Por Ricardo Roa
Alguien tendrá que explicar pronto qué pito va a a tocar Capitanich, ahora que Aníbal Fernández se presentó en “un rol de comunicador, que es lo que he hecho toda mi vida”.
Fue designado secretario general de la Presidencia, que con Oscar Parrilli fue lo más parecido a un intendente de la Casa Rosada. Había arrancado con una ambición muy diferente: coordinar la relación con los movimientos sociales.
Pero Aníbal dice que Cristina lo pone para otra cosa: “Lo que la Presidenta ha buscado es que yo siga comunicando. Que lo que hacía desde afuera del Gobierno, desde el Senado, hoy lo ejerza directamente desde la Casa de Gobierno”.
Una de dos: de ahora en más Cristina tendrá dos comunicadores o la voz monocorde de Capitanich se llamará a silencio. En principio, la mañana de ayer fue una mañana diferente: sólo habló Aníbal. Lo hizo por tres radios.
Aunque pocos lo registran, el Gobierno tiene un vocero oficial que no existe salvo para leer comunicados. Alfredo Scoccimarro aparece cuando nadie lo espera para anunciar cambios en el Gabinete o cuando todos esperan un parte sobre la salud de la Presidenta.
Fernández recién jura hoy, pero ya adelantó que no será el mismo. Dice que se viene un Aníbal “menos peleador”. No demasiado. Dijo: “Ahora tengo una formación un poquito más aplomada, que me permite mirar las cosas con un poquito más de paz y menos confrontación. Eso lo pienso aplicar en la gestión”. Salvando las distancias, casi casi como Perón en el 74: “Soy un general pacifista, algo así como un león hervíboro”. Mejor no recordar lo que pasó después.
En la política, Aníbal ha corrido más bien por la derecha. Pero dice que Cristina ve en él “un wing izquierdo habilidoso” y que si lo “querían poner de marcador de punta por derecha, iba a hacer las cosas mal”. Lo que no se sabe es en qué puesto jugará ahora Capitanich. Sí se sabe que de habilidoso tiene poco y nada.
Puesto de otro modo: ¿a qué jugará Cristina? ¿Pondrá dos hombres para la misma tarea? Sobra decir que la primera y última palabra la tendrá ella, que anunció que hablará dos veces por cadena: una en directo y otra en diferido. Tiembla el rating.
Alguien también tendrá que explicar pronto si los cambios en la ex SIDE incluyen a Jaime Stiusso, intocable desde hace 36 años en la casa de los espías. No pudieron echarlo Alfonsín, Menem, De la Rúa, Duhalde y los Kirchner. Béliz lo denunció públicamente con foto y todo, y quien tuvo que irse del gobierno de Kirchner fue él. Contra eso no valen nada Aníbal, Parrilli y Capitanich.
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