La ofensiva, a la que ayer se sumaron De Vido y Larroque, intenta mostrarlo lejano al espíritu oficialista; Randazzo recorre provincias para instalarle competencia
Con pocos recursos ante la clara diferencia que hoy marcan las encuestas en favor de Daniel Scioli, el resto de los candidatos dentro de la primaria oficialista intentará, con aval del Gobierno,"deskirchnerizar" al gobernador en la carrera para las próximas elecciones.
El nuevo concepto en la constelación K ya circula por los despachos oficiales como línea directiva después de que el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, habilitó con su durísima crítica al mandatario al resto del gabinete a subirse a la pelea. Si primero fueron los propios postulantes, ayer se sumaron funcionarios nacionales como el ministro de Planificación, Julio De Vido, de buen diálogo con Scioli, que dijo que las fotos del gobernador en una presentación de Clarín en Mar del Plata "lastiman" al Gobierno, y consideró que "apuntan a la antipolítica".
Pero el más claro gesto de las órdenes de Olivos lo envió el diputado y secretario general de La Cámpora, Andrés Larroque. "Mal que le pese a Scioli, el grupo Clarín quiso que le vaya mal a la gente", le dijo a la agencia Télam. Agregó que le cuesta "entender que Scioli esté contento por la excelente temporada de verano que está teniendo la Argentina y vaya a festejarlo con aquellos que bombardearon a la sociedad durante todo el año para tener un diciembre explosivo y un verano muy malo".
Lejos de aplacar la batalla, en el oficialismo se sienten cómodos con la pelea, sobre todo porque la diferenciación que marca el gobernador al aparecer con el enemigo número 1 del Gobierno, el Grupo Clarín, le da argumentos para posicionarlo en contra.
Hasta ahora, Scioli había reconvertido su perfil para acercarse sin cuestionamientos al kirchnerismo. Para el Gobierno, esa estrategia es contraproducente en su interés de poder ganarle la interna y lo que buscará en adelante es justamente quitarle el voto que responde únicamente a Cristina Kirchner.
La gran incógnita es qué hará la Presidenta en junio, al momento de cerrar las listas de candidatos y las fórmulas que competirán en la primaria. En los hechos, ella marcó distancia con su advertencia de reclamar a los postulantes posiciones claras y, en lo que fue el dardo más directo al gobernador, sostuvo en su última cadena nacional que "las candidaturas son algo más que tener un color o sacarse una foto" a su lado. Tampoco en el gabinete hay consenso respecto de cómo actuar con Scioli. Quienes aspiran a competir con él fueron los primeros en criticarlo, como el ministro del Interior, Florencio Randazzo; el gobernador de Entre Ríos, Sergio Urribarri, y el presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez.
Pero la aparición de Capitanich y ayer la de De Vido sumó un condimento mayor. "Si Cristina no está de acuerdo, lo para en dos minutos", apuntó un allegado a uno de los precandidatos. Incluso la frase del titular de Planificación causó sorpresa dentro del propio sciolismo, después de que la semana pasada De Vido se reunió con el mandatario y distribuyó una foto juntos.
En el elenco de candidatos K, el más activo en el armado contra Scioli es Randazzo, que juega en las provincias con sus propios aliados. Su mira está puesta en aquellos gobernadores que ya mostraron su afinidad hacia el bonaerense, como José Alperovich, en Tucumán. En noviembre estuvo con el intendente de la capital, Domingo Amaya, rival de la interna tucumana.
En Mendoza, donde Francisco "Paco" Pérez es uno de los más fervientes aliados del sciolismo, Randazzo postula al ministro de Transporte provincial, Diego Martínez Palau. Le armó un acto a Fernando Espinoza en La Matanza, otro de los que impulsan un acuerdo con Scioli, para apoyar al diputado Carlos Gdansky y tiene planificado para fin de este mes ir a Río Negro, donde manda Miguel Pichetto, que ya expresó su favoritismo por el gobernador de Buenos Aires. Otra escala de enero será en Misiones, con Maurice Closs, que también coqueteó con el sciolismo.
Ayer Capitanich volvió a marcar su distancia con Scioli y citó a Joan Manuel Serrat. "Entre esos tipos y yo hay algo personal", sostuvo. "Me parece que es necesario poner en claro las reglas de juego y quién es quién y con qué intereses y roles juegan", agregó, para reforzar la idea que había lanzado el día anterior cuando le reclamó que definiera de qué lado está.
La única voz más suave fue la del presidente de Aerolíneas Argentinas, Mariano Recalde, integrante de la mesa de conducción de La Cámpora, que ensayó una suerte de perdón público. "Forma parte de la forma de ser de Scioli, no es la primera vez que va a Clarín. No es lo que a mí me gusta, no es lo que más me gusta de Daniel, pero hay que aceptar las diferencias", resaltó.
Las últimas encuestas que llegaron a la Casa Rosada explican, de algún modo, la reacción oficial: reflejan que un 38 por ciento del electorado votaría por la opción que elija Cristina.
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