Apuró el montaje de la feria, que la Presidenta no pudo abrir ayer
LUANDA, Angola.- En el primer día de Cristina Kirchner en este país, el gran protagonista fue Guillermo Moreno. Mientras que la Presidenta se refugió en el piso 19 del hotel Epic Sana, el funcionario activó a la tropa de 300 empresarios para que montaran en tiempo récord la exposición de productos argentinos que se inaugurará hoy, un día después de lo previsto.
Moreno aterrizó en plena madrugada y, sin dormir, les pidió a los hombres de negocios ir a preparar la muestra. Arrastrando el cansancio, los empresarios se subieron a diez ómnibus rumbo a la Feria Internacional de Luanda (FIL). La orden era dejar todo listo para la visita que hará la Presidenta hoy. No había más margen.
Algún remolón cayó vencido por el sueño y fue después de un descanso necesario tras las ocho horas y medias de viaje en el Jumbo 747 de Aerolíneas Argentinas . Eso sí, al caer la tarde el secretario de Comercio Interior supervisó uno por uno los stands del predio de la FIL.
Moreno puso cara de piedra cuando los cronistas de LA NACION y Clarín lo consultaron sobre la exposición. Respondió con evasivas y silencios. Diferente fue cuando un minuto después lo entrevistó la agencia de noticias estatal Télam. Conversó distendido y sonriente.
Moreno logró que el empresario Carlos Spadone, que supo ser un ícono del menemismo, se convirtiera en uno de los referentes de los hombres de negocios del kirchnerismo. Spadone defendió ayer a capa y espada la aventura angoleña mientras montaba su stand de vinos, elaborados en la recóndita Anillaco. Lo ayudaban tres jóvenes angoleños que le cobraban "carísimo" por trasladar la mercadería de un contenedor, que estaba a 15 metros, al puesto de exhibición. Todos sudaban a mares porque el aire acondicionado del pabellón no funcionaba.
El cotillón
Spadone fue uno de los pocos empresarios que viajó en business del Jumbo. Además, es el único que se alojó en el hotel de la Presidenta. Ni siquiera Moreno tuvo esos privilegios. En el avión, el funcionario se sentó en la fila 59, casi al fondo, rodeado de gente que le celebraba los chistes. Repartió globos con la leyenda "Clarín miente" y bijouterie kirchnerista, como prendedores con las iniciales "CFK" con la iconografía de YPF. A diferencia de la visita de hace dos meses, no se paró para decirles a los empresarios que el dólar cerrará el año en 5 pesos.
Durante el vuelo, anunció, además, la puesta en marcha de la Cámara Argentina de Exportadores y mencionó los destinos de las futuras aventuras comerciales que imagina: Azerbaiján y Vietnam.
El empresariado que vino aquí lucía fascinado ayer por los modos y los arrebatos de Moreno. Hasta cayó conquistado Martín De Narváez, hijo de Francisco, el diputado nacional de la oposición. Martín preside la firma entrerriana de cítricos Ayuí, que envió a un representante a la misión oficial por Angola.
La feria de productos también será un ámbito para rendirle culto al kirchnerismo.
La Unión Obrera Metalúrgica (UOM) y el sindicato de mecánicos reservaron sus stands a pesar de que sus referentes, Antonio Caló y Ricardo Pignanelli, no están aquí. ¿Qué exhibirán? No se sabe.
La firma Dufour, por ejemplo, colgó un póster con los rostros de Cristina Kirchner y del presidente angoleño, José Eduardo Dos Santos , y una leyenda que decía: "Dos pueblos unidos". Otras empresas también decoraron sus puestos con fotos de la jefa del Estado.
Pero no todos los hombres de negocios fueron genuflexos. Desde el anonimato, algunos protestaron por la improvisación y por la falta de elementos para montar en condiciones la feria. Un chaqueño aprovechó el viaje como estrategia para acercarle a Cristina Kirchner una queja. Si lo logra, le pedirá que interceda para impedir "la expropiación" de la ex industria textil Abraham por parte del gobierno del Chaco. El gobernador Jorge Capitanich tiene intenciones de construir allí la nueva Legislatura provincial.
La Presidenta visitará hoy la feria argentina, tras su bilateral con Dos Santos, y luego agasajará con una cena a los empresarios en el mismo predio. Desde allí, irá al aeropuerto para regresar a la Argentina.
Los angoleños se asombrarán con los productos criollos. Observarán autos, máquinas agrícolas y el variado ganado en pie que Moreno hizo traer en un buque desde Buenos Aires. Podrán degustar carne argentina y otras delicias. También habrá un stand de moda, con indumentaria y calzado. Hasta se venderá alimentos para perros, a pesar que en este país el canino parece un animal en extinción..
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