Los diputados del Frente Patria Grande, que habían amenazado con romper el Frente de Todos, salieron de forma coordinada a pedirle respuestas al ministro de Economía. En el Senado buscan reflotar un proyecto de Juliana Di Tullio.
Por: Sebastián Aulicino.
En medio de las presiones de los gremios por la reapertura de paritarias y Ganancias, las advertencias de La Cámpora sobre la inflación y las tensiones internas por los recortes en el Presupuesto 2023, Sergio Massa ve reabrirse un foco de conflicto. El kirchnerismo duro y el sector que responde a Juan Grabois -que en el pasado amenazó con quebrar el Frente de Todos- volvió a la carga con el reclamo de un bono para indigentes, sobre el que el ministro de Economía prometió dar detalles esta semana.
El Frente Patria Grande -una suerte de ala “política” del MTE que conduce Grabois- tiene tres diputados nacionales, Natalia Zaracho, Federico Fagioli e Itaí Hagman. En las últimas horas, salieron en simultáneo con un mensaje casi idéntico a través de Twitter: “Con el programa del dólar soja se recaudó más de lo esperado. Ahora es tiempo de cumplir con las y los de abajo: un refuerzo de ingresos para quienes están por debajo de la línea de la indigencia. El hambre no puede esperar más”.
A principios de septiembre, cuando Sergio Massa promediaba su primer mes como ministro, el espacio que conduce Juan Grabois anticipó que rompería con el bloque del Frente de Todos en Diputados. Finalmente, días más tarde, Economía prometió que daría un bono con parte de lo que se recaudara con el Dólar Soja, y el quiebre quedó en stand by. En el medio, también se produjo el atentado contra Cristina Kirchner, que obligó al oficialismo a mostrar unidad.
“Nos dicen que el bono va a salir, no se sabe si esta semana o la que viene, que están terminando de ultimar los detalles. Pero pasan los días y no hay ningún anuncio y quisimos plantearlo públicamente. No nos abrimos del bloque porque lo prometieron. Necesitamos que se cumpla el compromiso que asumieron con nosotros y con todos”, dijo a TN Itaí Hagman.
El viernes pasado, Massa encabezó una conferencia de prensa para comunicar los resultados del “Dólar Soja” y aseguró que se registraron exportaciones por US$8123 millones, de los cuales US$7646 millones ya fueron liquidados. Días antes, el Indec había informado que la Indigencia creció en el último semestre a 8,8%, un dato sobre el que se pronunció Cristina Kirchner en Twitter, con un mensaje y reclamo público para el titular de Hacienda.
Durante la conferencia, el ministro fue consultado por el bono. “La semana que viene vamos a trabajar con las distintas áreas de Gobierno responsables de políticas enfocadas en los grupos vulnerables, la Anses y el Ministerio de Desarrollo para ver cuáles son los mejores mecanismos para asistir de la manera más rápida. Mientras tanto, lo mejor es no generar expectativas ni especular con medidas que requieren de la articulación de todos los sectores del Gobierno”, dijo.
Hasta este miércoles no llegó el anuncio. En el Ministerio de Economía advertían, de hecho, que no hubo avances en los últimos días. Aun no estaba confirmado oficialmente ni el formato, ni el monto, ni la implementación, ni el universo de alcance.
En principio, rondaría los $50.000, a pagar en tres cuotas (octubre, noviembre y diciembre) y estaría destinado a unas 2 millones de personas.
Al menos eso es lo que piden, de mínima, en el sector de Grabois, dirigente con llegada directa a Cristina Kirchner. Va en línea con lo que establece el proyecto presentado por la senadora Juliana Di Tullio (de las más cercanas a la Vicepresidenta) para crear un “ingreso complementario para erradicar la indigencia”: es decir, el monto para cubrir, cada mes, una Canasta Básica Alimentaria por adulto.
El kirchnerismo busca reactivar el proyecto que establece un ingreso para indigentes
El kirchnerismo ya anticipa que no abandonó la iniciativa de Di Tullio y planea reflotarla para que comience a funcionar el año que viene. No ya un bono, sino un ingreso más “permanente”, o al menos para todo el 2023, para aquellas personas que no estén alcanzadas por otros planes sociales o programas de asistencia.
“El bono es lo que acordaron con nosotros para que no sigamos escalando en la pelea. No es lo que pedíamos, aunque tras semanas de discusión arribamos a ese acuerdo. Pero el refuerzo era hasta diciembre mientras seguimos trabajando la propuesta de Di Tullio”, señalaron cerca de Juan Grabois.
En ambas cámaras parlamentarias sería un desafío. El oficialismo del Senado podría conseguir mayoría para avanzar, pero con verdadero esfuerzo. En Diputados, en cambio, es aun más complejo, no solo por discusiones con la oposición, sino por diferencias dentro del Frente de Todos, mientras Sergio Massa promete -en línea con el acuerdo con el FMI- ajustar el déficit fiscal.
“El compromiso era que se hacía el bono en tres meses y se discutía la ley. Lo tiene que mover el Senado, la última vez que hablamos dijeron que lo iban a mover. Hay voluntad. Si no se toca la meta fiscal, no debería haber problema. Es verdad que va a ser una discusión más complicada cómo se pueda financiar, pero habrá que ver reordenamiento de partidas, cuánto mejora la recaudación... en el Presupuesto 2023 se está subestimado el crecimiento de la recaudación”, señala otro diputado del Frente Patria Grande.
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