El ministro de Defensa recibió a solas, por 45 minutos, al almirante Craig Faller, brazo político-militar del Pentágono para la región. Fondef, donaciones y un pin de Malvinas con un mensaje particular.
En su regreso a Washington, el jefe del Comando Sur, el almirante Craig Faller, se lleva consigo una impresión de lo que el gobierno de Alberto Fernández aspira a concretar con su industria de la Defensa junto con un pin alegórico a la vigilia que inició la Argentina el pasado 2 de abril y hasta la misma fecha de 2022, cuando se cumplan 40 años de la Guerra de Malvinas. También, un cuestionamiento explícito al crónico y persistente veto que Londres impone, desde aquel conflicto, cada vez que el país intenta equiparse militarmente con algún artefacto, vehículo o insumo cuyos componentes se fabrican en suelo británico.
Faller es el brazo militar y político con el que el Pentágono articula con la región. Un almirante forjado al calor de batallas como la de Afganistán pero que conoce los pasillos de Washington de primera mano. Desde su base de operaciones en Miami, en donde se asienta el Comando Sur, proyecta su figura sobre Latinoamérica —atlántica y pacífica– con excepción de México y algunas islas del Caribe. Faller no vino solo: trajo consigo US$3,5 millones en donaciones que repartió entre Buenos Aires y Tierra del Fuego, a modo de hospitales de campaña e insumos médicos para enfrentar la pandemia. Soft power castrense.
Rossi le encomendó al almirante Faller que guarde el pin que conmemora la vigilia por los 40 años de Malvinas no solo "en su corazón" pero también "en su cabeza"
Además del acto protocolar en el Apostadero Naval, al que se sumó la titular de Salud, Carla Vizzotti, Faller tuvo una reunión a puertas cerradas con el ministro de Defensa, Agustín Rossi, de unos 45 minutos. Y luego sumaron al diálogo, ya en el Salón San Martín del Edificio Libertador, al gabinete político de la cartera así como a la cúpula de las tres fuerzas armadas y el jefe del Estado Mayor Conjunto, el general Juan Martín Paleo. Allí fue que Rossi le encomendó al estadounidense que guarde el pin conmemorativo de Malvinas en su corazón pero también "en la cabeza".
Estados Unidos es el primer aliado atlántico del Reino Unido, sin importar que pertenezca o ya no a Europa. De ahí que, en el intercambio con quien hoy representa un canal político desde la Defensa norteamericana, Rossi le remarcó el perjuicio que significa todavía el veto británico a los planes argentinos de equipar sus fuerzas, a cuatro décadas de la guerra. También le comentó que no hay país como Argentina o Chile con una proyección directa sobre la Antártida.
Como ejemplo de las dificultades que ocasiona la negativa británica, citó las frustradas negociaciones para adquirir los aviones coreanos FA50 cuando su proveedora, la firma Korean Aerospace Industries (KAI), notificó al Gobierno que Londres había interpuesto su veto como proveedor de insumos para su fabricación. En Bueno Aires tomaron conocimiento por una carta de la compañía y debieron cancelar la orden. Algo parecido sucede con los cartuchos eyectores que requieren los aviones Super Étendard para volar: el repuesto original es británico y Argentina no consigue acceder a ellos.
Además de ser un socio geopolítico de Londres –con el que el gobierno argentino mantiene una relación de cooperación humanitaria en temas como el reconocimiento de los caídos en Malvinas– pero cíclica tensión política–, Estados Unidos es también un proveedor clave de insumos militares para uno y otro. En lo que respecta a la Argentina, concentra más del 50 por ciento del gasto nacional en equipamiento militar.
Asimismo, es de los pocos países en los que las tres armas se encuentran representadas a nivel de agregadurías en la embajada. Brasil y Chile también cuentan con tres agregados cada uno , a nivel militar, y China con dos. No obstante eso, si se añaden las dos Oficinas de Compra permanentes que operan en EE.UU., una de la Armada y otra de la Fuerza Aérea, el país de Biden es, sin dudas, el destino más desarrollado hoy en lo que atañe a la diplomacia militar argentina. De hecho, entre cursos de adiestramiento, formación y demás, el Ministerio de Defensa tiene en agenda 156 comisiones con Washington para los próximos meses, siempre que la pandemia lo permita.
Con tres agregados y dos oficinas permanentes de compras, de la Armada y la Fuerza Aérea, EE.UU. es el país más desarrollado para la diplomacia militar argentina
Rossi también hizo hincapié en el "hecho histórico" que representa la Ley del Fondo Nacional para la Defensa como una herramienta, y a la vez una estrategia, de desarrollo de la industria militar a través de emprendimientos asociativos con el exterior. Detrás de la pretendida transferencia tecnológica, lo que emerge es una vía para una mayor autonomía nacional, la proyección de la industria local y, por supuesto, la generación de empleos genuinos. Al respecto, el secretario de Asuntos Internacionales para la Defensa, Francisco Cafiero coincidió en lo relevante de las oportunidades de cooperación que se abren con este mecanismo y citó la modernización de los Hércules, en la Fábrica Argentina de Aviones, como un antecedente clave en lo que respecta al relacionamiento con EE.UU.
"Desde que comenzó la pandemia SOUTHCOM ha trabajado en estrecha colaboración con sus socios argentinos", dijo el almirante Faller, acompañado por la encargada de negocios de la misión diplomática en Argentina, MaryKay Carlson, entre otras autoridades norteamericanas. En el mismo sentido, continuó: "Juntos, hemos realizado 15 donaciones de asistencia humanitaria relacionadas con COVID para apoyar la respuesta de Argentina a esta crisis, entregando equipos de protección, suministros médicos y herramientas de monitoreo y detección".
El vínculo entre el Gobierno nacional y la administración de Joe Biden, en Estados Unidos, es uno en formación, que va cobrando volumen a medida que se tienden puentes de interlocución. Al punto neurálgico que encarna la embajada que comanda Jorge Argüello en Washington, como vanguardia del diálogo, se suman estos canales alternativos que asoman a medida que avanza la gestión Biden.
La visita de 48 horas del jefe del Comando Sur a Buenos Aires apunta en esa dirección. Como también lo hace la llegada el martes próximo de Juan González, quizás el asesor más estrecho del propio presidente estadounidense en lo que atañe a asuntos latinoamericanos y que hoy forma parte del Consejo de Seguridad Nacional .
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