Podría conseguir que la Legislatura bonaerense la avale hoy, junto con otro pedido de endeudamiento; negoció con opositores la tarifa social eléctrica, tasas municipales y subsidios al transporte
La gobernadora María Eugenia Vidal podría conseguir que la Legislatura bonaerense apruebe hoy el presupuesto provincial 2019 y un nuevo pedido de endeudamiento. De obtenerlo, sería a partir de una paradoja: que la unidad que el kirchnerismo logró amalgamar en el último año no genere una muralla insalvable de votos opositores, como era de esperar, sino que habilite un puente para que algunos de los legisladores conducidos por Cristina Kirchner aporten votos y ausencias claves.
Un grupo reducido de legisladores e intendentes del kirchnerismo y el massismo revisaban ayer la letra chica de los cambios al presupuesto aceptados por los operadores de Vidal. Si el papeleo no se concluye a tiempo, la sesión se trasladará al jueves.
Los cambios pasaban por una reducción drástica (algunos hablan de la eliminación) del costo de los subsidios a la tarifa social eléctrica, el transporte y el Ceamse que el presupuesto original trasladaba a los intendentes (unos $14.000 millones). También la flexibilización del techo de las tasas municipales (38%) y del uso en obras del Fondo Educativo, entre otros ítems.
Esa negociación técnica estuvo supeditada a dos acuerdos políticos. El primero, de Vidal con Sergio Massa, se terminó de cerrar el jueves por la noche, en Tigre. El segundo, con el kirchnerismo, fue operado a través del intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde. No es nuevo que Insaurralde articule con Vidal y Salvai. Lo nuevo es que, esta vez, esa negociación se realizó con la venia de Máximo Kirchner y los intendentes "duros" del kirchnerismo, afirman en Unidad Ciudadana.
Además de los cambios en el presupuesto, los intendentes kirchneristas se llevarán suculentas promesas de obra pública. Unidad Ciudadana, por su parte, ocupará uno de los cinco cargos vacantes en el directorio del Bapro y de los tres en el Tribunal de Cuentas provincial. A cambio, no aportará votos al presupuesto y el endeudamiento, pero permitirá que lo hagan los legisladores del bloque PJ Unidad y Renovación, que orbita en torno a los intendentes dialoguistas del peronismo. Todo sin romper lanzas de cara a 2019. Sin esa venia, el peronismo dialoguista marchaba hacia la fractura o la negativa a votar.
El primero, de Vidal con Sergio Massa, se terminó de cerrar el jueves por la noche, en Tigre. Fuente: LA NACION - Crédito: Santiago Filipuzzi
"A diferencia de los gobernadores, que hicieron su propia negociación con la Casa Rosada de espaldas al kirchnerismo, los intendentes bonaerenses actuamos en coordinación con Máximo y Cristina. Si Vidal acepta los cambios que propusimos, los bloques de Unidad Ciudadana y el PJ vamos a votar separados, pero por un consenso", resumía un artífice del acuerdo.
El massismo votaría negativamente el presupuesto, pero apoyaría el endeudamiento, facilitando los dos tercios que requiere Cambiemos.
Meses atrás, Massa puso como condición de su apoyo que Vidal desdoble las elecciones municipales, un modo de resistir los vientos de la polarización y preservar a sus intendentes. También, de tentar a algunos peronistas del interior a desembarazarse de Cristina Kirchner. Vidal rechazó esa condición y Massa se corrió de las negociaciones, que dejó en manos de una comisión de intendentes y legisladores. Pero Massa, que volvió a verse el jueves con Vidal, sigue confiado en que habrá cambios en el sistema electoral.
No dice más nada. Tampoco le hace falta. La propia gobernadora habla ahora de separar las elecciones provinciales. Los intendentes de Cambiemos demandan eliminar las PASO. Y un grupo de diputados oficialistas aportaron una idea que podría ser clave: sacar una ley que habilite en 2019 una prueba "piloto" de boleta única papel en 20 municipios, como práctica para 2021. Una ventana para que se anoten los intendentes massistas, algunos de Cambiemos y del PJ que temen la polarización.
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