Jorge Bosco deja la Liga Marplatense después de 22 años de presidente y 30 de dirigente. Igual seguirá ligado al fútbol y como importante hombre de consulta en AFA.
Hoy en Mar del Plata cerca de 10.000 pibes participan, organizadamente, de una de la Ligas más grandes de fútbol infantil de América. Y lo más importante es que gran parte de esos chicos son rescatados de la calle, en muchos casos de condiciones de vida precarias, de la gran periferia de la ciudad.
Miles de esos pibes tienen sus únicos dos o tres baños con agua caliente gracias a entrenar y jugar al fútbol en 15 nuevas villas de la ciudad a instancias de la Liga. Y muchos de ellos son los mejores, son los que mañana tendrán un futuro.
Si el precio que hubo que pagar por esos pibes fue la dolorosa venta del viejo y querido estadio San Martín, bien pagado estuvo, al cabo. Pese a que nunca la terminamos de digerir.
Pero además hoy esos chicos tienen en el horizonte la posibilidad de quedarse y crecer en su ámbito si hacen bien las cosas los clubes que representan a la ciudad a nivel nacional, que son más y más encumbrados, gracias también,-no se podrá negar-, al influjo y las influencias de Jorge Bosco en la AFA.
Bosco quedará también como el presidente que habrá dejado un orden administrativo, una Liga equipada "de última generación" y el que terminó con las interminables discusiones del Concejo Directivo porque "ahora solo trabajan las comisiones y subcomisiones".
Ese orden administrativo y financiero, la inexistencia de problemas económicos, le da a los clubes la inédita tranquilidad de, incluso, no tener que afrontar en soledad, por ejemplo, juicios que otrora hipotecaban su destino.
La Liga Marplatense, además, es la única que cobra un canon anual permanente por el fútbol de verano, y que pese a las diferencias y "tormentas" pudo mantener una importante cantidad de partidos que le reportan a los clubes un dinero extra para todo el año.
Jorge Bosco, sin dudas, más allá de críticas que pueda recibir desde algunos sectores por su conducción muy personalizada, encabezó un inédito tiempo de cambios en la Liga Marplatense de Fútbol. Tan inédito tiempo de cambios que ahora Bosco se va por la puerta grande, por decisión propia, cambiando los mandatos de dos a cuatro años pero sin aprovecharlo él, y dejando en su lugar a un continuador de su línea, quien además es su amigo, Jorge Roberto Fernández, quien es elegido por unanimidad, con menos contras que nunca.
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