto de Jorge Macri en la Ciudad, que se vota esta semana. Es una guerra declarada. Sin acuerdo, en 2025 Macri aspira a mantenerse como socio estratégico de los libertarios en el Congreso. Es un objetivo modesto: perder lo menos posible y que Milei siga necesitando al PRO para sostener sus vetos.
El expresidente viajará la semana que viene a Villa La Angostura, donde descansará durante el verano. Por ahora no tiene previsto emitir ningún mensaje público. Sabe que la destrucción del PRO es el objetivo de Caputo para las próximas elecciones y que Milei se reserva la batalla final contra CFK recién para 2027. Su equipo ya lo mide en las encuestas como candidato a senador en la Ciudad en 2025. Si juega, dicen, podría evitar la derrota frente a los libertarios. Aunque preferiría mantenerse sin cargos públicos, Macri sabe que en esa elección va el futuro del PRO. Como el resto de la política, también está recalculando.
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