La joven fue la máxima autoridad y recibió el voto de su padre. Ella destacó la "buena onda" de todos, desde sus compañeros de mesa hasta los gendarmes. "Enciendo una buena señal para la democracia", dijo Vennera Darwiche.
El momento más emotivo del día ocurrió sin embargo cuando le tocó el turno de votar al padre de Lucía, que lo hizo en la misma escuela, la Nº 69, en la misma mesa que presidía su hija. "Es un orgullo, desde luego. Pero, sobre todo, es un derecho. Yo celebro que se haya ampliado el voto a los chicos, porque les da posibilidades de ejercer su derecho a chicos como mi hija, que están preparados, saben de política y se la toman muy en serio", contó Horacio Vennara, que trabaja en PAMI, y tiene una vasta tradición en el justicialismo. Y, como para que no queden dudas de estas palabras, el otro hijo de Horacio, Juan, de 14, que también estaba allí, y le traía gaseosas y comida a su hermana mayor, dijo: "Discuten todas las cenas, mi hermana y mi papá: sobre todas las cuestiones políticas que te puedas imaginar." El padre agregó: "Quiero decir una cosa que me parce importante. Yo pertenezco a una generación que luchó contra la democracia. Que la combatió. Ver a mi hija tan chica que está construyendo desde su lugar esta democracia argentina, es un honor, y un privilegio." «
El suplente
esperanza
"Esto da esperanza, no todo es condenable en los chicos, como los medios insisten en hacer creer", dijo la autoridad de mesa suplente, el ingeniero Carlos Vázquez.
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